FAREWELL 

La curva de los mares
dilata el horizonte,
y mi nativo monte
no alcanzo a contemplar
¡En él queda mi alma!
De muerte herida el alma
¡oh patria! te abandono a mi pesar.

Los malos se alborozan
cuando los buenos gimen;
arriba se halla el crimen
ceñido de laurel,
y un César se levanta
que, con inmunda planta,
holló de la República el dosel.

Me arroja al extranjero
mi fe en la Democracia;
allí de la desgracia
me espera amargo pan;
mas ¡patria que amo tanto!
tu nombre sacrosanto
mis labios sin cesar bendecirán.

Amiga cariñosa
del pobre peregrino,
no llores... El destino
nos juntará a los dos
La noche por el cielo
extiende ya su velo...
¡Patria, amores, adiós, adiós, adiós!

Autor del poema: Ricardo Palma

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