21 Poemas de verano
A UN DÍA DE VERANO COMPARARTE...
¿A un día de verano compararte?
Más hermosura y suavidad posees.
Tiembla el brote de mayo bajo el viento
y el estío no dura casi nada.
A veces demasiado brilla el ojo solar
y otras su tez de oro se apaga;
toda belleza alguna vez declina,
ajada por la suerte o por el tiempo.
Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la Muerte
se jactará de ensombrecer tus pasos
cuando crezcas en versos inmortales.
Vivirás mientras alguien vea y sienta
y esto pueda vivir y te dé vida.
VERANO
Verano, verano rey,
del abrazo incandescente,
sé para los segadores
¡dueño de hornos ! Más clemente.
Abajados y doblados
sobre sus pobres espigas,
ya desfallecen. ¡Tú manda
un viento de alas amigas !
Verano, la tierra abrasa :
llama tu sol allá arriba ;
llama tu granada abierta ;
y el segador, llama viva.
Las vidas están cansadas
del producir abundoso
y el río corre en huída
de tu castigo ardoroso.
Mayoral rojo, verano,
el de los hornos ardientes,
no te sorbas la frescura
de las frutas y las fuentes...
¡Caporal !, echa un pañuelo
de nube y nube tendidas,
sobre la vendimiadora,
de cara y manos ardidas !
VERANO
Una llama de viento
extiende su lamento;
en un valle de! alma,
mece una palma
un sutil oleaje
a una altura salvaje;
bajo la hierba mansa,
triste descansa
el cansancio terreno,
y, ebria, bajo el veneno
del Sol, se precipita
esta maldita
raza de mis pasiones
y de mis sensaciones;
que va a salto de cabras,
y sus palabras
cruzan el valle, llegan
a las grutas y juegan
en las selvas sagradas
de tus miradas
y dicen: —"Los acentos
que hay dentro de los vientos
son otros que sus ruidos,
los gemidos"
de la luz precipita
al fuego que gravita;
por los poros del Alma
suda la calma...
Y yo observo detrás
de sus palabras, las
cifras en líneas que
jamás sumé.
VERANO
Redoblados soplos del amor
sacuden el corazón y los ojos.
(Es la luz de la vida y
de los días. Es el castigo de la
muerte y de las noches).
Recojo y siembro las semillas
del amor;
camino entre noches
oscurecidas por
el vino,
pregunto a la tierra
y a los montes,
arranco montañas
de odios y tumultos:
¿Qué son las tardes
al lado de la paz,
qué son los montes
al lado de los sueños,
qué son los ríos
a lado de las lágrimas,
qué son una sonrisa,
un llanto,
un estremecimiento,
un
rostro,
una
mano
si día a día
mueren
las hierbas
en los campos,
si día a día
caen en sus
noches
los árboles
del amor y
del silencio?
LA TORMENTA DE VERANO
Al terrado subí buscando en donde
Asistir a la esplendida tormenta,
Fiesta lustral que ansiaba la sedienta
Tierra en la faz mustia y abatida fronde.
Préndese el cielo. Pálida se esconde
La noche. El trueno asordador revienta,
Y en toda la ancha esfera turbulenta,
Estruendo a estruendo y luz a luz responde.
Palestra de titánica porfia
Turbiones y relámpagos destella,
Y ruge y truena en bárbara armonía.
Rasga el rayo honda grieta, clara y bella
En la cuarteada bóveda sombría,
Y vislumbrase a Dios a través della.
ESTÍO
Cantar del agua del río.
Cantar continuo y sonoro,
arriba bosque sombrío
y abajo arenas de oro.
Cantar...
de alondra escondida
entre el oscuro pinar.
Cantar...
del viento en las ramas
floridas del retamar.
Cantar...
de abejas ante el repleto
tesoro del colmenar.
Cantar...
de la joven tahonera
que al río viene a lavar.
Y cantar, cantar, cantar
de mi alma embriagada y loca
bajo la lumbre solar.
VERANO
Verano, ya me voy. Y me dan pena
las manitas sumisas de tus tardes.
Llegas devotamente; llegas viejo;
y ya no encontrarás en mi alma a nadie.
Verano! Y pasarás por mis balcones
con gran rosario de amatistas y oros,
como un obispo triste que llegara
de lejos a buscar y bendecir
los rotos aros de unos muertos novios.
Verano, ya me voy. Allá, en setiembre
tengo una rosa que te encargo mucho;
la regarás de agua bendita todos
los días de pecado y de sepulcro.
Si a fuerza de llorar el mausoleo,
con luz de fe su mármol aletea,
levanta en alto tu responso, y pide
a Dios que siga para siempre muerta.
Todo ha de ser ya tarde;
y tú no encontrarás en mi alma a nadie.
Ya no llores, Verano! En aquel surco
muere una rosa que renace mucho...
VERANO
Preso en la cascada
un instante:
ya comienza el verano.
* * *
¡Ay perlas de verano!
Eso es todo lo que queda
del sueño de los héroes.
* * *
Las lluvias de mayo
no te atacan ya,
templo de oro.
¡Qué admirable,
Quien no piensa, "La vida es fugaz,"
Cuando ve el destello de un relámpago.
* * *
Me siento como en un cuadro;
La vaca avanza lentamente
Por el páramo veraniego.
* * *
El río Mogami
Ha arrastrado al ardiente Sol
Hasta el Océano.
* * *
El principio de la poesía:
La canción de los plantadores de arroz,
En la provincia de Oshu.
* * *
Un pobre hospedaje;
El lloriqueo de un perro
Bajo la lluvia en la noche.
* * *
Una casa exquisita:
Los gorriones son felices en el mijo
Del campo trasero.
* * *
¡Ah! ¡La hierba del Verano!
Todo lo que queda
De los sueños de los guerreros.
* * *
El claro de luna penetra
En la gran arboleda de bambúes:
El hototogisu grita.
* * *
El hototogisu,
Cantar, y volar, y cantar, -
¡Qué vida tan ocupada!
* * *
¡Ah kankodori!
En mi tristeza,
Ahondas mi soledad,
* * *
Moscas de Kiso,
Aprended del viaje
De este vagabundo cargado de dolor.
* * *
Pulgas, piojos,
El caballo meando
Junto a mi almohada.
* * *
Silencio;
La voz de las cigarras
Penetra las rocas.
Nada indica
En la voz de la cigarra
Que pronto morirá.
¡Ah, qué glorioso!
Las jóvenes hojas, las verdes hojas-
Brillando al sol!
LA CANCIÓN DEL VERANO
Y ésta es la canción de un verano
entre muchos hermosos veranos,
cuando el polvo se alza y danza
y el cielo es un follaje azul, distante.
Y entonces fue cuando vino con las brisas
que se levantan de los arroyos y de sus conchas,
la que cantaba la canción del verano,
la canción de yerbas secas y aromáticas
que arrullaban, cuando a mi lado
la sentía como una tierra que respira
y como un sueño de pólenes y estrellas
que resbalan tibias por la piel y las manos.
Entonces vino saltando
en medio de las brisas y la tarde, en grupo,
y lo primero que vi fue su traje ondeando
a lo lejos a la distancia contra el cielo puro.
Pero desde entonces no tuve ya nunca ojos para su traje.
Y no oí nada más, sino la canción del verano.
VERANO
Frutales
cargados.
Dorados
trigales...
Cristales
ahumados.
Quemados
jarales...
Umbría
sequía,
solano...
Paleta
completa:
verano.
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