LA DISOLUCIÓN 

Ella está muerta, y todas las cosas que mueren
en sus primeros elementos se resuelven;
y nosotros éramos mutuos elementos para nosotros
y hechos el uno del otro.
Mi cuerpo pues el de ella envuelve,
y aquellas cosas de que yo consisto, por eso mismo,
en mí crecen abundantes y onerosas;
y no nutren sino asfixian.
Mi fuego de pasión, suspiros de aire,
agua de lágrimas y terrena triste desesperanza,
que mis componentes son,
aunque casi agotados por la seguridad del amor,
ella para mi mal con su muerte rehace.
Y yo podría vivir largo tiempo tan desgraciado,excepto que mi fuego con mi combustible crece.
Ahora, como esos reyes emprendedores,
cuya lejana conquista tesoro aporta,
reciben más y gastan más y prestísimo se arruinan,
esta (sorprendido estoy que pueda hablar de ella)
esta muerte al par que mis reservas
mis gastos ha acrecentado.
Y así mi alma más ardientemente liberada
desbordará la de ella; como a las balas partidas antes
una bala tardía puede alcanzar si la pólvora es más.

Autor del poema: John Donne

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