EL SENTIR 

Sonorizad eterna que en la quietud ambigua
nos da lo inexplicable de una emoción profana
y que, muy levemente, con la paz se amortigua
como en una siringa, una música hermana.

Y Pierrot comediante con la lágrima exigua,
como una evocación ingenua de la sana
risa que floreciera y que huyó con la antigua
comparsa de sonámbulos hacia tierra lontana…

Sentir… intensa sombra de cuerpos y de vidas
y la divina sangre de todas las heridas
que fluye eternamente como una Eucaristía

y cae sobre el ánfora de la sonora voz,
mientras la Buena Vieja ha segado con su hoz
rosas en el rosal de la Melancolía.

Autor del poema: Gonzalo Escudero

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