26 Poemas de deseo
Posesión
Ven...pervierteme con la mirada de tus ojos,hazme sucumbir a las caricias de tus dedos.
Enciende mi cuerpo con tus besos en mi cuello.
Que tus labios se apoderen de mi piel haciendo brotar el deseo.
Ven, poseeme, que tu boca martirice a mi miembro hasta que explote aplacando mi deseo...
EL DESEO
Quisiera descansar
todo un año
y volver mis ojos
al mar,
y contemplar el río
crecer y crecer
como un cauce,
como una enorme
herida abierta
en mi pecho.
Levantarme,
sentarme,
recostarme en
las vertientes
o
en las orillas
de los mares,
recostarme en
las crecientes,
acomodarme
suavemente en
las aguas
o
en
los
manantiales.
SI TAN SOLO TUVIERA CERCA
Si tan solo tuviera cerca
de mí su caricia
Como a la tierra el aire se la da
la realidad de su persona, me haría
más alegre, me alejaría
del sentido que me llena
de gris. Nada ya sería
en mi tan hondo, tan
final. Pero ¡cómo le explico
mi necesidad enorme de ternura! Mi soledad de años
Mi estructura inconforme
por inarmónica
por inadaptada
Yo creo que es mejor irme, irme y no escaparme.
Que todo pase en un instante
Ojalá.
DESCARGADAS MIL APLICACIONES PARA LLEGAR A...
Descargadas mil aplicaciones para llegar a la altura, nivel de dudas existenciales al borde de la locura.
Reiniciando mi vida, aplicaciones esenciales, las que tenía de serie ahora no tengo rivales.
SENCILLOS DESEOS
Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.
LA CRUZ
Infame cruz me están labrando
sin saber mi estatura.
Si grande soy la hacen pequeña
para quebrantarme los huesos;
si pequeño, altísima para
descoyuntarme. Yo mismo soy
la cruz, soy mis deseos.
BUSCANDOTE
BUSCANDOTE
Te busco a ti, oculta y remota
en el olvido de tus negaciones
a ser tú misma e igual a los demás
en sí mismos, sin más,
verdaderos, humanos, mortales,
esclavos de sentimientos y emociones,
libres, etéreos, dioses
en sus estremecimientos.
Justificas tus ausencias de años
y vuelves a ofrecerme tus labios
para que de nuevo te busque,
mientras corres a esconderte,
a refugiarte en sueños de alpaca
y algodón hilado por otras manos
que te acariciaron de otro modo,
en otro tiempo, sin más futuro
que el presente del ayer pasado,
sin luz, sin deseo,
sin estremecimiento...en vano.
Esclava de la luna,
como un árbol seco y extraño,
agarrado al seco barro
de una tierra dura y agria,
de sed llena, ávida de agua...
en la que la hagan gritar
de nuevo con sollozos de luz
gemidos de luz y deseo.
DESEO
Asciende por mi cuerpo como otra sangre
más cálida
que en mi boca se muda,
se vuelve la que no es
y se extingue
como un rumor más de la noche.
Río
que repite nombres.
DESEOS
Trópico, para que me diste
las manos llenas de color.
Todo lo que yo toque
se llenará de sol.
En las tardes sutiles de otras tierras
pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.
Déjame un solo instante
dejar de ser grito y color.
Déjame un solo instante
cambiar de clima el corazón,
beber la penumbra de una costa desierta,
inclinarme en silencio sobre un recóndito balcón,
ahondarme en el manto de pliegues finos,
dispersarme en la orilla de una suave devoción,
acariciar dulcemente las cabelleras lacias
y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.
¡Oh, deja de ser un solo instante
el Ayudante de Campo del sol!
¡Trópico, para qué me diste
las manos llenas de color!
ANHELO
¡Viviese yo en los tiempos esforzados
de amores, de conquistas y de guerras,
en que frailes, bandidos y soldados
a través de los mares irritados
iban en busca de remotas tierras.
No en esta triste edad en que desmaya
todo anhelo –encumbrado como un monte–
y en que poniendo mi ambición a raya
herido y solo me quedé en la playa
viendo el límite azul del horizonte!
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