AQUEL PADRE VALLE 

Aquel Padre Valle! verdaderamente,
que así fueran todos; pero no, señor.
Los otros reciben de la mala gente-
Barba Azules, lobos-, en Tono Mayor,

Dignas alabanzas: muy inteligente,
de buenas maneras, culto, liberal,
no anda con los pobres, sigue la corriente
del mundo, sin regla de uso medioeval;

Dice a los ministros, mi querido amigo,
visita al banquero, tiene mucha influencia,
las viudas enfermas ignoran su abrigo,
pero los señores le piden audiencia.

Las viudas enfermas ignoran su abrigo,
pero los señores le piden audiencia.

Este Padre Valle pasa lejos, lejos,
como un evangelio bello y silencioso;
este Padre Valle tiene los reflejos
super inefables del amor hermoso.

Sus ojos, sus labios, «Leyenda Dorada»
y «Brujas la Muerta» en la imitación
de Cristo; celebra su misa rezada.
Y el camino bello de la perfección,

es su buen amigo. Al verlo deseo
suprimir el lujo de los monseñores,
para cantar Gloria in Excelsis Deo
con la silenciosa voz de los pastores.

Que iban florecidos en la noche aquella,
en el día blanco de la noche buena:
la mula y el buey, mansos, y la estrella
y la virgen ¡Ave Gratia Plena!

Hermano de versos dormidos, poeta,
hay dísticos, perlas de doble fulgor:
por el Padre Valle, Safiro y Violeta,
la luz de tu libro segundo y menor.

Autor del poema: Azarías H. Pallais

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