133 Sonetos
La vida y el destino
En el acaecer de la vida
lo enigmático es el hado,
sagaz, impasible, malvado
lleva en sus garras la brida.
O, le da un giro y la tiene asida
con un suceso inesperado
y en un mundo idealizado
a la visión y fantasía convida.
Con los altibajos; el es flexible
así como en el nacer… y morir
que, penden de su hilo invisible.
La vida es un as impredecible
y frente a lo que ha de ocurrir
lo hace con tesón o es vulnerable.
Distancia
*
Suspiro tanto por gozar de nuevo
de las variantes de mi vida de antes,
de varios viajes y varias amantes,
del relajarme lejos... No me muevo,
de hecho por mis razones yo "me encuevo"
de más al pensar en los bloqueantes
de descontentos que son los causantes
del estrés actual por lo que no pruebo...
Aquí no basta la simple alegría
de vivir y frente a los mismos actos
de cada día en su gran mayoría,
de viejo, aspirando a nuevos impactos
de un ave-ideal, como que se iría
de repente volando sin contactos...
Haiku
De improviso
se va volando un ave
¿llego tarde?
*
RUEGO
Déjame reposar en tu regazo
el corazón, donde se encuentra impreso
el cálido perfume de tu beso
y la presión de tu primer abrazo.
Caí del mal en el potente lazo,
pero a tu lado en libertad regreso,
como retorna un día el cisne preso
al blando nido del natal ribazo.
Quiero en ti recobrar perdida calma
y rendirme en tus labios carmesíes,
o al extasiarme en tus pupilas bellas,
sentir en las tinieblas de mi alma
como vago perfume de alelíes,
como cercana irradiación de estrellas.
¿POR QUÉ ME DESPRENDÍ?
¿Por qué me desprendí de la corriente
misteriosa y eterna en la que estaba
fundida, para ser siempre la esclava
de este cuerpo tenaz e independiente?
¿Por qué me convertí en un ser viviente
que soporta una sangre que es de lava
y la angustiosa oscuridad excava
sabiendo que su audacia es impotente?
¡Cuántas veces pensando en mi materia
consideréme absurda y sin sentido,
farsa de soledad y de miseria,
ridícula criatura del olvido,
máscara sin valor de inútil feria
y eco que no proviene de sonido!
ALGUNA VEZ TE ALCANZARÁ EL SONIDO
Alguna vez te alcanzará el sonido
de mi apagado nombre, y nuevamente
algo en tu ser me sentirá presente:
más no tu corazón; sólo tu oído.
Una pausa en la música sin ruido
de tu luz ignorada, inútilmente
ha de querer salvar mi afán doliente
de la amorosa cárcel de tu olvido.
Ningún recuerdo quedará en tu vida
de lo que fuera breve semejanza
de tu sueño y mi nombre y la belleza.
Porque en tu amor no alentará la herida
sino la cicatriz, y tu esperanza
no querrá saber más de mi tristeza.
SONETO A UN ARBOL YA SECO
Soneto a un árbol ya seco
El árbol desnudo se vistió de aves
Una tarde purpurea de verano.
Y sirvieron de sombra sus ramajes
Cual si fuera un milagro soberano.
Aquel arbol que el verano postrero
Enteramente arrebato sus hojas.
Y fue en esa bella tarde de enero
Una atrevida y esbelta paradoja.
Cubierto de plumas hasta su copa..
Entre artas golondrinas y gaviotas ,
Garzas niveas y colibries de sobra.
El árbol desnudo vestido de aves
Todo colorido en sus ramajes
Después de seco, volvió a dar su sombra.
Oscar A riascos
MIGUEL ÁNGEL ORTEZ
No porque en las Segovias el clima fuera frío
tuvo este Miguel Angel en las venas horchata.
Muy cierto que de niño, supersticioso y pío,
sonaba en las Purísimas su pito de hojalata.
Pero ya crecidito, cuando el funesto trío
permitió que a la patria hollara gente gata,
en nombre de la selva, de la ciudad y de río,
protestó Miguel Angel, la cutacha, la reata!
Murió en Palacaguina peleando mano a mano.
Bajó desde las nubes más de un aeroplano
y tuvo en la cruzada homéricos arranques.
Usaba desde niño pantalones de hombre.
Y aun hecho ya polvo, al recordar su nombre,
se meaban de pánico los yankes.
EL SONETO DEL LUCERO DEL ALBA
Sus ojos encantados de púdica hermosura
nunca se hablan visto, ni se verán después
su gracia primitiva de cristiana dulzura
asi como el lucero de la mañana es.
Los dos, en un paréntesis de rosada blancura,
son espigas hermanas de la Divina mies,
tanto, que en los caminos de tu visión más pura,
al Lucero del Alba, como a la niña, ves.
Inseparables ambos, el lucero y la niña.
En mi viaje dichoso por la celeste viña,
corté de los racimos dorados, el mejor;
un soneto glorioso. Diamante verdadero,
donde, catorce veces, la niña del lucero
juegue, bajo los cielos de su propio candor.
EVOCACIÓN
Hoy sé que los quebrados son olivos
cercados en el área de la escuela.
Hoy sé que llevan remo y blanca vela
los amados balandros adjetivos.
Hoy sé que aquellos tiempos están vivos,
que cada asignatura es centinela
que vigila un recuerdo y lo revela
con gesto y con presencia redivivos.
Me encontré solitario, inerte, ciego,
sin risueño pasado, sin el juego
alegre entre los vientos del verano,
y yo busqué en los álamos mi vida
y al no encontrarla la creí perdida,
y estaba aquí, al alcance de la mano.
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