EL RUISEÑOR 

Con un loco vuelo de aves asustadas
todos mis recuerdos llegan en bandadas
y se abaten sobre la desolación
del hendido tronco de mi corazón.
Y en la linfa triste de mis añoranzas,
la fuente que llora mis desesperanzas
se abaten; después un temblor irisa
su cristal, y se oye gemir a la brisa,
una brisa espesa que envuelve el ramaje,
y después, tan sólo, se oye entre el follaje
— tan sólo— la voz que canta a la Ausente
la voz tan lejana, tan languideciente
del ave que íué mi pasión primera,
cantando lo mismo que en mi primavera.
Y en el esplendor triste de una luna
que asciende solemne y pálida, una
noche del estío, pesada y sombría,
plena de silencio, de melancolía,
mece en el misterio vago de la hora
el árbol que tiembla y el ave que llora.

Autor del poema: Paul Verlaine

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