121 Poemas de muerte 

NOCTURNO DE LA ALCOBA

La muerte toma siempre la forma de la alcoba
que nos contiene.

Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa,
se pliega en las cortinas en que anida la sombra,
es dura en el espejo y tensa y congelada,
profunda en las almohadas y, en las sábanas, blanca.

Los dos sabemos que la muerte toma
la forma de la alcoba, y que en la alcoba
es el espacio frío que levanta
entre los dos un muro, un cristal, un silencio.

Entonces sólo yo sé que la muerte
es el hueco que dejas en el lecho
cuando de pronto y sin razón alguna
te incorporas o te pones de pie.

Y es el ruido de hojas calcinadas
que hacen tus pies desnudos al hundirse en la alfombra.

Y es el sudor que moja nuestros muslos
que se abrazan y luchan y que, luego, se rinden.

Y es la frase que dejas caer, interrumpida.
Y la pregunta mía que no oyes,
que no comprendes o que no respondes.

Y el silencio que cae y te sepulta
cuando velo tu sueño y lo interrogo.

Y solo, sólo yo sé que la muerte
es tu palabra trunca, tus gemidos ajenos
y tus involuntarios movimientos oscuros
cuando en el sueño luchas con el ángel del sueño.

La muerte es todo esto y más que nos circunda,
y nos une y separa alternativamente,
que nos deja confusos, atónitos, suspensos,
con una herida que no mana sangre.

Entonces, sólo entonces, los dos solos, sabemos
que no el amor sino la oscura muerte
nos precipita a vernos cara a los ojos,
y a unirnos y a estrecharnos, más que solos y náufragos,
todavía más, y cada vez más, todavía.

Autor del poema: Xavier Villaurrutia

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PENSAMIENTO (2)

El dolor explota en mi alma
es bonito pensar
que la muerte acabará con todo.

Autor del poema: Abelardo Linares

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ÚLTIMAS PALABRAS

No quiero una caja sencilla, quiero un sarcófago
de atigradas rayas y un rostro pintado, redondo
como la luna, que mire, quiero
estar mirándolo cuando lleguen, escogiendo
entre minerales mudos, raíces. Véolos
ya: los pálidos, astralmente distantes rostros.
Ahora no son nada, no son siquiera criaturas.
Imagínolos huérfanos, como los primeros dioses,
de padre y madre, se preguntarán si tuve importancia
¡Debí haber preservado mis días, como frutos, en azúcar!
Mi espejo se empaña:
unos pocos hálitos, y no reflejará ya nada.
Las flores y los rostros blanqueantes cual sábanas.

No confío en el espíritu. Huye como vapor en mis sueños,
por la boca o los ojos. No puedo impedírselo.
Un día se irá para no volver. Así no son las cosas.
Permanecen, sus luces idóneas se calientan
en mis manos frecuentes. Ronronean casi.
Cuando se enfrían las suelas de mis pies, los ojos azules,
mi turquesa, me darán solaz. Déjame
mis cacharros de cobre, déjame los cacharros de afeites,
que florezcan en torno a mí como flores nocturnas, aromáticas.
Me envolverán en vendas, almacenarán mi corazón
bajo mis pies, bien envuelto.
Conoceréme a mí misma. Seré noche
y el relucir de tantas cosas será más dulce que el rostro de Istar.

Autor del poema: Sylvia Plath

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EL ASESINO

La muerte correcta está escrita.
Colmaré la necesidad.
Mi arco está tenso.
Mi arco está listo.
Soy la bala y el garfio.
Estoy armada y lista
Desde mi mira, lo tallo
como un escultor. Moldeo
su última mirada a todos.
Cambio sus ojos y su cráneo
constantemente de posición.
Conozco su sexo de macho
y lo recorro con mi dedo índice.
Su boca y su ano son uno.
Estoy en el centro de la sensación.
Un tren subterráneo
viaja a través de mi ballesta.
Tengo un cerrojo de sangre
y lo he hecho mío.
Con este hombre tomo en mis manos
su destino y con este revólver
tomo en mis manos el periódico y
con mi ardor tomaré posesión de él.
Se inclinará ante mí
y sus venas saldrán en desorden
como niños… Dame
su bandera y sus ojos.
Dame su duro caparazón y su labio.
Él es mi mal y mi manzana y
lo acompañaré a casa.

Autor del poema: Anne Sexton

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CANCIÓN DE DOMINGO

Es inútil escoger otro camino,
decidir entre esta palabra herida y el bostezo,
atravesar la puerta tras la cual te vas a perder
o seguir de largo como cualquier olvido.
Es inútil rociar raíces
que sean quimeras, árboles o cicatrices,
cambiar de papel y de escenario,
ser arco, cuerda, puta o sombra,
nombrar y no nombrar, decidirse por las estrellas.
Es inútil llevar prisa y adivinar
porque no hay tiempo para ver
o demorarse la vida entera
en conocer tu rostro en el espejo.
Los lirios, el cemento, esos ojos zarcos,
las nubes que pasan, el olor de un cuerpo,
la silla que recibe la luz oblicua de la tarde,
todo el aire que bebes, toda risa o domingo,
todo te lleva indiferente y fatal hacia tu muerte.

Autor del poema: María Mercedes Carranza

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Estoy listo

Enviado por melflox  Seguir

Pasa el tiempo la muerte se asoma
a mi ventana con su cara pálida, palpita mi corazón y me recorre un temor el cual no lo demuestro más aún así ya no tengo miedo acepte que mi tiempo a llegado me preparo, estoy listo, más a un así no puedo evitar el pensar paraíso o tales el averno
Abre echo una que otra cosa de la que me arrepiento pero bueno ya es tarde.
Estoy listo para devolver a mundo lo que siempre fue del mundo.

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He de desembarcar

Enviado por lufealfe  Seguir

En el mar puedo navegar y muchos misterios he de encontrar,
Cómo la sirena que mi atención ha logrado robar,
Mediante su canto mi curso ha de cambiar y hacia las rocas he de marchar,
para su belleza poder apreciar.

Mediante el trayecto su melodía me cautiva e hipnotiza, cada minuto su imagen me domina y al desembarcar mi corazón le he de entregar.

Ya que mi final ha de estar en el mar junto a ella por la eternidad.

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Los muertos

Enviado por mikkylafey  Seguir

El hombre puede trasladar
su espíritu a su experiencia
mejor que cualquiera,
Pero no todo espíritu
es digno de su humanidad,
Cono no todo humano
lo es de portar un espíritu,
Matan por placer,
matan por deshonor
Los espíritus pervertidos
usan luz para invocaciones tenebrosas
Perecerán, serán devorados
por la serpiente antigua
Por demonios, por Ammyt
Van directo a las profundidades
de las fauces del abismo
Para desollar inocentes vivos,
Destruyen, les da alegría matar
Humanos que matan porque pueden.

-Mikky Lafey.

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El más allá

Enviado por benji  Seguir

La vida es un solo devenir,
somos lo que creemos ser
cuerpo y alma unidos,
muerte como fin
inevitable designio,

Túnel que no es un túnel
con colores indefinidos,
destellos de luz
guían ese camino.

Nuestros errores
y aciertos, fluyen
como torbellinos,
espíritu de poca fe
ora al final del camino.

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EL ATARDECER

Es el atardecer cuando uno se aleja,
a la caída del sol.

Es entonces cuando se abandona todo.

El pensamiento recoge su tolda de tela de araña
y el corazón olvida el porqué de su angustia.
El caminante del desierto abandona su campamento,
que pronto desaparecerá bajo la arena,
y continúa su viaje en la quietud de la noche,
guiado por enigmáticas estrellas.

Autor del poema: Pär Lagerkvist

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Desde el 61 hasta el 70 de un total de 121 Poemas de muerte

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