EL BESO
Beso! rosa temprana, de un jardín de caricias,
estribillo en el niveo teclado de los dientes,
de los salmos que Amor en las almas ardientes
canta, con voz de arcángel de lánguidas delicias.
Sonoroso y gracioso Beso, Beso divino,
placer sin par, celeste embriaguez inefable.
¡Salud! Cuando nos brindas tu vaso diamantino,
nos enbriagas del único deleite inagotable.
Como el vino de! Rhin, como una sideral
melodía, consuelas a las almas inquietas,
digno de que el más grande de los grandes poetas,
Goethe o Will, te cantara en un verso inmortal.
Por ti teje este ramo de estrofas que deslíe
una ingenua fragancia, el pobre trovador,
como premio, a los labios encendidos de amor
de Una que yo conozco, Beso, desciende y ríe.
Autor del poema: Paul Verlaine
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