CUANDO TORNAS, EXACTA, LA CABEZA 

Decide mi dolor su sutileza
-oh larga soledad, vuelo perdido-
cuando tornas, exacta, la cabeza
a la tierra sin tierra del olvido.

Es, entonces, el charco mi tristeza,
y es el cielo tu nombre diluido…
y fugas de la boca, si te besa
desfallecida voz para mi oído.

En la mano no estás, y estas cogida
en la piel y en el hambre y en la entraña.
No te tengo, me tienes. Advertida,

la carne que te lleva, no te empaña,
y si apenas un sueño te convida,
te mueres extranjera, breve, extraña.

Autor del poema: Francisco Granizo

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