17 Poemas del siglo 21 

SI HAY ALGO QUE NO SE OLVIDA

Y después de haber vivido tanto, tanto y a veces tan poco, a sus 89
años, el anciano charlatán, recordando su juventud al ver su reflejo en
un espejo roto que le ‹‹sentaba›› como la seda y le ponía ‹‹de pie››
como la soberbia…se dijo a sí mismo, es decir, a su yo del reflejo, a su
yo joven, a su pasado:
“Que los pelos que no tienes en la lengua nunca te crezcan en
el corazón. Nunca pares de bailar, aun cuando la música no
suene. Nunca dejes de besar aun cuando tus labios se
sequen. Porque si hay algo en este mundo que no se olvida…
son los bailes de salón y los besos con lengua”

Autor del poema: César Brandon

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TODOS NACEMOS

todos nacemos
siendo muy hermosos

la tragedia más grande es
ser convencidos de que no lo somos.

Autor del poema: Rupi Kaur

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QUIERO HACER CONTIGO TODO LO QUE LA POESÍA AÚN NO HA ESCRITO

Cualquiera diría al verte
que los catastrofistas fallaron:
no era el fin del mundo lo que venía,
eras tú.

Te veo venir por el pasillo
como quien camina dos centímetros por encima del aire
pensando que nadie le ve.
Entras en mi casa
—en mi vida—
con las cartas y el ombligo boca arriba,
con los brazos abiertos
como si esta noche
me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho,
con las manos tan llenas de tanto
que me haces sentir que es el mundo el que me toca
y no la chica más guapa del barrio.

Te sientas
y lo primero que haces es avisarme:
No llevo ropa interior
pero a mi piel le viste una armadura.
Te miro
y te contesto:
Me gustan tanto los hoy
como miedo me dan los mañana.

Y yo sonrío
y te beso la espalda
y te empaño los párpados
y tu escudo termina donde terminan las protecciones:
arrugado en el cubo de la basura.
Y tú sonríes
y descubres el hormigueo de mi espalda
y me dices que una vida sin valentía
es un infinito camino de vuelta,
y mi miedo se quita las bragas
y se lanza a bailar con todos los semáforos en rojo.

Beso
uno a uno
todos los segundos que te quedas en mi cama
para tener al reloj de nuestra parte;
hacemos de las despedidas
media vuelta al mundo
para que aunque tardemos
queramos volver;
entras y sales siendo cualquiera
pero por dentro eres la única;
te gusta mi libertad
y a mí me gusta sentirme libre a tu lado;
me gusta tu verdad
y a ti te gusta volverte cierta a mi lado.

Tienes el pelo más bonito del mundo
para colgarme de él hasta el invierno que viene;
gastas unos ojos que hablan mejor que tu boca
y una boca que me mira mejor que tus ojos;
guardas un despertar que alumbra las paredes
antes que la propia luz del sol;
posees una risa capaz de rescatar al país
y la mirada de los que saben soñar con los ojos abiertos.

Y de repente pasa,
sin esperarlo ha pasado.
No te has ido y ya te echo de menos,
te acabo de besar
y mi saliva se multiplica queriendo más,
cruzas la puerta
y ya me relamo los dedos para guardarte,
paseo por Madrid
y te quiero conmigo en cada esquina.

Si la palabra es acción
entonces ven a contarme el amor,
que quiero hacer contigo
todo lo que la poesía aún no ha escrito.

Autor del poema: Elvira Sastre

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LA POESÍA JAMÁS TE OLVIDARÁ

Te he vuelto a ver desnuda
y se me han corrido los ojos de pena.
Debí borrar aquellas fotos
el día que te olvidé,
¿pero quién sabe cómo deshacerse
del rastro de una estrella fugaz
cuando ya te ha mirado a los ojos?
Uno es preso de todo lo que ha amado
porque el amor es una condena de cadena perpetua
en una cárcel sin rejas.

Estabas preciosa vestida de nada.
Solo eres verdad cuando eres silencio,
cuando eres paz y calma
y te pintas de blanco el pelo para mí.
Hubiera jurado que fuiste real
cuando te vi llorar por mí,
cuando temblaste de miedo por mí,
cuando te descubriste besándome a mí.
Nada me asusta más que pensar
que quizá solo existieras en mi cabeza.

Ojalá entendieras lo sola que me siento
cuando te pienso,
como si cargara con una tristeza que no me corresponde
y has hecho tuya
-ya ni mi pena es mía-.
Te empeñaste en ser la protagonista de mi vida
aunque fueras la mala,
no me quiero por haberte creado
aunque definas parte de mi historia.
Te regalo mi atención,
si es lo que quieres,
pero baja ya el puto telón
y deja que corte mi cabeza.
No hay nada más triste
que querer hacer un best-seller
de un libro solo para dos
ni una película rodada para un único espectador.
O quizá sí,
quizá sea más triste el silencio
cuando no es forzado.

Apareces cuando me quedo a solas
conmigo misma,
en ese infierno en el que la soledad
es una multitud de gente y ruido
y alguien llora al otro lado de la pared,
y entre la tentación de odiarte
o abandonarme a lo que depare tu recuerdo
-con suerte un suspiro,
sin ella un poema-
aprieto los dientes con fuerza
y dejo que pases,
como un dolor momentáneo,
como un golpe seco y certero,
como una palabra mal dicha
y a destiempo,
como las horas el peor día de tu vida:
sin remedio, con esfuerzo
y sin darle importancia.

Hay sueños
que son la estela de un deseo constante
y otros que reflejan anhelos secretos
y son casi pesadillas.
Adivina en cuáles sales tú.

No he superado este dolor
porque aún no he desaprendido
el placer de mis heridas.
El día que deje de escribir
y alguien me aplauda
sabré que existe la inocencia.

No te creas dueña y señora
de mi tristeza:
solo aquel que posee algo es capaz de liberarlo,
y hace ya demasiadas palabras
que sé que eres un motivo pero no la causa
-esa gran diferencia
que tan poca gente entiende-.
Un día me salvaré y el cielo caerá sobre mi cabeza.
Me siento mejor así,
de veras,
no te entristezcas y te vuelvas una nube gris por ello.

Tengo que aprender a llorar mejor,
olvidar la vida que no pasa,
volver a casa
y dejar que me noten ausente,
deshacerme de las armas
que coloqué hace un tiempo en un lado de la cama
y besar en la boca a la calma.
Escúchame:
mi bandera blanca es mi piel desnuda
y hace tiempo que no paso frío.
Quien me conoce sabe que no es fácil hacerlo:
por eso la mayoría huye al principio,
por eso los pocos que lo consiguen se quedan para siempre.
No dejo sin casa
a aquel que llega a mí atravesando bosques de lenguas extintas.

Tengo, del mismo modo,
que confesarte de una manera dulce
que te he olvidado,
que tus fotos son una caricia del pasado
pero en mi mañana ya no te miro,
que he aprendido que recordarte
no es más que un beso a mi herida
para que no se sienta tan sola
como yo cuando me la hiciste,
que aquí hace tiempo que ya es primavera
aunque haya días de tormentas torrenciales
pero mírame: he aprendido a bailar
-quién lo diría, amor,
con esta vida que llevo tan llena de tropiezos-.
No sé dónde estás
pero sé que en el lugar que sea
estarás orgullosa de mí por olvidarte.

Te he olvidado,
amor roto.

Pero no tengas miedo
a que nadie te recuerde:
la poesía jamás te olvidará.

Autor del poema: Elvira Sastre

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TRAMPA

Te digo que todo lo que veo alrededor me parece ridículo, incluso yo mismo,
y tú respondes que mi reflexión te parece muy sensata.
Te digo que odio todo lo que veo alrededor, incluso a mí mismo,
y tú respondes que estoy lleno de amor, pero que no me doy cuenta.
Te digo que me aburre todo lo que veo alrededor,
y tú respondes que ese comentario te parece muy divertido.
Te digo que no tengo talento para plasmar la vida,
y tú respondes que eso me pasa porque soy un genio.
Tu perpetua adulación es la peor de las trampas.

Autor del poema: Nach

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HOY TAMPOCO

Puede que los psicólogos que me analicen se echen las manos a la cabeza,
y que los médicos que me ausculten no den crédito.
Puede que los periodistas que me entrevisten no me crean,
y que los camareros que me atiendan me pongan otra copa con recelo.
Puede que los farmacéuticos no sepan qué remedio ofrecerme,
y que los abogados que lleven mi caso enmudezcan.
No me importa.

Hoy tampoco voy a suicidarme.

Autor del poema: Nach

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EL DÍA QUE MENOS TE LO ESPERES

En la radio suena...

Parece que todos lo ven
y yo sigo ahí sin saber por qué.
Parece que todos lo ven
Y yo sigo ahí
Anda, bésame.

Sin saber por qué


El día que menos te lo esperes me iré.
Entonces le hablarás a todos de mi forma de sonreír,
de cómo me reía sin taparme la boca
porque era de lo único de lo que no tenía complejo.
Buscarás en tu espejo alguna mancha de mi maquillaje,
comprarás el pasaje de un avión para hacer solo el viaje que
[íbamos a hacer juntos.
Por fi n estarás solo con tus asuntos:
que si niñas a las que invitarles a copas,
que si mujeres a las que enamorar.
Tu vida será como un solar donde nadie quiere edificar una vida,
ya no estaré yo,
ya no existirá nadie que te pida
que me digas que has llegado bien a casa,
te convertirás en esa persona que pasa por el bar de siempre
y ya no le entra un ataque de nostalgia.
Compartirás cama,
botella,
noche
y algún que otro despertar
con mujeres que no sabrán entenderte
fuera del lenguaje de gemidos.
Presentarás un despido voluntario en el curro,
recordarás cuando te decía que un susurro a veces transmite más
[que cualquier grito.
Y me verás por Madrid con mis andares de viuda en luto,
buscarás un puto único motivo para entender por qué me dejaste
[marchar.
Me preguntarás qué tal me va todo,
si te podría perdonar,
si estaría dispuesta a retomar nuestro viaje.
Y yo te sonreiré,
sin taparme la boca,
y te diré que en el fondo nunca me ha preocupado del todo
[perder trenes.
Yo soy más de ir andando,
colonizando miradas,
moviendo unas caderas que han aprendido a bailar desde que tú
[no estás

Autor del poema: Loreto Sesma

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CONTIGO

Porque no vive el alma entre las cosas
sino en la acción audaz de descifrarlas,
yo amo la luz hermana que alienta mis sentidos.

Mil veces he deseado averiguar quién soy.

Después de tantos nombres,
de tanta travesía hacia mi propia brújula,
podría abrazar la arena durante varios siglos.
Ver pasar el silencio y seguir abrazándola.

No está en mí la verdad, cada segundo
es un fugaz intento de atrapar lo inasible.
La verdad no está en nadie, y aún más lejos
yace de un rey que de cualquier mendigo.
Si alguien está pensando en perseguirla
no debe olvidar esto:
el fuego ha sido siempre presagio de declive
como la intensidad antesala de olvido.

Cuando mis ojos vuelvan al origen,
pido un último don.
Nada más os reclamo.
Poned en mi sepulcro las palabras.
Las que dije mil veces
y las que habría deseado decir al menos una.

Guardad en mi costado las palabras.
Las que usé para amar,
las que aprendí a lo largo del camino,
las primeras que oí de labios de mi madre.

Envolvedme entre ellas sin reparo,
no temáis por su peso.
Pero cuidad con mimo la palabra contigo.
Tratadla con respeto.
Colocadla
sobre mi corazón.
La verdad no está en nadie, pero acaso
las palabras pudieran engendrarla.

Quizá entonces aquel a quien dije contigo
y para quien contigo fue toda su costumbre,
se acostará a mi lado con ternura,
juntos en el vacío más sagrado,
cuando la eternidad toma nuestra medida,
cuando la eternidad se pronuncia contigo.

Autor del poema: Raquel Lanseros

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PRIMERO

Primero
debes querer
pasar el resto de tu vida
contigo misma.

Autor del poema: Rupi Kaur

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DEBERÍAN HABERME AVISADO

En la radio suena...

Somos dos,
para qué queremos más.

Aproximación


Deberían haberme avisado
de que acabaría sintiéndome como una niña
que aprende a sumar contando los lunares de tu espalda.
Una niña que se siente perdida
si pierde su muñeco preferido.
Una niña a la que se le hacen las horas eternas
cuando espera a que su madre le venga a buscar al colegio.
Quédate.
Deberían haberme avisado
de que moriría por vernos
borrachos,
dispuestos a comernos la noche
(y la boca)
Madrid pidiéndonos tregua,
poniéndonos frenos en las ganas.
Los cuatro portales de tu calle que hay antes de llegar a tu casa
viéndonos intentar calmar las chispas.
Fuego.
Yo no sé qué es el amor
pero he visto arder Madrid,
tu edificio
y tu colchón
cada vez que nos sonreímos
y me ha importado una mierda morir en el incendio.
Quédate.
Deberían haberme avisado
de que todo mi mundo acabaría girando alrededor de tu sonrisa
desde que es el único sol que podría llegar a alumbrarme este
[túnel sin salida.
Que aprendería a morder el polvo porque preferiría cavarme mil
[tumbas
antes que verte a ti únicamente perder la risa.
Romperte la ropa,
rompernos los labios.
Quiero romperte los miedos
y eres el único
(y primero)
al que no podría,
ni aunque quisiera,
romperle el alma.
Yo que sé,
que ahora estoy enganchada a cada uno de tus precipicios y a tu
[cielo.
Así que quédate.
Conmigo.

Autor del poema: Loreto Sesma

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