18 Poemas para niños 

EL REINO DEL REVÉS

Me dijeron que en el Reino del Revés
Nada el pájaro y vuela el pez
Que los gatos no hacen miau y dicen yes
Porque estudian mucho inglés

Vamos a ver como es
El Reino del Revés
Vamos a ver como es
El Reino del Revés

Me dijeron que en el reino del revés
Nadie baila con los pies
Que un ladrón es vigilante y otro es juez
Y que dos y dos son tres

Vamos a ver como es
El Reino del Revés
Vamos a ver como es
El Reino del Revés

Me dijeron que en el reino del revés
Cabe un oso en una nuez
Que usan barbas y bigotes los bebés
Y que un año dura un mes

Vamos a ver como es
El Reino del Revés
Vamos a ver como es
El Reino del Revés

Me dijeron que en el reino del revés
Hay un perro pekinés
Que se cae para arriba y una vez
No pudo bajar después

Vamos a ver como es
El Reino del Revés
Vamos a ver como es
El Reino del Revés

Me dijeron que en el reino del revés
Un señor llamado Andrés
Tiene 1.530 chimpancés
Que si miras no los ves

Vamos a ver como es
El Reino del Revés
Vamos a ver como es
El Reino del Revés

Me dijeron que en el reino del revés
Una araña y un ciempiés
Van montados al palacio del Marqués
En caballos de ajedrez

Vamos a ver como es
El Reino del Revés
Vamos a ver como es
El Reino del Revés

Autor del poema: María Elena Walsh

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MI ABUELO COMPRÓ UNA BARCA

Mi abuelo compró una barca
de madera de ciruelo.
La echamos en el estanque
donde se refugia el cielo.

La barca no tiene remos
ni velas, ni marineros.
La empujan vientos de espuma,
Alegres titiriteros.

Las aguas surca la barca
de madera de ciruelo,
la barca llena de vida
que un día compró mi abuelo.

Autor del poema: Antonio García Teijeiro

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YO QUIERO REÍR

Yo quiero reír.
No quiero llorar.
Yo quiero sentir
el verde del mar.

El verde del mar
y el azul del cielo.
Yo quiero, yo quiero
tal vez navegar.

Sí, sí, navegar
arriba, en el cielo.
Tratar de volar
de espaldas al suelo.

Un pájaro, un pez,
yo quisiera ser
y poder cruzar
las nubes y el mar.

Autor del poema: Antonio García Teijeiro

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HAY UNA COMETA

Hay una cometa
que flota en el cielo,
muy lejos del suelo
ligera y coqueta.

Hay una cometa
que imita a una nube:
ya baja, ya sube,
jamás se está quieta.

Hay una cometa
de vivos reflejos:
parecen espejos
buscando una meta.

Hay una cometa,
serpiente de espuma,
que deja a la bruma
de sueños repleta.

Autor del poema: Antonio García Teijeiro

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EL TWIST DEL MONO LISO

¿Saben saben lo que hizo
el famoso Mono Liso?
A la orilla de una zanja
cazó viva una naranja.

¡Qué coraje, qué valor!
Aunque se olvidó el cuchillo
en el dulce de membrillo
la cazó con tenedor.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

A la hora de la cena
la naranja le dio pena,
fue tan bueno el Mono Liso
que de postre no la quiso.

El valiente cazador
ordenó a su comitiva
que se la guardaran viva
en el refrigerador.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

Mono Liso en la cocina
con una paciencia china
la domaba día a día,
la naranja no aprendía.

Mono Liso con rigor
al fin la empujó un poquito
y dio su primer pasito
la naranja sin error.

La naranja, Mono Liso,
la mostraba por el piso,
otras veces, de visita,
la llevaba en su jaulita.

Pero un día entró un ladrón,
se imaginan lo que hizo,
el valiente Mono Liso dijo:
“Ay, qué papelón”.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

A la corte del Rey Momo
fue a quejarse por el robo,
mentiroso, el rey promete
que la tiene el gran bonete.

Porque sí, con frenesí
de repente dice el mono:
“Allí está detrás del trono
la naranja que perdí”.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

Y la reina sin permiso
del valiente Mono Liso
escondió en una sopera
la naranja paseandera

Mono Liso la salvó
pero a fuerza de tapioca
la naranja estaba loca
y este cuento se acabó.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

Autor del poema: María Elena Walsh

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CANCIÓN PARA BAÑAR LA LUNA

Ya la Luna baja en camisón
a bañarse en un charquito con jabón.
Ya la Luna baja en tobogán
revoleando su sombrilla de azafrán.
Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la luna viene en palanquin
a robar un crisantemo del jardín
Ya la luna viene por allí
su kimono dice no, no y ella sí.
Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la luna baja muy feliz
a empolvarse con azucar la nariz
Ya la luna en puntas de pie
en una tacita china toma té
Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la luna vino y le dio tos
por comer con dos palitos el arroz
Ya la luna baja desde allá
y por el charquito-quito nadará
Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu

Autor del poema: María Elena Walsh

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PAREJAS

Cada abeja con su pareja.
Cada pato con su pata.

Cada loco con su tema.
Cada tomo con su tapa.

Cada tipo con su tipa.
Cada pito con su flauta.

Cada foco con su foca.
Cada plato con su taza.

Cada río con su ría.
Cada gato con su gata.

Cada lluvia con su nube.

Cada nube con su agua.
Cada niño con su niña.

Cada piñón con su piña.
Cada noche con su alba.

Autor del poema: Gloria Fuertes

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LA FLOR Y LA NUBE

Sobre una estéril pradera,
el diáfano azul del cielo
cruzaba en rápido vuelo
una nube pasajera.

Viola pasar una flor
que abrasada se moría,
y en su penosa agonía
le dijo así con amor:

"Yo te bendigo: la suerte
es conmigo generosa,
Dios te manda, nube hermosa,
a librarme de la muerte."

"Joven soy, morir no quiero;
en tus bondades confío;
una gota de rocío
por piedad, porque me muero."

Pero la nube orgullosa,
insensible caminando,
"No puedo, dijo pasando,
servir a tan noble rosa."

"Que si todos los pesares
de las flores mitigara,
pienso que no me bastara
con el agua de los mares."

La flor exhaló un suspiro
y la nube en el momento,
agitada por el viento
siguió su rápido giro.

Cruzó la selva sombría,
cruzó también la ribera;
pero siempre en donde quiera
la tristeza la seguía.

Sintió al pronto una profunda,
indefinible ansiedad,
y por fin tuvo piedad
de la rosa moribunda;

Y del punto en que se hallaba,
con rapidez se volvió,
y a la pradera llegó
cuando la tarde expiraba.

De la flor sobre la frente
tendió su ligero manto,
y regándola con llanto,
exclamaba dulcemente:

"Despierta, yo soy; despierta,
yo te traigo la alegría."
Mas la flor no respondía:
la infeliz estaba muerta.

Guardad tan triste lección
en el alma desde ahora:
niños, mostradle al que llora
una santa compasión.

Si el pobre a rogaros va,
no le miréis con desdén,
que es muy triste hacer el bien
cuando es inútil quizá.

Autor del poema: José Rosas Moreno

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A MARGARITA DEBAYLE

Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:


Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».

Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

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Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

Autor del poema: Rubén Darío

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RUEDA QUE IRÁS MUY LEJOS

Rueda que irás muy lejos.
Ala que irás muy alto.
Torre del día, niño.
Alborear del pájaro.
Niño: ala, rueda, torre.
Pie. Pluma. Espuma. Rayo.
Ser como nunca ser.
Nunca serás en tanto.

Eres mañana. Ven
con todo de la mano.
Eres todo mi ser que vuelve
hacia su ser más claro.
El universo eres
que guía esperanzado.

Pasión del movimiento,
la tierra es tu caballo.
Cabálgala. Domínala.
Y brotará en su casco
su piel de vida y muerte,
de sombra y luz, piafando.

Asciende. Rueda. Vuela,
creador del alba y mayo.
Galopa. Ven. Y colma
el fondo de mis brazos.

Autor del poema: Miguel Hernández

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