SONETO DE "LA GALATEA", LIBRO II, DAMON 

Más blando fui que no la blanda cera,
cuando imprimí en mi alma la figura
de la bella Amarili, esquiva y dura
cual duro mármol o silvestre fiera.

Amor me puso entonces en la esfera
más alta de su bien y su ventura;
y ahora temo que la sepultura
ha de acabar mi presunción primera.

Arrimose el amor a la esperanza
cual vid al olmo, y fue subiendo aprisa;
mas faltole el humor, y cesó el vuelo:

no el de mis ojos que por larga usanza,
fortuna sabe bien que jamás cesa
de dar tributo al rostro, al pecho, al suelo.

Autor del poema: Miguel de Cervantes Saavedra

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