¡OH CUÁN BIEN QUE ACUSA ALCINO! 

¡Oh cuán bien que acusa Alcino,
Orfeo de Guadïana,
unos bienes sin firmeza
y unos males sin mudanza!
Pulsa las templadas cuerdas
de la cítara dorada,
y al son desata los montes,
y al son enfrena las aguas.
¡Oh cuán bien canta su vida,
cuán bien llora su esperanza!
Y el monte y el agua escuchan
lo que llora y lo que canta:
«La vida es corta, y la esperanza, larga,
el bien huye de mí, y el mal se alarga.

»El bien es aquella flor
que la ve nacer el alba,
al rayo del sol caduca,
y la sombra no la halla;
el mal, la robusta encina
que vive con la montaña,
y de siglo en siglo el tiempo
le peina sus verdes canas;
la vida es ciervo herido
que las flechas le dan alas;
la esperanza, el animal
que en sus pies mueve su casa.
La vida es corta, y la esperanza, larga,
el bien huye de mí, y el mal se alarga».

Autor del poema: Luis de Góngora

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