13 Poemas catalanes
SEPARADO
La casa se abre a una acera
donde no me espera nadie.
Aquí sin ti. Un extraño.
Fue aquí donde me extravié.
Paseo sin mí, contigo.
Mi sombra es sólo un error,
viene de sitios más gélidos:
tu corazón y tus manos.
Es por lo que me marché.
La vida desconocida
yo la he vivido sin ti.
A tu lado.
UN CUENTO
No digas nada, Joana,
tan sólo escúchalo y no digas nada.
Íbamos caminando en la lluviosa
mañana por el pueblo adormecido,
entrábamos despacio
por una larga calle de adoquines
que no llevaba hacia ninguna parte.
Los niños nos llamaban con canciones
para acercamos al canal, que viésemos
su casa reflejándose en el agua.
Te gustaba, ¿recuerdas?,
ver a los niños. Al marchamos
quedaban sus caritas pegadas al cristal,
sus voces apagándose en el agua.
Llegamos tarde. Demasiado. Tanto
que siempre volveremos separados:
ese es el precio por haber podido
entrar dentro de un cuento.
Y qué suerte encontrarte ahora aquí,
de madrugada, convertida en patio:
esto quiere decir que todo el tiempo
estabas junto a mí en la oscuridad.
LA VACA CIEGA
En los troncos topando de cabeza,
hacia el agua avanzando vagorosa,
del todo sola va la vaca. Es ciega.
De una pedrada harto certera un ojo
le ha deshecho el boyero, y en el otro
se le ha puesto una tela. La vaca es ciega.
Va a abrevarse a la fuente que solía,
mas no cual otras veces con firmeza,
ni con sus compañeras, sino sola.
Sus hermanas por lomas y cañadas,
por silencio de prados y riberas,
hacen sonar la esquila mientras pastan
hierba fresca al azar. Ella caería.
Topa de morro en la gastada pila,
afrentada se arredra, pero torna,
dobla la frente al agua y bebe en calma.
Poco y casi sin sed; después levanta
al cielo enorme la testuz cornuda
con gesto de tragedia; parpadea
sobre las muertas niñas, y se vuelve,
bajo el ardiente sol, de lumbre huérfana,
por sendas que no olvida, vacilando,
blandiendo en languidez la larga cola.
EL AMOR
Todo en el amor se llena de sentido.
La fuerza renovada de este corazón
tan maltratado por la vida, ¿de dónde sale
sino de su inmenso caudal de amor?
Es, pues, solo por el amor que nos crecen
rosas en los dedos y se nos revelan los misterios;
y es que en el amor todo es justo y necesario.
Cree en el cuerpo, por lo tanto, en él ensaya
el perdurar, y haz que en él todo perdure
dignificándolo siempre con amorosa
solicitud : así darás vida.
ÁRBOL
Yo te soñé, invisible majestad
que planea por la faz de todas las cosas.
Arraigado en el dolor de la ceniza,
un hombre tan sólo, te llevaba, sepulcro,
padre muerto, dentro de mí, en silencio,
y te llamaba con palabras de viento
de antiguos milenarios, que la ira encienden.
Nunca respondiste al clamor y me dejabas
en el miedo a la noche, fuego secreto, alta llama,
árbol Dios en la noche.
ESPERA
Entonces diré: «Cimas y nubes
y tierras a lo lejos y la lenta
herida del río y el incendio
del cielo, muchos crepúsculos
sobre el desierto y los viejos árboles
amados cual dioses, aún vuelven
para los hombres.
Mas yo, que este día aguardaba,
he aquí que estoy muerto.»
AHORA MISMO
Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que no digo
y me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios
que anunciaban taumaturgos insignes
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué largo camino de angustia y de silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y de renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o corbata
cuando salimos a la calle. Tenemos a penas
lo que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta que nos corresponde, y un minúsculo
territorio para vivirla. Pongámonos
de pie otra vez y que se sienta
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quién somos y que todos lo oigan.
Y al acabar, que cada uno se vista
como buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que todo está por hacer y todo es posible.
LA MUCHACHA DEL SEMÁFORO
Tienes la misma edad que yo tenía
cuando empezaba a soñar en encontrarte.
No sabía aún, igual que tú
no lo has aprendido aún, que algún día
el amor es esta arma cargada
de soledad y de melancolía
que ahora te está apuntando desde mis ojos.
Tú eres la muchacha que yo estuve buscando
durante tanto tiempo cuando aún no existías.
Y yo soy aquel hombre hacia el cual
querrás un día dirigir tus pasos.
Pero estaré entonces tan lejos de ti
como ahora tú de mí en este semáforo.
EL RUISEÑOR QUE PIERDE SUS HIJUELOS
Cual suele el ruiseñor entre las sombras
de las ahojas del olmo o de la haya
la pérdida llorar de sus hijuelos,
a los cuales sin plumas aleando
el duro labrador tomó del nido;
llora la triste pajarilla entonces
la noche entera sin descanso alguno,
y desde allí, do está puesta en su ramo,
renovando su llanto dolorido,
de sus querellas hincha todo el campo.
EL AÑO QUE VIENE YA NADIE SE FIJARÁ EN NOSOTROS
El año que viene ya nadie se fijará en nosotros.
Ahora somos recién llegados y nos miran con desprecio
hasta los que llevan aquí cuarenta años
y nada les altera.
Tenemos un aire aturdido y tenaz
que hace reír a las mujeres
y apenas si nos atrevemos a girar la cabeza
por temor a perder el equilibrio.
De aquí en un año, sin embargo, habremos mudado la piel,
llevaremos la ropa con más desenvoltura,
perseguiremos a las chicas
y tendremos que decir palabras duras
sin sentir que nos tiemblan las piernas.
Será entonces el momento de esperar a los otros,
a los recién llegados con turno de entrar en el juego
formando parte ya para siempre del bando que odiábamos
el momento de intentar formas nuevas
de ganarse el halago con una risotada
en estúpida complicidad,
o tal vez una ruidosa blasfemia de sorpresa.
Y envejeceremos deprisa,
porque nada cansa tanto como lograr
en un solo año todo lo que anhelábamos.
Desde el 1 hasta el 10 de un total de 13 Poemas catalanes