5 Poemas de Jorge Rojas
VIDA
Vivir como una isla,
lleno por todas partes
de ti, que me rodeas
ya presente o distante
con un temblor de luz
primera, sin pulir,
sin arista de tarde,
ni sombra de jardín.
Y ángeles en espejos
guardando tu mirada
para hacerse verdades
y noches estrelladas.
LA SOLEDAD
Siempre la soledad está presente
donde estuvo la voz y fue la rosa,
en todo lo de ayer su pie se posa
y le ciñe su sombra dulcemente.
El recuerdo que está bajo la frente
tuvo presencia. Fuente rumorosa
fue su paso en la tierra, cada cosa
lleva su soledad tras su corriente.
Es soledad la miel que dora el seno
y soledad la boca que conoce
su entregado sabor de fruto pleno.
Cada instante que pasa, cada roce
del bien apetecido, queda lleno
de soledad, al tránsito del goce.
PRELUDIO DE SOLEDAD
Vagaré bajo la sombra y las estrellas
que conocen mi frente y sus desvelos,
contaré como pétalos sus rayos
sin pedir al azar su vaticinio.
Quiero con mis pisadas
recorrer hacia atrás,
horas que se quedaron extasiadas
en el reloj que el sol eternizaba,
y repetir: ¡Dios mío! ¡Cuántos nombres!
Criaturas, norte, sur, sólo viento y ceniza,
ebrios itinerarios que extraviaron mis brújulas.
Hay algo indefinible entre el follaje,
un olor de mujer que no regresa.
Ya las palabras no tienen el deleite del labio,
se borran en el aire como saetas de humo,
caen en la hojarasca
ajenas a su rumbo y su herida.
En una escondida copa,
el alma ha guardado todas las caricias
y cuando la luna me alarga los brazos
por sobre los senderos
y no encuentro a nadie vivo
acerco sus bordes a mi sed.
Sin olvidar que un gran silencio
soporta otros silencios,
y así se levanta la torre
donde habitó la soledad.
EL AMOR
Estar nuestro querer
gozándose en sí mismo
al pasmo de un instante
no soñado. Vivido.
Sin pedir ni dar nada
ver mi fondo en tu fondo.
Ser objeto e imagen
como el agua del pozo.
Beatitud de lo cierto:
aquiescencia de Dios.
Nescencia de la duda:
presencia de tu amor.
CREPÚSCULO
Intuyo tu presencia.
Silencio de tu voz.
Vives en el paisaje.
Pura prolongación.
Nos llaman. Despertamos.
Van tus cabellos sueltos
-estandartes de sol-
comandando los vientos.
Los caballos galopan
y la tarde agoniza.
¿Brisa? Ciclón al frente
de rosas amarillas.
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