LA VOZ FLORIDA 

Por el pardo sendero, bajo la hora serena,
uno tras otro, pasan los lentos peregrinos;
todos llevan el ritmo de alguna vieja pena
y la melancolía de los yermos caminos.

Y la quietud florece, como una sombra buena,
en las pupilas grises de sus ojos divinos;
el ánfora sagrada de su herida está llena
y gota a gota cae la sangre, en cristalinos

rubíes sobre el polvo, mientras una voz rítmica
interpreta el encanto de su timbre, en la eurítmica
canéfora que trae sobre su cabellera

el perfume de rosas y de cisnes de mito
y de los Lohengrines que, desde lo infinito,
anuncian el reinado de Hermana Primavera.

Autor del poema: Gonzalo Escudero

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