34 Poemas surrealistas 

LA HOGUERA

A Paul-Napoléon Roinard

Tiré en el noble fuego
Que transporto y adoro
Vivas manos y mismo fuego
Ese Pasado esas cabezas de muertos
Llama hago lo que tú quieres

Ese galope repentino de las estrellas
No siendo más que en lo que se convertirá
Se mezcla con el macho relincho
De los centauros en sus acaballaderos
Y de los grandes lamentos vegetales

Dónde están esas cabezas que yo tenía
Dónde el Dios de mi juventud
El amor se ha vuelto malo
Que en la hoguera las llamas renazcan
Mi alma al sol se desnuda

En la llanura han crecido llamas
Nuestros corazones cuelgan de los limoneros
Las cabezas cortadas que me aclaman
Y los astros que han sangrado
No son sino cabezas de mujeres

El río prendido con alfileres sobre la ciudad
Te fija como una prenda
Partiendo del anfión dócil
Padeces todos los tonos encantadores
Que vuelven ágiles las piedras

Autor del poema: Guillaume Apollinaire

50.00%

votos positivos

Votos totales: 14

Comparte:

ENTRE DOS MUNDOS

La sombra baila
Ya no hay nada más
Que el viento que se precipita
El movimiento se extiende desde la pared

Y aumenta
Hay personajes que nacen
Por un minuto o por toda la Eternidad
La noche es la única que cambia

Y yo mismo al lado
Alguien a quien el remordimiento obsesiona
En el camino donde marca su paso

No se ve nada de lo que hay
Sólo la pared hace una mueca

Una seña de mi corazón se extiende hasta el mar
No hay nadie lo bastante grande para detener la tierra
Y ese movimiento que nos cansa
Cuando una estrella azul allá arriba da vueltas al revés

Autor del poema: Pierre Reverdy

50.00%

votos positivos

Votos totales: 4

Comparte:

TEXTO SURREALISTA

El mundo físico todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye.Pero algo sucedió de golpe.
Nació una arborescencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro.
Pero el aire era como un vacío aspirante en el cual ese busto de mujer venía en el temblor general, en las sacudidas de ese mundo vítreo, que giraba en añicos de frentes, y sacudía su vegetación de columnas, sus nidadas de huevos, sus nudos en espiras, sus montañas mentales, sus frontones estupefactos. Y, en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos
de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los seno, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba.
Pero todas las columnas pierden sus huevos, y en la ruptura de la línea de las columnas nacen huevos en ovarios, huevos en sexos invertidos.
La montaña está muerta, el aire esta eternamente muerto. En esta ruptura decisiva de un mundo, todos los ruidos están aprisionados en el hielo; y el esfuerzo de mi frente se ha congelado.
Pero bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo,
y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche.
La fría agitación de las columnas divide en dos mi espíritu, y yo toco el sexo mío, el sexo de lo bajo de mi alma, que surge como un triángulo en llamas.

Autor del poema: Antonin Artaud

44.44%

votos positivos

Votos totales: 9

Comparte:

DE "EL AIRE DEL AGUA" 1934

Tus miembros van desplegando a tu alrededor unas sábanas verdes
Y el mundo exterior
Hecho de puntos
No funciona ya las praderas han desteñido los días los campanarios se reúnen
Y el Puzzle social
Entregó su última combinación
Todavía esta mañana esas sábanas fueron apartadas hicieron vela contigo de un lecho prismático
En el castillo revuelto del sauce de ojos de lama
Para el cual con la cabeza abajo
Partí en otro tiempo
Sábanas almendra de mi vida
Cuando te vas el cobre de Venus
Inerva la hoja resbaladiza y sin bordes
Tu gran ala líquida
Se agita entre el canto de las vidrieras

Autor del poema: André Breton

42.86%

votos positivos

Votos totales: 7

Comparte:

Desde el 31 hasta el 34 de un total de 34 Poemas surrealistas

Añade tus comentarios