DORMIR 

¡Oh suave bálsamo de la callada medianoche!
Cierras con cuidadosos y benignos dedos
Nuestros ojos amigos de oscuridad, huídos de la luz,
Amparados en la sombra de un olvido divino;

¡Oh delicadísimo sueño!¡ Si así lo deseas, cierra
En medio de este pequeño himno mis obedientes ojos,
O espera al “Amén” para que tu adormidera arroje
En torno a mi lecho sus arrulladoras bondades.

Luego sálvame, o el día acabado resplandecerá
Sobre mi almohada, engendrando muchas aflicciones,-
Sálvame de la curiosa Consciencia, que aún impone

Su poder sobre la oscuridad, hurgando cual topo;
Gira diestramente la llave en las aceitadas cerraduras,
Y sella el silencioso cofre de mi Alma.

Autor del poema: John Keats

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