PRIMAVERA 

El jardín alusivo se envaguece de esperas
y el corazón despierta a las últimas cosas.

Un soplo de radiolas
avienta hacia nosotros
sus rumores de vidrio.

Los poetas comentan la renuncia del día.

Las calles vagabundas regresan del exilio.

Una tenue esperanza me llevó a sus caricias;
su imagen repentina me estremece en lo hondo;
anida su blancura en la tarde latente,
y mientras que desciñe su busto de suspiros
los árboles alumbran nuestro secreto cósmico.

La ausencia es el perfume que me deja en el pecho.
La pierdo en la espesura
de la vida moderna,
y nuevamente vuelvo,
al campo de deportes con sus lunas auténticas.

Apuesto a su sonrisa en el juego de pókar,
lecturas de la música anegadas de lágrimas.

Cuando pongo en sus manos
el cheque de mi adiós,
los expresos sonámbulos
despiden nuestras sombras,
y el mareo de los puertos dentro del corazón.

(Solfea la primavera
sus lecciones).

De pronto el desenlace obscuro de la célula.

Transaré con los pájaros su recuerdo sangrante.

Autor del poema: Manuel Maples Arce

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