Poemas 

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Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!

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 TOP50 Usuarios TOP50 Yavendrás

CANCIÓN PARA LOS OJOS

Lo que yo quiero saber
es dónde estoy…
Dónde estuve,
sé que nunca lo sabré.
Adónde voy ya lo sé…

Dónde estuve,
dónde voy,
dónde estoy
quiero saber,
pues abierto sobre el aire,
muerto, no sabré que, soy vivo,
lo que quise ser.

Hoy lo quisiera yo ver;
no mañana:
¡Hoy!

Autor del poema: Emilio Prados

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LA FLOR DEL FRUTO

En el silencio de las flores se halla
un sacro amor que al porvenir inmuta:
el ser es fin para la propia ruta,
si hay una gracia que perfuma y calla.

La sangre dulce que en la lengua estalla,
al oprimir la carne de una fruta
es la palabra viva y absoluta
en que cada árbol su virtud ensaya.

El hombre es árbol místico y apenas
comprende espacio y tiempo si se vierte
en flor de su alma y fruto de sus venas;

porque en su doble esencia inconfundida,
sacan miel las abejas de la muerte
y perfume las rosas de la vida.

Autor del poema: Alfonso Cortés

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EL BAR DE SIEMPRE

Ocurre pocas veces,
apenas en la noche del eco tormentoso
o en el amanecer de luz dañada
como en la oscuridad
y más nocturna.

El humo de mis huellas
se apodera del tiempo, de mi tiempo
envuelve las arañas melancólicas
de los ojos cansados,
sube por las paredes de un sueño mal vivido,
y se llena de voces,
de sillas descoladas y melodías sucias
igual que ceniceros,
igual que un pasadizo
a medio consumir,
hasta que mi conciencia
consigue recordarme
un invierno de nubes primitivas,
como si fuera el bar de siempre.

Por detrás de la barra,
los camareros juegan a las sombras.

De todos los lugares del pasado
la memoria prefiere,
en ese amanecer o en esa noche,
el rincón donde viven
los antiguos, inútiles futuros,
y me levanto de la mesa
de los buenos amigos
para abrazarme a lo que ya no existe,
para darle la mano a los remordimientos,
para cruzar por las conversaciones
donde se habla de mí,
de la parte más negra del infierno que soy,
de las mentiras de mi nombre,
de mi violencia
y mis asesinatos.

Cuando llego a la barra,
después de haber surgido del recuerdo
como puede surgir una serpiente
por la historia vacía de su piel,
alguien cambia de música,
una canción de amor,
y la mujer que sabe de la niebla
me descubre las turbias hazañas de mi vida,
sin esfuerzo ninguno
para ser convincente.

Pero no le hace falta. Igual que a los demás,
ha venido a creérmela,
y le digo que sí, que estaba yo también
en el lugar del crimen, de mi crimen,
justo detrás de ella.
Pude ver con mis ojos
las heridas firmadas por mi mano.

Ocurre pocas veces.
Son ojos más nocturnos que la noche.

La verdad es que suelo
abrir las ventanas
para que corra el aire,
y persigo la luz, cuando ella puede
tener de hospitalario,
y más que mis certezas
valoro un contrapunto de nostalgia,
esa debilidad del corazón
que confía en nosotros

Una rosa debajo de la almohada.

Autor del poema: Luis García Montero

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CANCIÓN AMARGA

En la cara lleva
tres años perdidos
y el frío de las seis de la mañana.

Van a partirte el corazón.
De pronto
la luz apagada,
los pasillos turbios,
la puerta que clava su ruido en la espalda.

Van a partirle el corazón.
Y arrastra
una cadena oscura
de pasiones heladas,
ese frío que cabe solamente
detrás de una palabra.

Y yo la veo caminar,
despacio,
perderse en lo que anda,
fugitiva tristeza que va y viene
de la sombra a la puerta de mi casa.

La luz artificial deja en la calle
el temblor silencioso
de tres barcas ancladas.

cuando ella cruza por mi lado siento
como un golpe de remos
y un murmullo de agua.

Autor del poema: Luis García Montero

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COMO TÚ

Mujeres como tú
son las que consiguen
que se declaren
las guerras
y que algún general
que otro
llegue incluso
a escuchar
el silbido
de las balas.

Autor del poema: Karmelo Iribarren

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¿VIVIRÉ MAÑANA?

¿Viviré mañana? No lo sé decir
Pero no me iré de aquí sin resistencia
Esta recámara es mi núcleo
Pensar bajo las cobijas es mi fuga
Con los ojos cerrados,
Para escuchar un miedo escondido en el silencio,
Mi miedo que al romperse se vuelve
El desconocido mal.
Sea bienvenido el misterio
Pero mi reacción , desconocida también
También por ello me aterra
Entonces mi temor no tiene tiempo
De pensar su propio terror
Y la belleza me embarga toda entera

No existe lo predecible
Y este es el temor mayor
Oculto mis cosas
No por el miedo sino por el rechazo
De quienes piensan a medias
“La ignorancia liberara”

Quiero verte
En la misma posición, sacudida en llanto,
Despojada por sólo una semana mas
De tus débiles apoyos
“Cada hombre mata lo que mas quiere”
Cada mujer se dejará amar
Hasta la muerte
¿Cuál es el amor hasta la muerte?
¿Es solo un peregrino
de todas las semejanzas?.

Autor del poema: Carlos Fuentes

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POEMA A HACHAZOS

Los déspotas nos atan los pies y las manos
y traban nuestros dientes con alambre
porque los impotentes sienten miedo de la palabra.
Con nosotros barren el suelo de las ciudades,
entaponan las letrinas y nos sumergen en las cloacas.
Pero este será el año de los grandes milagros.

Porque la libertad no está en la letra de imprenta,
ni nace de diez bandidos que discuten en una mesa,
ni viene de los carneros que mugen en el Parlamento.
Libertad: esa palabra se aferra muy dura a nuestras con
ciencias.

He aquí que un pobre roe su pan seco,
he aquí que una niña no sacia su escondido deseo,
he aquí que muere de cólera un obrero,
un sacerdote, un reportero.
Pero arriba danza ebrio el dinero
¡y he ahí la otra cara de la moneda!

“Nosotros llegamos siempre tarde. Estamos tarde.Morimos tarde.”
Decid si no será esto cochino.
Pero una gran alba se abre en nuestro camino
porque Dios se prepara a bajar a media calle.
Dios, que por fin se ha puesto caites.

El pan que no comemos se pudre en lejanos armarios
y el vino hierve en las cráteras lejanas.
Un beso, un solo beso de la mujer amada
buscadlo ahí donde la tierra se ha hecho pedazos.

Para alcanzar la dicha siempre nos hace falta una pulgada
y está la culpa en nuestra medrosa mirada,
en el barniz que engaña a nuestro tacto,
en los vergeles donde se embriaga el olfato.

La culpa es de nuestros puercos sentidos,
desde que nos hizo saber el señor Ministro
que dos más dos son igual a cinco;
por fin sabemos que dos más dos son cuatro.

Cuando bajen al pueblo estas simples verdades
el mundo ha de tornarse súbitamente claro
como un cuchillo volado por el aire
en pleno día, sobre los duros escenarios.

Autor del poema: Manolo Cuadra

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RÍO GRANDE DE LOÍZA

¡Río Grande de Loíza!… Alárgate en mi espíritu
y deja que mi alma se pierda en tus riachuelos,
para buscar la fuente que te robó de niño
y en un ímpetu loco te devolvió al sendero.

Enróscate en mis labios y deja que te beba,
para sentirte mío por un breve momento,
y esconderte del mundo y en ti mismo esconderte,
y oír voces de asombro en la boca del viento.

Apéate un instante del lomo de la tierra,
y busca de mis ansias el íntimo secreto;
confúndete en el vuelo de mi ave fantasía,
y déjame una rosa de agua en mis ensueños.

¡Río Grande de Loíza!… Mi manantial, mi río,
desde que alzome al mundo el pétalo materno;
contigo se bajaron desde las rudas cuestas,
a buscar nuevos surcos, mis pálidos anhelos;
y mi niñez fue toda un poema en el río,
y un río en el poema de mis primeros sueños.

Llegó la adolescencia. Me sorprendió la vida
prendida en lo más ancho de tu viajar eterno;
y fui tuya mil veces, y en un bello romance
me despertaste el alma y me besaste el cuerpo.

¿A dónde te llevaste las aguas que bañaron
mis formas, en espiga de sol recién abierto?

¡Quién sabe en qué remoto país mediterráneo
algún fauno en la playa me estará poseyendo!

¡Quién sabe en qué aguacero de qué tierra lejana
me estaré derramando para abrir surcos nuevos;
o si acaso, cansada de morder corazones,
me estaré congelando en cristales de hielo!

¡Río Grande de Loíza!… Azul. Moreno. Rojo.
Espejo azul, caído pedazo azul de cielo;
desnuda carne blanca que se te vuelve negra
cada vez que la noche se te mete en el lecho;
roja franja de sangre, cuando baja la lluvia
a torrentes su barro te vomitan los cerros.

Río hombre, pero hombre con pureza de río,
porque das tu azul alma cuando das tu azul beso.

Muy señor río mío. Río hombre. Único hombre
que ha besado en mi alma al besar en mi cuerpo.

¡Río Grande de Loíza!… Río grande. Llanto grande.
El más grande de todos nuestros llantos isleños,
si no fuera más grande el que de mí se sale
por los ojos del alma para mi esclavo pueblo.

Autor del poema: Julia de Burgos

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NO SÉ CÓMO SE SIENTE EL VIVIR UNA VIDA BALANCEADA

No sé como se siente el vivir una vida balanceada
cuando estoy triste
no lloro, me derramo
cuando estoy feliz
no sonrío, estoy rebosante
cuando estoy enojada
no grito, ardo
lo bueno de sentir
extremadamente
es que cuando amo
les doy alas
pero tal vez
eso no sea tan bueno
porque ellos siempre
tienden a irse
y deberían verme
cuando mi corazón esta roto
yo no me aflijo, me hago pedazos.

Autor del poema: Rupi Kaur

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EL ORTO

Es el amanecer, y cuando ufana
salta la aurora iluminando el mundo,
se oye un himno magnífico y profundo
como el eco triunfal de alegre diana.

Por la vaga extensión, una campana
deja oír su tañido gemebundo,
y por el campo ubérrimo y fecundo
se dilata la luz de la mañana.

Todo saluda al sol; dan a porfía
las flores su matiz, el viento aromas;
el arroyo, confusa parlería,

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