NO SALGAS DE TU CUARTO 

No salgas de tu cuarto, no incurras en error.
¿Para qué quieres sol si ahí tienes cigarrillos?
Afuera todo es fútil, es especial el júbilo.
Solo apúrate al baño pero regresa al cuarto.

Oh, no salgas del cuarto, no llames un taxi.
Porque, mira, el espacio es solo un corredor
que acaba en los fusibles. Si entra, viva, una joven
boquiabierta, solo échala, no le quites la ropa.

No salgas de tu cuarto. Finge que estás en quiebra.
¿Qué puede ser más bello que la silla y el muro?
¿Por qué dejar el sitio al que regresarías
el mismo que ahora eres o quizá más herido?

Oh, no salgas del cuarto. Baila bossa nova
desnudo en tu gabán, descalzo en tus sandalias.
El umbral huele a cera y a col y tú has escrito
ya demasiadas letras, una más para qué.

Oh, no salgas del cuarto. Dale al cuarto un atisbo
de cómo se ve. Además, “incognito
ergo sum” como dijo la sustancia a la forma.
No salgas de tu cuarto. ¿Piensas que aquello es Francia?

¡No seas un tonto! Sé lo que no fueron otros.
No salgas de tu cuarto. Dale vida a tus muebles.
Fúndete en la pared. Mueve el armario. Aíslate
así de Cronos, cosmos, eros, raza, virus.

Autor del poema: Joseph Brodsky

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