CÓMO SERÁ EL MAR          
            Tu nombre ¡o mar! en mi interior resuena;
despierta mi cansada fantasía:
conmueve, engrandece al alma mía, 
de entusiasmo férvido la llena.
Nada de limitado me comprime, 
cuando imagino contemplar tu seno; 
aludo, melancólico y sereno,
o frente augusta; tu mugir sublime. 
Serás ¡oh mar! magnifico y grandioso 
cuando duermas risueño y sosegado; 
cuando a tu seno quieto y dilatado
acaricie el ambiente delicioso?
¿Cuando soberbio, ardiente, enfurecido 
gimiendo te abalances hasta el cielo: 
cuando haga retemblar al ancho cielo 
de tus inquietas aguas el bramido? 
Dulce será la luz del claro día
si en tus diáfanas ondas reverbera; 
grata el aura y la roca que altanera 
tus impulsos vehementes desafía.
Creo ver en tu imperio turbulento 
la excelsa eternidad en su palacio, 
dominando en el mundo y el espacio, 
midiendo la extensión del firmamento. 
De la divinidad eres idea;
del mundo miserable poesía
la dulce admiración del alma mía; 
con tu vista el Eterno se recrea.
La rama de la playa, que distante
en tu inquieta extensión vaga perdida, 
como el recuerdo triste de la vida
en la mente del hombre agonizante. 
De la luna fulgente la luz pura,
al través de la nube borrascosa, 
cual memoria de madre cariñosa 
en medio de una amarga desventura. 
De embarcación el mísero deshecho 
que gire por tu seno sosegado, 
como presentimiento desgraciado
que hace agitar del navegante el pecho.
Todo, todo lo harás interesante:
¿no te habré de admirar? ¿Será vedado 
a mis oídos tu mugir sagrado
Y siempre, siempre te tendré distante?
¿La mano del dolor que me comprime, 
a perecer cautivo me destina
entre paredes de ciudad mezquina 
sin venerar tu majestad sublime?
¿O a ti, me llevará la suerte impía, 
cubierto de dolor, sin tener padre;
sin mi dulce adorada; sin mi madre, 
lanzado, ay triste, de la patria mía?
Autor del poema: Guillermo Prieto






