LA MUSA 

Yo la flauta de Pan en la espesura
de la selva encontré. Dónela al griego
cantor de Dafnis que, al ferviente ruego
de Virgilio, cedióla con premura.

La heredó Garcilaso y de su obscura
mansión Cheniér la arrebató; mas luego,
tinta en sangre, fué á hundirse en el sosiego
perdurable de horrenda sepultura.

¿Cómo pudiste tú, con fe serena,
arrancarla de allí? . . . Mas fuera agravio
hoy el almo trinar de Filomena.

Castiga al mundo decadente y sabio.
]Anda, pastor! devuélveme la, avena,
melificada por tu dulce labio.

Autor del poema: Manuel José Othón

55.56%

votos positivos

Votos totales: 9

Comparte:
Añade tus comentarios