APARENTE QUIETUD          
            Aparente quietud ante tus ojos, 
aquí, esta herida -no hay ajenos límites-, 
hoy es el fiel de tu equilibrio estable. 
La herida es tuya, el cuerpo en que está abierta 
es tuyo, aun yerto y lívido. Ven, toca, 
baja, más cerca. ¿Acaso ves tu origen 
entrando por tus ojos a esta parte 
contraria de la vida? ¿Qué has hallado? 
¿Algo que no sea tuyo en permanencia?
Tira tu daga. Tira tus sentidos. 
Dentro de ti te engendra lo que has dado, 
fue tuyo y siempre es acción continua. 
Esta herida es testigo: nadie ha muerto. 
Autor del poema: Emilio Prados
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