39 Poemas cristianos 

AL OÍDO DEL CRISTO (II)

Aman la elegancia de gesto y color.
y en la crispadura tuya del madero,
era tu sudar sangre, tu último temblor
y el resplandor cárdeno del Calvario entero,

les parece que hay exageración.
y plebeyo gusta; el que Tú lloraras
y tuvieras sed y tribulación,
no cuaja en sus ojos dos lágrimas claras.

Tienen ojo opaco de infecunda yesca,
sin virtud de llanto, que limpia y refresca;
tienen una boca de suelto botón

mojada en lascivia, ni firme ni roja,
¡y como de fines de otoño, así, floja
e impura, la poma de su corazón!

Autor del poema: Gabriela Mistral

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AL OÍDO DEL CRISTO (III)

¡Oh Cristo! un dolor les vuelva a hacer viva
l´alma que les diste y que se ha dormido,
que se la devuelva honda y sensitiva,
cara de amargura, pasión y alarido.

¡Garfios, hierros, zarpas, que sus carnes hiendan
tal como se hienden quemadas gavillas;
llamas que a su gajo caduco se prendan
llamas de suplicio: argollas, cuchillas!

¡Llanto, llanto de calientes raudales
renueve dos ojos de turbios cristales
y les vuelva el viejo fuego del mirar!

¡Retóñalos desde las entrañas, Cristo!
Si ya es imposible, si tú bien lo has visto,
si son paja de eras... ¡desciende a aventar!

Autor del poema: Gabriela Mistral

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CRISTO LEGISLADOR

Cristo, legislador, no escribió nada;
ni papiro dejó ni un pergamino:
quedó tras Él su espíritu divino,
su fe con su memoria inmaculada.

Cristo, rey, no empuñó cetro ni espada;
en el polvo sembró de su camino
de su fe la semilla; a su destino
dejándola y al tiempo encomendada.

Germen de amor, de paz, de fe y cariño,
culto del alma, religión interna,
de fausto exenta y de mundano aliño,

la propagó el amor, la amistad tierna,
la fe del pobre, la mujer y el niño:
y por eso es veraz, única, eterna.

Autor del poema: José Zorrilla

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AQUELLA HORA DE MEDIANOCHE

La Madre Virgen se arrodilla sobre el piso
Y tiene a su bebé en el brazo,
El corazón está más contento que los labios pueden decir,
Para mantener a su bebé nacido nuevo cómodo y tibio,
Un bebé más dulce y justo y estimado
Que cualquiera subió brote en el sol brillante,
De quiénes ojos pequeños miran directamente en su propio,
Oh, bendijo a criada, hijo de Dios es también tuyo.
Tras la medianoche santa, cuando Él vino a la tierra:
Cuando vierte un rayo del sol por un vidrio límpido,
No partida ninguna marca sobre su cara;
Una gota de rocío sobre el césped verde fresco,
Una estrella pequeña que cayó sobre su regazo,
Un bebé que arrulla, eso busca el seno virgen.
Las esperanzas de todo el mundo de pecado-maldijo
Sobre estes párpados de bebé descansa.
Y desde entonces la hora de medianoche es santa,
Y millón de corazones humanos se bate
A la admiración y el amor para Él que vino,
Para salvar el mundo, propia Palabra encarnada de Dios.
El entró la oscuridad, quien era La Luz,
Su divinidad brilló de ojos claros de niño cianótico,
La maldición de la tierra primer pecado se levantó entonces,
Esa hora de la medianoche volvió a abrir el paraíso

Autor del poema: Anónimo

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EL NACIMIENTO DEL SEÑOR JESÚS

De una Virgen hermosa
Celos tiene el sol,
Porque vio en sus brazos
Otro Sol mayor.
Cuando del oriente
Salió el sol dorado,
Y otro Sol helado
Miró tan ardiente,
Quitó de la frente
la corona bella,
Y a los pies de la Estrella
Su lumbre adoró,
Porque vio en sus brazos
Otro Sol mayor.

«Hermosa María,
Dice el sol, vencido,
De vos, ha nacido
El Sol que podía
Dar al mundo el día
Que ha deseado».
Esto dijo, humillado,
A María el sol,
Porque vio en sus brazos
Otro Sol mayor.

Autor del poema: Lope de Vega

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Perdón

Enviado por gabl  Seguir

(Prosa)

Yo te perdono,
sin preguntar por qué,
simplemente, te perdoné
desde la inmensidad del alma.

gbl
13/02/2017
Derechos Reservados de Autor
(Editado)

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Humildad

Enviado por yasmany  Seguir

Cuando quieras llegar a donde mora
el magnánimo Dios, no hagas hazañas,
pues no estarás más alto en las montañas
ni en el pico de cima retadora,
no imites a la planta trepadora
ni sueñes con modernos aeroplanos,
si quieres conquistar sitios arcanos
por ver quién engendró las maravillas,
dobla con mansedumbre tus rodillas
y tocarás el cielo con las manos.

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EL REGALO DE DIOS

Allí había visto un resplandor
Resplandiendo una noche
Cerca del María inaugural pequeño
En azul y blanco.
"Los lirios no son más blancos,
Rosas tampoco más rojas,
Que el Niño, ella canta para dormir,"
Un ángel dijo.
Así que los pastores se aventuraron
Aunque el frío blanco,
Y sus ojos percibieron al Niño,
Una hora vieja.
Largo ellos miraron y preguntaron,
Difícil en la admiración,
En la perfección suprema
Dentro de su paja.
¡"Diamantes son pero juegan!
¡"Los rubíes no gema!"
Lloró los corazones que esclavizaron por la miseria
Belén cercano.
Así que era para siempre,
Después de la noche
Cuándo el María inaugural pequeño
Llevó azul y blanco.

Autor del poema: Anónimo

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EN MI AUSENCIA SIENTO SU PRESENCIA...

Enviado por uvita  Seguir

En mi ausencia siento su presencia, plegaria de mis dolores, de rodillas ante ti para pedir mis clamores, las nubes son blancas y el cielo cambia de colores, mi alma vaga en medio de los dolores, como quisiera liberarme de los pecados del hombre,soy tu hijo tu mi padre¡
He causado penas, males, y traiciones, me bendices a pesar de mis errores ¿ porqué me das tiempo? se que en tu presencia encuentro el fulgor de mis ilusiones.
pero el pecado del hombre me hace debilitarme mas en el mundo de los perdedores.
Al vació salto, al alma le miento, gozo de placeres, acostumbro a lo común pero estoy vació, siento que huelo a ataúd.
quizás allá no habrá tiempo.





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