Poemas 

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Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!

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 TOP50 Usuarios TOP50 Yavendrás

OH ALETEO DE ESOS LABIOS QUE IMPLORAN CLEMENCIA

Oh aleteo de esos labios que imploran clemencia:
Dama admirable, ceded a mi alma el esplendor de Vuestra Magnificencia.
Gritos velados de mis dientes, estertores salvajes del parto,
Dictad me la orden en los dédalos de mi canto.
Resortes y fuerzas martillados en los cráteres del sedimento;
Puertas omnímodas extraviadas en los palacios de diamante;
Y vosotros, senos del éter, donde se desmayan las fuentes del año,
Lactad, íntimos, las vías frugales que se derraman en mi pensamiento.
Bocas amasadas en el éxtasis y en la plenitud del sueño,
Anunciad al fiel para que escuche el follaje del espíritu.
El émulo del arquero, por la ruta alisia, apacigua las selvas:
Id a debatiros en la onda de sus plumas,
En el instante capital en el que evoco los encantos del mundo.
El acicate de su inmensa empresa y su gloria de doble filo
Que yo clame sin par, ¡Oh Legiones! la epopeya del Gran Navegante.

Autor del poema: Alfredo Gangotena

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POR EL BREVE POLVO (FRAGMENTO)

Es mejor... no preguntes el por qué de las cosas...
Bien están las espinas, de ellas brotan las rosas;
pronto arrulla la brisa si ha bramado el ciclón;
bien la noche, pues, brillan las estrellas piadosas,
bien las tardes azules y las tardes lluviosas,
y la verde hondonada y el adusto peñón.

Es mejor... no preguntes el por qué, que un secreto
adormido en el fondo de tu numen inquieto,
más que muchas respuestas te podrá contestar...
Si en la flor hay perfume, si da sombra el abeto,
si el torrente, en remanso, dormirá blando y quieto...
bien está, no preguntes, mira y ama al callar.

Ama, calla y contempla, que así habrá más paisajes
y más sol y más luna para todos los viajes
que hasta el último sueño deberás emprender.
No interrogues... la duda nublará tus celajes,
y a la pompa frondosa de los tibios boscajes,
trocará el hojarasca tu indiscreto por qué.

Si tu veste desgarras al doblar un recodo
del camino, si hay zarzas, polvaredas y lodo,
si sorprende a tu planta, rudo, el cruel, pedregal...
no desmaye tu anhelo que en la senda hay de todo:
pedregales y espinas, sauces, flores y lodo...
no te importe, que solo te interese el final.

No te importe, no inquieras, pon los mismos amores
sobre todas las zarzas, sobre todas las flores
que acaricien tus ojos en la vía, al pasar...
Si se te hunde una espina ¿para qué los rencores?
muy bien puede tu sangre enseñarle a dar flores,
tus perdones bien pueden enseñarle a aromar.

Vé sencillo. Agradece la bondad del sendero
desmayado a tu paso, y la luz del lucero,
que ‹se dan en silencio›, que se dan sin pedir...
Gracias dile a la fronda, Dios te pague al venero;
agradece a la hierba y al pedrusco severo,
y al ocaso y al orto y al cenit y al nadir...

Nada traes al viaje... la piedad del camino
va vistiendo de sombras y de luz tu destino,
va colmando tu alforja de armonía y de amor;
te da pan, te da fuentes en tu andar peregrino...
Nada traes al viaje, debes todo al camino...
en los días, paisajes y en las noches, fulgor.

Anda, pues, perfumando de humildades la senda...
que a la flor y al abrojo por igual les entienda
tu sandalia viajera... –¡virgen, leve emoción...!–
ve en la estrella regalo y en el lodo ve ofrenda...
nada traes al viaje, no maldigas la senda...
gracias di a la llanura, Dios te pague, al peñón...

Simplifícate, entrégate como el sol al paisaje,
como el campo a la espiga, como el viento al boscaje,
que si nada has traído, nada puedes llevar.
Es mejor... nada inquieras, no maldigas; no ultraje
tu pregunta a la senda... Ve sencillo en el viaje,
hasta cuando el camino, manso, quiera acabar.

Autor del poema: Francisco Granizo

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AMOR SIN ROSTRO

Las caras de los otros son iguales.
Mezquinas y acechantes.
Y aparte de la gente
también tienen cabellos los recuerdos,
la paz tiene una máscara,
la soledad un ojo.
Y en la alegría un diente.

Autor del poema: Violeta Luna

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Y ALLÁ

Alguien habla y yo estoy de pie
Voy a ir allá a la otra punta

Los árboles lloran
Porque a lo lejos otras cosas mueren

Ahora la cabeza se ha apoderado de todo

Pero todavía no te he comprendido
Sigo tus pasos sin saber quién soy
Hay que pasar por una puerta en la que nadie espera
Para un imposible reposo
Todo se aparta y nos vuelve la espalda

Un poco de vacío queda en torno
Y para revivir días pasados
Un alma desapegada se entretiene
Y arrastra todavía un cuerpo que se gasta
El último tiempo de un compás
Más tenaz y más desgarrador
Un dolor musical murmura

Autor del poema: Pierre Reverdy

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CUANDO NIÑO, BUSCABA YO FANTASMAS

Cuando niño, buscaba yo fantasmas
en calladas estancias, cuevas, ruinas
y bosques estrellados; mis temerosos pasos
ansiaban conversar con los difuntos.
Invocaba esos nombres que la superstición
inculca. En vano fue esa búsqueda.
Mientras meditaba el sentido
de la vida, a la hora en que el viento corteja
cuanto vive y fecunda
nuevas aves y plantas,
de pronto sobre mí cayó tu sombra.
Mi garganta exhaló un grito de éxtasis.

Autor del poema: Percy Bysshe Shelley

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SUEÑOS

En horas gratas, cuando serena
reposa el alma libre de afán,
y el aura amena
pasa, de agrestes rumores llena,
y es todo calma, todo solaz;

cuando la Patria suspende el ruido
de las contiendas aterrador,
y confundido
quedar parece bajo el olvido
cuanto es angustias al corazón,

castas visiones vienen ligeras,
y en bullicioso giro fugaz,
cual mensajeras
de paz y dicha, nuevas esferas
al pensamiento mostrando van;

nuevas esferas donde la mente
vislumbra absorta mares de luz,
donde se siente
que extraños sones lleva el ambiente
sobre las nubes del cielo azul.

Enajenada la fantasía,
de esas visiones corriendo en pos,
mira a porfía
pueblos y pueblos buscar la vía
de esas regiones de eterno albor.

Rasga el destino su denso velo,
y a sus fulgores el porvenir
muestra a mi anhelo
como a esa altura, con libre vuelo,
Quisqueya asciende grande y feliz.

Sueños de gloria que halagadores
el ama sigue llena de fe;
bien que traidores
huyen a voces, y sus fulgores
envuelven sombras de lobreguez.

¡Ay! Es que entonces, Patria bendita,
cubre tus campos ruido fatal,
que a la infinita
región se eleva, y el alma agita
con emociones de hondo pesar.

Mas cuando calla la voz terrible
cuando sereno luce el confín,
y bonancible
pasa la brisa, con apacible
giro de blandos rumores mil,

cándidas vuelven esas visiones
arrobadoras en multitud
y esas regiones
a poblar vuelven extraños sones
y claridades de viva luz.

A esas esferas del pensamiento
quiero llevarte, Patria gentil;
si oyes mi acento,
si verte quieres en alto asiento,
dominadora del porvenir;

¡ah, quede siempre suspenso el ruido
de las contiendas aterrador;
que enternecido
desde su trono de luz ceñido
sueños de gloria te ofrece Dios!

Autor del poema: Salomé Ureña

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ESE BESO DE AYER

Ese beso de ayer
me abrió la puerta
y todos los recuerdos
que yo creí fantasmas
se levantaron tercos
a morderme.

Autor del poema: Claribel Alegría

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QUÉ LÁSTIMA

Qué lástima que duermas
y se interrumpa el diálogo
y no sientas mi beso
en tus ojos cerrados.

Qué lástima tu infancia
así truncada,
ese tiempo sin tiempo
a medio abrir
por el que ya empezaba
a vislumbrarte.

Mañana todo habrá cambiado:
otra vez hablándonos
de lejos
desde nuestras esquivas
soledades.

Qué lástima
los signos de mi amor,
mis apretados círculos
de miedo
que no sé si entendiste.

Autor del poema: Claribel Alegría

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ES LARGA LA TARDE

Es larga la tarde
como el camino curvo hasta tu casa
por donde regreso arrastrando los pies
hasta mi cama sola
a dormir con tu olor engarzado en mi piel,
a dormir con tu sombra.

Es larga la tarde
y el amor redondo como el gatillo de una pistola
me rodea de frente, de lado, de perfil.
El sueño pesa sobre mis hombros
y me acerca de nuevo a vos,
al huequito de tu brazo,
a tu respiración,
a una continuación infinita de la batalla
de sábanas y almohadas que empezamos
y que pone risa
y energía
a nuestro cansancio.

Autor del poema: Gioconda Belli

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LAS FIERAS

(Jardin des plantes)

Estamos echados sobre el césped
y no tienen piedad de nuestra dicha.
Nos espiaron ensañados. En sus ojos
no había curiosidad ni complacencia.
Envidia, sólo envidia con ira.

Nadie quiso cubrirnos ni con una
mirada de pudor. Pero
¿qué saben ellos de esto?

Querían, lo supongo, avergonzar mi amor,
el tuyo, el poco amor del mundo.
Y no pudieron con nosotros.

Jadeantes, al fin de nuestra lucha,
ahí estaban, representando el odio
que con tanto trabajo habíamos
logrado arrancar de nuestro pecho.
(Estamos solos contra ellos
pero ellos están más solos
que nosotros. A ellos no los
une ni el odio, a nosotros
hasta su odio nos reúne.)

Quizá llegaron cuando yo era tu yo
y yo era tuyo. Nunca lo sabremos.
Jadeantes, saboreando, lamiendo
nuestra dicha nos encontraron. Echados
sobre el césped nos acorralaron
como fieras. Y, ahí, a sus ojos furiosos,
aterrorizados, hicimos de nuevo
nuestro fuego ya sin recato
pero imperturbable –y ellos viéndonos,
viéndonos, ignorantes y viéndonos.

Autor del poema: Ernesto Mejía Sánchez

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