Vuestros poemas
Ingrata
Era Juan un muchacho de serena mirada
que lograba objetivos con ahínco ejemplar,
que soñaba despierto buscando su amada
y hacerla su esposa y llevarla a su hogar.
Y una tarde cualquiera surgió la sonrisa
una hermosa muchacha se la respondió
al impulso espontáneo de dos corazones
se tiñó el mundo rosa y en rosa quedó.
Y el amor floreció al compás de la vida
el honrado trabajo sus frutos rindió
el pan abundaba dorado en la mesa
y el jardín que crearon también floreció.
Un aroma de cielo invadió la hondonada
con contornos azules se tiñó la distancia
las violetas vinieron a erigirse las reinas
y en el aire esparcían su dulce fragancia.
Con susurros de amor se tejió la morada,
sonrisas y sueños llenaban la estancia,
dos corazones latían en perfecta armonía,
y en cada rincón floreció en abundancia.
Pero, una tarde cualquiera rehuyó su mirada
y a la tarde siguiente ya no la encontró
con el alma en la mano esperó si llegaba
pero, al día siguiente, tampoco la halló.
Haciendo uso total de su libre albedrío
sin querer sopesar que era tan querida
decidió que era tiempo ya de marcharse
e hizo pacto total con su propia partida
Recorrió la senda por la que había venido
y siguiendo hacia lejos, de allí se marchó.
olvidó las sonrisas, caricias y sueños,
los momentos felices, también olvidó.
Sentado al portal esperaba el crepúsculo
y lloró aquella noche, pues tenía por qué
y las horas se fueron caminando lentamente
a contar de esa aciaga en la que ella se fue.
Un dolor lacerante se ha instalado en su pecho
el insomnio constante es su fiel compañero
una angustia latente ha invadido a su alma
al poder comprobar que ese amor era artero.
¿Dónde estarás ahora, ingrata avecilla?
¿Por dónde camina tu diminuto pisar?
¿Te salpica la lluvia, te refresca la brisa,
te entrega su sombra el más verde pinar?
Y esa vida feliz se escapó en desbandada
y toda esa dicha también sucumbió.
El perro preferido se fue hacia el camino
y la flor que quedaba de pena murió.
Y Juan vive ahora
¿DÓNDE ESTOY? COMO ALGUIEN PODRÁ ENTENDERME...
Enviado por sinsentido Seguir
¿Dónde estoy?
Como alguien podrá entenderme,
si ni yo mismo me entiendo.
El no saber expresarme
me hace un hueco por dentro,
llegando al punto donde ni yo sé qué quiero,
me siento perdido en un laberinto interno.
Me enredo en mis pensamientos,
sin saber qué me pasa.
Quiero gritar, pero el qué dirán,
me calla.
El miedo a expresarme,
no me ayuda a encontrarme,
en mi interior todo es un desastre,
estoy tan perdido que ni se donde hallarme.
Anhelo algo, pero la duda me invade,
¿Acaso merezco lo que anhelo, o soy solo un fraude,
un simple canalla que ni sabe cómo expresarse?
El sentido del humor
Tú serás cómplice
de mi arcano.
¡Estoy enamorada!
en mi sueño dorado
él, es mi llama gemela
su fulgor aviva el amor.
Quiero gritarlo
a los cuatros vientos,
pero la realidad es ésta;
él no lo sabe…
Eso implica, te diré
su nombre quedo
porque si se entera;
al ser tan guapo,
y yo vieja y fea
temo caiga rendido
a mis pies.
Al unísono por mi ironía
nos morimos de la risa.
Confianza
Confiar fue mi único error,
yo estaba mejor sin ti,
que mal, que iluso que fui,
al verte con ojos de amor.
Llegaste con esa sonrisa
que me arrancó la amargura,
movías tu piel, tu figura,
y tus caderas con pericia.
Yo era un saco de despojos,
susurraste "tú solo confía",
sabías que yo lo quería,
confíe cegado por tus ojos.
Error craso en resultado,
dejando como concluso,
a un roto corazón iluso
y a un iluso mutilado.
La causa por sufrirme
no es más que la confianza,
pues su ofuscada alabanza
solo me hizo redimirme.
Si ser un vil desdichado
me mantenía más feliz,
obsérvame ahora infeliz
y júzgame de afortunado.
Al aceptarte la una alianza
yo te entregué el cuchillo,
y tú con un tajo sencillo
aniquilaste la esperanza.
Pues yo te buscaba ansioso
esperando a tu llamado
y tú te ibas de mi lado
con otro amor receloso.
No amaste en serio jamás,
fui solo un juguete triste
y una vez que te aburriste
jugaste con alguien más.
Me creíste triste mendigo,
debiste decir tu intención,
pues conociendo tu razón,
no hubiera perdido contigo.
Ahora queda la casa sola
y un frío café a la mitad,
el viento azota sin piedad
contra mi tejada española.
Solo me quedo a pensar
lo fatal del romanticismo.
Pero al menos yo mismo
nunca me he de traicionar.
Querías hundirme en el mar,
felicidades, lo conseguiste.
Dejaste a un tirano triste
y a un triste sin amar.
Y si nos vemos por azares
te saludaré con pericia,
así no notarás la avaricia
de mandarte mis pesares.
Creo que necesito dormir,
creo que necesito un baño,
uno que me quite el daño,
uno para dejar de sufrir.
Si lo permite mi mente
soñaré con amar de nuevo.
Con un dulce amor longevo
para sufrir nuevamente.
Siempre
Enviado por petalosdepoesia Seguir
Siempre supe
que nuestros destinos
estaban cosidos,
puntada a puntada
con hilos de plata,
imposibles de romper.
Que en la vida,
siempre hay
finales pendientes.
Que la vida volvería
a unirnos
para nunca,
dejarnos de amar.
Siempre tuve la certeza
de que, por mucho tiempo
qué pasará,
por muchas vueltas
que diera la vida.
A pesar, del tiempo,
la distancia,
mientras el mundo
siguiera girando,
tu corazón,
sería siempre,
mi lugar en el mundo.
www.petalosdepoesia.com/poemas-de-amor/poemas-amor-a-distancia/
Mi único deseo
Enviado por petalosdepoesia Seguir
Te convertí en mi historia
melancólica.
En una colección de recuerdos
guardados en una caja de cartón.
En miles de letras,
agrupadas en mi cuaderno.
Yo era tu presencia,
tú mi ausencia.
Me perdí en el mapa
que llevaba a tu corazón
no entendí las coordenadas.
No encontré el camino
solo quería llegar a ti,
quedarme siempre a tu lado.
Eras, el aire que
enredaba mi pelo,
acariciaba mi rostro
abrazaba mi cuerpo
creando remolinos
de pasión.
En tus ojos y en tu piel,
todo giraba alrededor.
Mi único cielo,
mi única verdad
y mi único deseo.
Puedes leer más poemas de amor a distancia en mi blog:
sensible
Una comezón de siete años
Un lanzón en el costado:
Traspasado, por una duda certera.
Que acierta, pero no muere,
No mata.
Me rescata - del aburrimiento;
Mas condena a la reflexión.
Despierta el pensamiento,
Donde se canta la canción.
Es el don del trovador,
La pena del amante.
Es lo bello en lo banal:
Aunque sea mundano,
Aunque sea constante.
El brindis
Enviado por danteverne Seguir
Dejadme que brinde hoy por los atrapasueños,
por los delirios que resplandecen en los ojos de las lechuzas,
por la raíz del dolor
y los años roncos que me partieron por la cintura.
Por los decibelios que encontraron cobijo en mis huesos,
por la tristeza azul de tus ojos y la sonrisa permanente en las venas,
por el viento famélico que me tortura por las noches,
por los momentos revestidos de deseo,
por las ojeras que me trajo noviembre
y por los destellos de plata y ocre de enero.
Por las esclusas que debo pasar para verte,
por los relámpagos en mi sangre que como luces de neón
siempre suben la montaña en busca del trueno.
Por tu padre, por tu madre, por tus hermanos y por tus hijos,
por todos los ríos, por todos los desafíos,
por todos los desniveles del mundo entero,
por todo el calor consumido y por el frío.
Por las horas que se acaban y por las que nunca llegaron,
por las que nacen sin que sepamos por qué ni cuando,
por los que siembran cielos azules en grises cielos,
por las dudas, por las certezas,
por el amor que nos une,
por las humildes grandezas que después de años
nos siguen acompañando en nuestro camino.
Por todos los sueños que desearíamos ver cumplidos,
por las bienvenidas, por las despedidas,
por los daños, por las heridas que escuecen
y por aquellas que hace tanto tiempo cicatrizaron.
Dejadme que brinde hoy por la vida,
por tu vida, por mi vida, por nuestras vidas,
que un día se entrelazaron y aquí siguen
dándolo todo en este brindis para que recordemos
que este momento es simplemente perfecto
y que para vivir no hay secretos,
que en la mía ya solo hay cabida,
para toda la gente que quiero.
Caos
El sabor de la soledad
la sume en la oscuridad;
el caos en su mente acecha,
y como peregrina acampa
en el desolado desierto,
en el oasis se refugia
con el alma sin aliento,
en su largo recorrido
por el calor humano
va sedienta: colapsa
y la tormenta de arena
arrastra su lamento.
Ojos de hogar
De todo cuanto puedes ser,
has sido paz, alas, presente,
has sido sabor, brújula, más,
has sido tardes,
has sido aprender,
has sido salud, mundo, ganas,
multitud tal vez,
a veces has sido coincidencia,
a veces, posibilidad,
y ¡Huau!,
y raíz,
y, con mucho gusto, extraordinaria,
incluso has sido viceversa, suerte, todo, tú.
Habiendo sido tanto,
¿por qué no vas a poder ser, además, rincón, acaso patria?
¡Adjudicado!
De ahora contra adelante,
para mí,
también eres lugar,
y no por saberte localizar entre las sábanas,
o en el atlas susurrante del tiempo,
sino por el color quédate de tus ojos.
Míralos:
ahí resido todavía.
Piel adentro.
Absorto.
En ti.
En ellos.
Todavía.
Porque —cómo no—
tienes ojos de hogar.
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"Todavía: paráfrasis de un pronombre" (2024)
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