131 Sonetos 

Un soneto es una poesía formada por 14 versos de arte mayor, normalmente endecasílabos (11 sílabas). Se dividen en dos estrofas de cuatro versos seguidas por otras dos estrofas de tres versos.

La vida y el destino

Enviado por benji  Seguir

En el acaecer de la vida
lo enigmático es el hado,
sagaz, impasible, malvado
lleva en sus garras la brida.

O, le da un giro y la tiene asida
con un suceso inesperado
y en un mundo idealizado
a la visión y fantasía convida.

Con los altibajos; el es flexible
así como en el nacer… y morir
que, penden de su hilo invisible.

La vida es un as impredecible
y frente a lo que ha de ocurrir
lo hace con tesón o es vulnerable.


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SONETO A UN ARBOL YA SECO

Enviado por oriascos  Seguir

Soneto a un árbol ya seco

El árbol desnudo se vistió de aves
Una tarde purpurea de verano.
Y sirvieron de sombra sus ramajes
Cual si fuera un milagro soberano.

Aquel arbol que el verano postrero
Enteramente arrebato sus hojas.
Y fue en esa bella tarde de enero
Una atrevida y esbelta paradoja.

Cubierto de plumas hasta su copa..
Entre artas golondrinas y gaviotas ,
Garzas niveas y colibries de sobra.

El árbol desnudo vestido de aves
Todo colorido en sus ramajes
Después de seco, volvió a dar su sombra.

Oscar A riascos

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RUEGO

Déjame reposar en tu regazo
el corazón, donde se encuentra impreso
el cálido perfume de tu beso
y la presión de tu primer abrazo.

Caí del mal en el potente lazo,
pero a tu lado en libertad regreso,
como retorna un día el cisne preso
al blando nido del natal ribazo.

Quiero en ti recobrar perdida calma
y rendirme en tus labios carmesíes,
o al extasiarme en tus pupilas bellas,

sentir en las tinieblas de mi alma
como vago perfume de alelíes,
como cercana irradiación de estrellas.

Autor del poema: Julián del Casal

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ALGUNA VEZ TE ALCANZARÁ EL SONIDO

Alguna vez te alcanzará el sonido
de mi apagado nombre, y nuevamente
algo en tu ser me sentirá presente:
más no tu corazón; sólo tu oído.

Una pausa en la música sin ruido
de tu luz ignorada, inútilmente
ha de querer salvar mi afán doliente
de la amorosa cárcel de tu olvido.

Ningún recuerdo quedará en tu vida
de lo que fuera breve semejanza
de tu sueño y mi nombre y la belleza.

Porque en tu amor no alentará la herida
sino la cicatriz, y tu esperanza
no querrá saber más de mi tristeza.

Autor del poema: Rubén Bonifaz Nuño

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¿POR QUÉ ME DESPRENDÍ?

¿Por qué me desprendí de la corriente
misteriosa y eterna en la que estaba
fundida, para ser siempre la esclava
de este cuerpo tenaz e independiente?

¿Por qué me convertí en un ser viviente
que soporta una sangre que es de lava
y la angustiosa oscuridad excava
sabiendo que su audacia es impotente?

¡Cuántas veces pensando en mi materia
consideréme absurda y sin sentido,
farsa de soledad y de miseria,

ridícula criatura del olvido,
máscara sin valor de inútil feria
y eco que no proviene de sonido!

Autor del poema: Pita Amor

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RUBIA

¿Sabes, rubia, qué gracia solicito
cuando de ofrendas cubro los altares?
No ricos muebles, no soberbios lares,
ni una mesa que adule al apetito.

De Aragua a las orillas un distrito
que me tribute fáciles manjares,
do vecino a mis rústicos hogares
entre peñascos corra un arroyito.

Para acogerme en el calor estivo,
que tenga una arboleda también quiero,
do crezca junto al sauce el coco altivo.

¡Felice yo si en este albergue muero;
y al exhalar mi aliento fugitivo,
sello en tus labios el adiós postrero!

Autor del poema: Andrés Bello

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EL SONETO DEL LUCERO DEL ALBA

Sus ojos encantados de púdica hermosura
nunca se hablan visto, ni se verán después
su gracia primitiva de cristiana dulzura
asi como el lucero de la mañana es.

Los dos, en un paréntesis de rosada blancura,
son espigas hermanas de la Divina mies,
tanto, que en los caminos de tu visión más pura,
al Lucero del Alba, como a la niña, ves.

Inseparables ambos, el lucero y la niña.
En mi viaje dichoso por la celeste viña,
corté de los racimos dorados, el mejor;

un soneto glorioso. Diamante verdadero,
donde, catorce veces, la niña del lucero
juegue, bajo los cielos de su propio candor.

Autor del poema: Azarías H. Pallais

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EVOCACIÓN

Hoy sé que los quebrados son olivos
cercados en el área de la escuela.
Hoy sé que llevan remo y blanca vela
los amados balandros adjetivos.

Hoy sé que aquellos tiempos están vivos,
que cada asignatura es centinela
que vigila un recuerdo y lo revela
con gesto y con presencia redivivos.

Me encontré solitario, inerte, ciego,
sin risueño pasado, sin el juego
alegre entre los vientos del verano,

y yo busqué en los álamos mi vida
y al no encontrarla la creí perdida,
y estaba aquí, al alcance de la mano.

Autor del poema: José Hierro

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EL VIAJERO DE SÍ MISMO

Voy pisando cadáveres de amantes
y viejas tumbas llenas de pasado,
cubierto con cabello horripilante
del gran sepulcro universal tragado.

Acumulo mi yo exorbitante
y mi ilusión de Dios ensangrentado,
pues soy un espectáculo clamante
y un macho-santo ya desorbitado.

Mi amor te muerde como un perro de oro,
pero te exhibe en sus ancas de oro.
Winett, como una flor de extranjería.

Porque sin ti no hubiera descubierto
como una jarra de agua en el desierto
la mina antigua de mi poesía.

Autor del poema: Pablo de Rokha

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EMOCIÓN VESPERAL

Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto,
irse alejando mientras muere el día;

Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar, no descubierto
por ningún navegante todavía.

Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas,

y que, al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo
le tentarán las últimas sirenas.

Autor del poema: Ernesto Noboa y Caamaño

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