16 Poemas bolivianos 

PROGRESO

Hubo un tiempo de amor contemplativo en que el saber,
muy poco positivo,
confundiendo la tierra con los cielos,
ensalzaba las vírgenes modelos.
Y en que inspirándoles horror profundo
la realidad prosaica de este mundo,
las muchachas de quince primaveras
se arrobaban en místicas quimeras.
Pero desde que el hombre sabio y fuerte,
compadecido de su incierta suerte,
discute con profundos pareceres
la educación moral de las mujeres;
Desde que ha definido su destino,
no señalándole más que un camino,
y ni virtud ni utilidad concilia
sin la maternidad en la familia;

Ya saben ellas desde muy temprano
que amar un ideal es sueño vano,
que su único negocio es buscar novio
y quedar solterona el peor oprobio.
Ninguna ha de quedar chasqueada
hoy día por elegir
-como antes sucedía-
que hoy ocupa el lugar de la inocencia
la prematura luz de la experiencia.
Hoy del amor, preciso es no hacer caso,
porque el amor es pobre y pide plazo,
y por salir cuanto antes del apuro
se acepta lo más próximo y seguro,
De modo que todo hombre hoy al casarse
podrá con la certeza consolarse de que
-a no serlo suya-
siempre fuera su adorada mitad de otro cualquiera.

Autor del poema: Adela Zamudio

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LAS KHANTUTAS

Regia flor escarlata
del Ande innata,
su tinte en que el sol brinca
consagra al Inca.
Toda doncella
de fiera sangre India
renace en ella!

Autor del poema: Franz Tamayo

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EL CISNE

Soy la flor que en su tallo se dobla,
porque sufre guardando en su seno.
de un gusano escondido el veneno,
que devora mi triste existir;
¡de un gusano escondido el veneno,
que devora mi triste existir!
Cuanta pena contiene un recuerdo
olvidando las penas se calma,
si el olvido es el sueño del alma,
pero mi alma no puede dormir…

¡si el olvido es el sueño del alma,
pero mi alma no puede dormir!

Confundido por onda tristeza
el dolor se retrata en mi frente,
cuan amarga es mi vida presente,
cuan amargo será el porvenir

¡cuan amarga es mi vida presente,
cuna amargo será el porvenir!

Soy el cisne que canta doliente
De mi muerte el momento esperando
Yo que siempre he vivido llorando
Quiero al menos cantado morir

¡yo que siempre he vivido llorando
Quiero al menos cantando morir!

Autor del poema: Adela Zamudio

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A UN SUICIDA

Como un eco perdido en el espacio,
como una estela en los profundos mares,
se ha borrado en el seno del olvido
la huella de tus íntimos pesares.

¡Digna posada te brindó reposo
tras jornada escabrosa y solitaria!
¡maldita está la tumba en que tus restos
duermen sin una flor ni una plegaria!

Ajena a tu dolor y a tu abandono
la multitud pasaba en su carrera
como pasan las aguas del torrente
junto a la flor que tiembla en la ribera.

El ser más infeliz halla en el mundo
de amor y de amistad sagrados lazos,
pero tú... ¡ni una lágrima piadosa
cayó sobre tu sien hecha pedazos !

¡Pobre loco! pensaste en tus quimeras
que, apagada la luz de tus pupilas,
te lanzabas al fondo del abismo
para dormir en lobreguez tranquila.

¿Dónde está el fondo de ese abismo, dónde?
¿quién el confín del infinito alcanza?
¡mentira! el alma sigue su destino
por la ruta inmortal de la esperanza.

Te sedujo la calma engañadoras
de ese lecho de hielo de la tumba
en que, del fatigado peregrino,
la envoltura de polvo se derrumba;

¡Cuántos pesares sin consuelo, cuántos,
con su peso mortal te han oprimido
hasta romperte el corazón y hacerte
prorrumpir en tan bárbaro estallido!

¿Dónde está Dios? ¿Responde al pensamiento
del alma que le implora dolorida
o es el hombre un gusano abandonado
que se arrastra en el fango de la vida?

¡ Silencio ! y prosigamos adelante
hasta encontrar una región propicia
en que se expliquen a la mente humana
los arcanos del bien y la justicia.

Insensible al secreto de tus penas,
el mundo inexorable, horrorizado,
sólo ha visto en tu frente la negrura
de esa marca feroz del renegado ;

Y todo aquel que lleve siemprevivas
a la mansión de paz de un ser querido,
sólo verá crecer en tu sepulcro
la zarza maldecida del olvido.

Y nunca, nunca, en las solemnes horas,
del aura triste en el errante vuelo,
se exhalará un suspiro silencioso
que vaya en pos de tu memoria al cielo.

Pero el ser misterioso que sostiene
del dolor y la culpa la balanza,
tendrá piedad del mísero demente
que fue ciego a la luz de la esperanza.

En nombre del Poder irresistible
que abruma de dolores nuestra vida,
¡ doblo ante Dios con humildad la frente
y elevo una oración por el suicida !

Autor del poema: Adela Zamudio

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EL SCHERZO MATINAL (FRAGMENTO)

Nadie ha visto el milagro
Del primer día,
Cuando en el sutil agro
Amanecia!
Ojos huraños!
Esta aurora es la misma
que hace mil años!

Autor del poema: Franz Tamayo

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HABLA OLIMPO

Yo fui el orgullo como se es la cumbre,
Y fue mi juventud el mar que canta.
No surge el astro ya sobre la cumbre?
Por qué soy como un mar que ya no canto?
No rías, Mevio, de mirar la cumbre
ni escupas sobre el mar que ya no canta.
Si el rayo fue, no en vano fui la cumbre,
Y mi silencio es más que el mar que canta.

Autor del poema: Franz Tamayo

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AMANECER

Mundo carnal, la primavera,
resina en los dedos, pegajosos
después de abrazar el árbol de palma y
la corteza pegada,
su opresión débil que despierta
con un toque de rojo y los ojos
velado por la tristeza, la prohibición
se puede descubrir el centro
del corazón.
¿Cuál fue mi voluntad
pero subir a los árboles,
llegar a la cima
y ver las estrellas por la noche
brillando en silencio?

Se despertó en el mundo, ahora amanece
y sin su voluntad se queda atónito,
la pereza infinita, la soledad
de nuestro manantial infinito
alegría que exhala esta amenaza,
esta melancolía.

Autor del poema: Adela Zamudio

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¿QUO VADIS?

Sola, en el ancho páramo del mundo,
Sola con mi dolor,
En su confín, con estupor profundo
Miro alzarse un celeste resplandor:

Es Él! Aparición deslumbradora
De blanca y dulce faz,
Que avanza, con la diestra protectora
En actitud de bendición y paz.

Inclino ante El mi rostro dolorido
Temblando de ternura y de temor,
Y exclamo con acento conmovido:
- A dónde vas, Señor?

- La Roma en que tus mártires supieron
En horribles suplicios perecer
Es hoy lo que Los césares quisieron:
Emporio de elegancia y de placer.

Allí está Pedro. El pescador que un día
Predicó la pobreza y la humildad,
Cubierto de lujosa pedrería
Ostenta su poder y majestad.

Feroz imitador de Los paganos,
El Santo Inquisidor

Ha quemado en tu nombre a sus hermanos…
Adónde vas, Señor?

Allá en tus templos donde el culto impera
Qué hay en el fondo? O lucro o vanidad.
Cuán pocos son los que con fe sincera
Te adoran en espíritu y verdad!

El mundo con tu sangre redimido,
Veinte siglos después de tu pasión,
Es hay más infeliz, más pervertido,
Más pagano que en el tiempo de Nerón.

Ante el altar de la Deidad impura,
Huérfana de ideal, la juventud
Contra el amor del alma se conjure
Proclamando el placer como virtud.

Las antiguas barbaries que subsisten,
Sólo cambian de nombre con la edad;
La esclavitud y aun el tormento existen
Y es mentira grosera la igualdad.

Siempre en la lucha oprimidos y opresores!
De un lado, la fortuna y el poder,
Del otro, la miseria y sus horrores;
Y todo iniquidad… Hoy como ayer.

Hoy como ayer, Los pueblos de la tierra
Se arman para el asalto y la traición,
Y alza triunfante el monstruo de la guerra
Su bandera de espanto y confusión.

Ciega, fatal, la humanidad se abisma
En Los antros del vicio y del error.
Y duda, horrorizada de sí misma…
Adónde vas, Señor?

Autor del poema: Adela Zamudio

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SCHERZO DE PRIMAVERA (FRAGMENTO)

Hay una ciencia abstrusa
En toda forma
Que revela a la musa
La pauta y norma.
En líneas puras
Las ideas son célicas
Arquitecturas.

Autor del poema: Franz Tamayo

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EN EL CAMPO

¡ Qué noche ! El techo que escuda
mi solitario aposento
cruje al soplo que lo abate ;
y desde mi asiento, muda,
oigo del agua y el viento
el prolongado combate.

Mas, ya cesa ; lentamente
callan los lúgubres ecos
de la tempestad lejana.
Ya sólo se oye el torrente
que entre los pedrosos huecos
gime al pié de mi ventana.

Contra los vidrios, afuera,
presa en la peña musgosa
que forma rústico banco,
la débil enredadera
tiembla empapada y llorosa
sobre el oscuro barranco.

En la fragosa quebrada
murmullos hondos, sombríos,
van ya cediendo en violencia,
y la lluvia sosegada
se escurre por los bajíos
con monótona cadencia.

Yo sola en pie permanezco ;
yo sola en toda la casa,
que la oscuridad rodea;
a intervalos me estremezco
al ver vacilar la escasa
luz que junto a mí flamea.

Nervioso desasosiego
turba con terrores varios,
vagamente mis sentidos,
y en el lúgubre sosiego
pienso que escucho lejanos
pavorosos alaridos

¿Qué dice el viento en su vuelo
trayéndome del pasado
el eco desvanecido?...

— ¡ Morir ! !oh, triste consuelo !
¡morir sin haber amado,
morir sin haber vivido !

Negro espectro de la nada
que te alzas en los rincones
y llegas pausado y ledo,
sombra doliente y callada
de mis mustias ilusiones
no vengas, que tengo miedo...

Mañana, cuando la aurora
con su luz brillante y pura
bañe la vega lozana,
llena de horror, como ahora
me oprimirá la negrura
de mi noche sin mañana.

Autor del poema: Adela Zamudio

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