AL SR. CYRIACK SKINNER, SOBRE SU CEGUERA
Tres años ya mis ojos, que se abrieron
a ese mundo exterior sin mancha alguna,
privados de la luz y la fortuna,
se olvidaron de ver lo que antes vieron.
Ya sol, luna y estrellas se perdieron,
hombre y mujer. Disputa inoportuna:
contra el poder del cielo no hay ninguna
razón, sino bogar donde otros fueron.
¿Y preguntas aun qué me sostiene?
La conciencia de haberlos empleado
en libertad, que es noble causa mía,
de lo que toda Europa hablando viene.
Esto del mundo vano me ha salvado:
ser ciego mas feliz. No hay mejor guía.
Autor del poema: John Milton
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