14 Poemas de luz 

ESTA LUZ QUE SUSCRIBO

Esto que suscribo
nace
de mis viajes a las inmovilidades del pasado. De la seducción
que me causa la ondulación del fuego
igual
que a los primeros hombres que lo vieron y lo sometieron
a la mansedumbre de una lámpara. De la fuente
en donde la muerte encontró el secreto de su eterna juventud.
De conmoverme
por los cortísimos gritos decapitados
que emiten los animales endebles a medio morir.
Del amor consumado.
desde la misma lástima, me viene.
Del hielo que circula por las oscuridades
que ciertas personas echan por la boca sobre mi nombre. Del centro
del escarnio y de la indignación. Desde la circunstancia
de mi gran compromiso, vive como es posible
esta luz que suscribo.

Autor del poema: Roberto Sosa

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EL NACIMIENTO DEL SOL

He inventado mundos nuevos. He soñado
noches construidas con sustancias inefables.
He fabricado astros radiantes, estrellas sutiles
en la proximidad de unos ojos entrecerrados.
Nunca sin embargo,
repetiré aquel primer día cuando nuestros padres
salieron con sus tribus de la húmeda selva
y miraron al oriente. Escucharon el rugido
del jaguar. El canto de los pájaros. Y vieron
levantarse un hombre cuya faz ardía.
Un mancebo de faz resplandeciente,
cuyas miradas luminosas secaban los pantanos.
Un joven alto y encendido cuyo rostro ardía.
Cuya faz iluminaba el mundo.

Autor del poema: Pablo Antonio Cuadra

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ECCE HOMO

¡Sí! ¡Sé de dónde procedo!
Insaciable cual la llama
quemo, abraso y me consumo.
Luz se vuelve cuanto toco
y carbón cuanto abandono:
llama soy sin duda alguna.

Autor del poema: Friedrich Nietzsche

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LA ÚLTIMA LUZ

Eres de cielo hacia la tarde, tienes
ya dorada la luz en las pupilas,
como un poco de nieve atardeciendo
que sabe que atardece.
Y yo querría
cegar del corazón, cegar de verte
cayendo hacia ti misma
como la tarde cae, como la noche
ciega la luz del bosque en que camina
de copa en copa cada vez más alta,
hasta la rama isleña, sonreída
por el último sol,
¡y sé que avanzas
porque avanza la noche! y que iluminas
tres hojas solas en el bosque,
y pienso
que la sombra te hará clara y distinta,
que todo el sol del mundo en ti descansa,
en ti, la retrasada, la encendida
rama del corazón en la que aún tiembla
la luz sin sol donde se cumple el día.

Autor del poema: Luis Rosales

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EL ORTO

Es el amanecer, y cuando ufana
salta la aurora iluminando el mundo,
se oye un himno magnífico y profundo
como el eco triunfal de alegre diana.

Por la vaga extensión, una campana
deja oír su tañido gemebundo,
y por el campo ubérrimo y fecundo
se dilata la luz de la mañana.

Todo saluda al sol; dan a porfía
las flores su matiz, el viento aromas;
el arroyo, confusa parlería,

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"Volver"

Enviado por mar1108  Seguir

Volver a nacer,
volver a empezar,
volver a la realidad.

Renacer con el alma
abierta a los demás.

Recordar, olvidar,
y de nuevo comenzar.

Y gira y gira la noria
de nuestra historia.

Mar

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ENTRAS OTRA VEZ

Entras otra vez como música, como luz,
música sin ondas acústicas, luz sin fotones.
Caricia sin el tacto, sólo la pura caricia.
El que inventó el sexo
¿no sabrá amar?

Autor del poema: Ernesto Cardenal

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AHORA QUE ESTÁS ILUMINADO

Ahora que estás iluminado
hueles tanto, que nunca las más perfectas rosas
supieron hasta dónde llega tu buen olor;
como la Magdalena, tus manos olorosas
ya tocan los fragantes pies de Nuestro Señor,
ahora que que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
es de cielo tu boca, son de gloria tus labios,
pues gustan en la mesa del reino. Tontería
el néctar de los dioses, el vino de los sabios
y las viandas insulsas de la teosofía,
ahora que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
tocas al Que nos toca divinamente. ¡Manos
más dichosas las tuyas!, tus manos tocadoras.
Tocas, estás tocando con tus dedos cercanos,
a Jesús, el Espejo sin mancha de las horas,
ahora que estás iluminado.

Autor del poema: Azarías H. Pallais

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LUZ

Enviado por poesiatelechis  Seguir

Lámpara loca,
alumbraste mis noches
y largos sueños.

Untaste brillo
al placer entre los dos,
amor y pasión.

Zángano simple
para poderla besar
apágate ya.


siglema 575
Del libro: Entre siglemas.
Autor: Carlos de la Cruz Suárez.

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CREPÚSCULO

El Sol tocaba en su ocaso,
y la luz tibia y dudosa
del crepúsculo envolvía
la naturaleza toda.
Los dos estábamos solos,
mudos de amor y zozobra,
con las manos enlazadas,
trémulas y abrasadoras,
contemplando cómo el valle,
el mar y apacible costa,
lentamente iban perdiendo
color, transparencia y forma.
A medida que la noche
adelantaba medrosa,
nuestra tristeza se hacía
más invencible y más honda.
Hasta que al fin, no sé cómo,
yo trastornado, tú loca,
estalló en ardiente beso
nuestra pasión silenciosa.
¡Ay! al volver suspirando
de aquel éxtasis de gloria,
¿qué vimos? sombra en el cielo
y en nuestra conciencia sombra.

Autor del poema: Gaspar Núñez de Arce

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