DEL SILENCIO 

Mientras el cuerpo nos protege
del desastre

y un turbión hace cauce en nuestras venas
y se nos cubren los ojos de raíces agrias

mi alma sabe que allá del otro lado
en la esquina o tienda o consultorio
también tú te sufres en la oscuridad
con los brazos abiertos
para recibirme.

Autor del poema: Rogelio Guedea

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