Poemas 

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Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!

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 TOP50 Usuarios TOP50 Yavendrás

ESTE ES MI AMOR Y NADA MÁS, ACODO

Este es mi amor y nada más, acodo
recurriéndote, así, terriblemente,
nacido, desnacido, adolescente
en las albas dulcísimas del lodo.

Sólo de esta mi suerte, de tu modo,
talud de sangre, cántaro cayente,
ordenarás dolor, asiduamente,
zafado peso, acaecer de todo.

Abierto a mi hambre de tus hambres. Duro
pájaro, por la piel, enfurecidos
acúdenme tu olor y ligereza.

¡Tacto! Desde la carne del conjuro,
atacado de todos tus sonidos,
vuélame el corazón, alto, tu presa.

Autor del poema: Francisco Granizo

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EL VASO

Siéntate
a la mesa.
Bebe un vaso
de agua. Saborea
cada trago.
Y piensa
en todo el tiempo
que has perdido.
El que estás perdiendo.
El tiempo
que te queda por perder.

Autor del poema: Roger Wolfe

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SÓLO ESTE AHORA ES MÍO

Sólo este ahora es mío
este momento
el pasado escapó
y no vislumbro el rostro
del futuro.

Autor del poema: Claribel Alegría

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LLEVA TIEMPO

Lleva tiempo
llegar a ser joven.

Autor del poema: Pablo Picasso

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EL ÁGUILA Y EL ESCARABAJO

«Que me matan; favor»: así clamaba
Una liebre infeliz, que se miraba
En las garras de una Águila sangrienta.
A las voces, según Esopo cuenta,
Acudió un compasivo Escarabajo;
Y viendo a la cuitada en tal trabajo,
Por libertarla de tan cruda muerte,
Lleno de horror, exclama de esta suerte:
«¡Oh reina de las aves escogida!
¿Por qué quitas la vida
A este pobre animal, manso y cobarde?
¿No sería mejor hacer alarde
De devorar a dañadoras fieras,
O ya que resistencia hallar no quieras,
Cebar tus uñas y tu corvo pico
En el frío cadáver de un borrico?»
Cuando el Escarabajo así decía,
La Águila con desprecio se reía,
Y sin usar de más atenta frase,
Mata, trincha, devora, pilla y vase.
El pequeño animal así burlado
Quiere verse vengado.
En la ocasión primera
Vuela al nido del Águila altanera,
Halla solos los huevos, y arrastrando,
Uno por uno fuelos despeñando;
Mas como nada alcanza
A dejar satisfecha una venganza,
Cuantos huevos ponía en adelante
Se los hizo tortilla en el instante.
La reina de las aves sin consuelo,
Remontaba su vuelo,
A Júpiter excelso humilde llega,
Expone su dolor, pídele, ruega
Remedie tanto mal; el dios propicio,
Por un incomparable beneficio,
En su regazo hizo que pusiese
El Águila sus huevos, y se fuese;
Que a la vuelta, colmada de consuelos,
Encontraría hermosos sus polluelos.
Supo el Escarabajo el caso todo:
Astuto e ingenioso hace de modo
Que una bola fabrica diestramente
De la materia en que continuamente
Trabajando se halla,
Cuyo nombre se sabe, aunque se calla,
Y que, según yo pienso,
Para los dioses no es muy buen incienso.
Carga con ella, vuela, y atrevido
Pone su bola en el sagrado nido.
Júpiter, que se vio con tal basura,
Al punto sacudió su vestidura,
Haciendo, al arrojar la albondiguilla,
Con la bola y los huevos su tortilla.
Del trágico suceso noticiosa,
Arrepentida el Águila y llorosa
Aprendió esa lección a mucho precio:
A nadie se le trate con desprecio,
Como al Escarabajo,
Porque al más miserable, vil y bajo,
Para tomar venganza, si se irrita,
¿Le faltará siquiera una bolita?

Autor del poema: Félix María Samaniego

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NEUROSIS

Yo no sé si soy sonámbulo o neurótico;
siento algos en el alma, y no son míos...
El ambiente me sofoca, como a exótico
en un pueblo enteramente de judíos.

Vivo en ml y no comprendo; hormigueos
van abriendo filtraciones de erotismo
en mi pecho, y un enjambre de deseos
mancha ci cisne de mi estricto misticismo.

Poco a poco de mi juicio van comiendo
y un volcán de efervescencia promoviendo
al tocar de mis recuerdos el tropel;

que se agitan como cuervos plutonianos,
como duendes, como brujas, como enanos
del imperio revoltoso de Luzbel.

Autor del poema: Luis Palés Matos

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CICLO DEL AMOR

Al amanecer lentamente el sol retira sus largos brazos brumosos de abrazo.
Amantes felices
Cuyos esfuerzos no dejan ningún regusto ni la efervescencia de la combustión del amor;
La tierra perfumada en la fragancia del rocío se despierta

A susurros de luz de ojos suaves ...
Más tarde se desgastará su temperamento labrando las vastas hectáreas del cielo y tomarlo
Fuera de ella en ardientes dardos de ira.
Largamente acostumbrada a tal capricho, espera pacientemente
Para la noche cuando los pensamientos de otra noche le devuelvan su dulzura y su poder
sobre él.

Autor del poema: Chinua Achebe

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ÁRBOL DE PINO EN PRIMAVERA

Árbol de pino
portador
de la memoria verde a
través de la brecha de una hora desolada

Árbol leal
que guardaba
solo en la esmeralda austera
sobre el estándar recumbent de la naturaleza

Árbol de pino
ahora perdido en la sombra
de traidores adornado extravagantemente
Marchando hacia atrás sin vergüenza a los colores que traicionaron

Hermoso árbol
erguido y digno de confianza
¿qué escuela me puede enseñar
su silenciosa, obstinada fidelidad ?

Autor del poema: Chinua Achebe

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MI PADRE

Yo tengo en el hogar un soberano,
único a quien venera el alma mía;
es su corona de cabello cano,
la honra su ley y la virtud su guía.
En lentas horas de miseria y duelo,
lleno de firme y varonil constancia,
guarda la fe de que me habló el cielo
en las horas primeras de mi infancia.
La amarga prescripción y la tristeza
en su alma abrieron incurable herida,
es un anciano y lleva en la cabeza
el polvo del camino de la vida.
Ve del mundo las fieras tempestades,
de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, como Cristo el Tiberíades,
de pie sobre las ondas encrespadas.
Seca su llanto, calla sus dolores,
y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos.
Me ha dicho: "A quien es bueno, la
amargura
jamás en llanto sus mejillas moja;
en el mundo, la flor de la ventura
al más ligero soplo se deshoja.
Haz el bien sin temer el sacrificio;
el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y halla quien odia la maldad y el vicio
un tálamo de rosas en la muerte.
Si eres pobre, confórmate y sé bueno;
si eres rico, protege al desgraciado,
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno
guarda tu honor para vivir honrado.
Ama la libertad: libre es el hombre
y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda tu nombre,
pues mi nombre y mi honor forman tu
herencia".
Este código augusto en mi alma pudo,
desde que lo escuché, quedar grabado;
en todas las tormentas fue mi escudo,
de todas las borrascas me ha salvado.
Mi padre tiene en su mirar sereno
reflejo fiel de su conciencia honrada.
¡Cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprendo en el fulgor de su mirada!

Autor del poema: Juan de Dios Peza

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ESTAR EN TI

Yo no entro en ti para que tú te pierdas
bajo la fuerza de mi amor;
yo no entro en ti para perderme
en tu existencia ni en la mía;
yo te amo y actúo en tu corazón
para vivir con tu naturaleza,
para que tú te extiendas en mi vida.
Ni tú ni yo. Ni tú ni yo.
Ni tus cabellos esparcidos aunque los amo tanto.
Sólo esta oscura compañía. Ahora
siento la libertad. Esparce
tus cabellos. Esparce tus cabellos.

Autor del poema: Antonio Gamoneda

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