Vuestros poemas
Espera.
Te esperé sin tiempo, sin prisa
recostado en la calma de la tarde,
sin saber si vendrías, apareció la noche
la oscuridad reinó, encendí el fuego,
no llegaste, aun así te esperé.
Amaneció lentamente como los años
que se fueron en la espera,
presiento que no vendrás.
Morirá la tarde, la vida pasará
sin futuro, sin presente, te esperé.
Te esperé sin tiempo, sin prisa
estaré solo, sin esperanza sin hogar,
con la vista en el cielo gris
me cansaré de esperar verte llegar,
y así una mañana, me iré.
gbl
23/06/2017
Derechos Reservados de Autor
A mi padre, mi querido y viejo amigo
Que tarde es para mí reconocer su sabiduría,
Aun, cuando no tuvo la oportunidad de estudiar
Pero, los obtuvo al cursar los de la universidad de la vida,
Misma que le dio la capacidad de discernir cualquier tema.
Un hombre que creció sin el amor de sus padres,
Sin el calor de una familia, de un hogar propio,
Con una niñez de orfandad, llena de tristezas,
En donde el tiempo para juegos, no existió.
Desde muy pequeño trabajo con sus hermanos,
Y cansado de tantos malos tratos que recibía,
Solo y a su muy corta edad decidió emigrar,
Llegó a esta ciudad, más solo que nunca.
Deambulo por muchos días, sin comer,
Como hoy, que veo a muchos niños e indigentes,
Cuando aún no alcanzaba su adolescencia,
Fue chalan de todo y obrero de ninguno.
Hay una persona bondadosa que le ofrece donde dormir,
Una cama de tierra, un cobertor fueron su refugio,
Le proporcionaron muchos meses de descanso,
Hasta el día que decidió agradecer y dejarlo.
El niño, ya era un adolecente con madures de adulto,
La ciudad de Villahermosa en esos años era segura,
Por fin después de tantos meses de caminar y buscar
Finalmente encontró un trabajo y donde dormir.
Nunca estuvo conforme con lo que tenía, siempre buscó más,
Pero sus mínimos o casi nada de estudios, no lo ayudaban,
Y así siguieron pasando los años, buscaba mejorar siempre,
Hasta que vio el principio del camino de su vida laboral.
Trabajo en refresquerías, paletearías, juguerías, y más,
Hasta que tomo la decisión de formar su propia familia,
Y tener un hogar, muchos hijos, una gran familia,
Quizás tener, lo que él, no le fue posible disfrutar como hijo.
Se propuso tener algo propio que le diera los recursos.
Para darle a su familia lo necesario y no pasar hambres.
Darles un techo y una cama de madera donde descansar,
Y los estudios requeridos para que un camino más fácil.
Su proyecto lo alcanzó, instalo su propia refresquería,
Hoy todavía existen, las Horchatas la Catedral,
Para su gran familia
MI ULTIMA POESIA EN LA ARENA
Enviado por doblezeroo Seguir
***
No voy a ser, furioso, hoy ese poeta
que escriba versos colmados de sangre
cansado de pensar en las estrellas.
No voy a compartirme ni buscarme
entre los pétalos de cuarzo y luna
que por la noche platean el oleaje.
Que al desamor de tu ausencia, resulta,
me he convencido a no dar más pábulo
con poesías, exilio de mis musas,
donde, un día, lo fuimos todo. ¿Acaso
cariño mío, tu ya no recuerdas,
en esta playa, cuanto nos amamos?.
No vengo a regresarme, tu me entiendas,
yo a por ti ya no regreso, mi amada,
fueron quinientas las noches, hasta esta,
que un halo de ilusión traje en el alma
esparciendo, mi amor, en nuestra orilla
y con quinientas-una noches ¡basta!.
Hoy, ya vienes tarde a por mis poesías
que han ido menguando, sobre la arena,
como mengua el cauterio de una herida.
No más órganos, por ti, en esta tierra
no más dolor ni lagrimas saladas
para volver de vuelta con miserias.
Mi desventura y sus conjuntos, claman,
en cada uno de los versos que escribí,
al "adiós", que aun puedo ver en tu cara,
de aquel día que te marchaste, así,
como un quetzal de prismas que alza el vuelo
sin dejar de mirar a través de mi.
Quinientas nos separan ya de aquello
y esta es la noche que te digo "adiós",
y la última vez que escribo un "te quiero".
***
HEBRAS DEL AMOR
Enviado por doblezeroo Seguir
*****
En un lugar bajo los montes
yo conocí a mi princesa
el pueblo era muy pequeño
en su plaza había verbena
y en medio de la algazara
me conquistó la silueta
blanca como una paloma
con sus ojos de muñeca
Yo le dije: "eres preciosa"
mientras bajamos la cuesta
y al pasar las diez farolas
se encendió la luna llena.
Silenciosa lavanda en flor
apuntando a las estrellas
el aire trenzaba alhelíes
de su brillo en la melena
y al parar junto al camino
fue de intimidad la sierra
bramó a lo lejos el ciervo
y despertó la pasión cerca.
Yo susurraba a su oído
mil volcanes, mil hogueras
¡que labios rojos! ¡que piel suave!
sobre la frondosa hierba.
Por encima de las copas
pasaba la luna lenta
bañándola con su estaño
y al desabrocharse a ciegas
los botones de su blusa
lentamente, como a tientas
por las pupilas de la noche
galopaba la blanca seda
de unas magnolias que el viento
desplegó en la piel secreta
de dos senos que miraban
como dos manzanas frescas.
¡Oh que mercurio empinado!
del fino río en la ladera
se había roto en su cauce
nuestra luna de primavera
y el murmullo de sus aguas
cual celosas castañuelas
hurtaba al viento las voces
de la fiesta de la aldea
mientras una celosía
de arbustos y hierbabuena
ocultaba un lecho donde
el amor dio rienda suelta.
Un gemido ultimo y sordo
nos acuesta en la maleza
y el rocío se evapora
al calor de una pareja.
Los ojos ya se cerraron
la noche pierde sus prendas
y ese azulón pasajero
vuelve a vestir las vergüenzas
ocho campanas se endulzan
y se amargan las almendras
ocho copos de la escarcha
navegando en las cerezas
sobre la ropa el pinazo
cuenta una historia secreta
sin sonido en las palabras
bajo dos bocas sedientas.
¡Como gruñe el campanario!
de la torre de la iglesia
¡que girasoles! ¡que prunas!
tiene el prisma de la huerta
enmudecen dos corazones
canta que canta la sierra
y un horizonte de gallos
lejos del monte cacarea.
*****
Hagamos un trato
Compañera usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo.
Si alguna vez advierte que a los ojos la miro y una veta de amor reconoce en los míos, no alerte sus fusiles, ni piense que deliro.
A pesar de esa veta de amor desprevenido, usted sabe que puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato nada definitivo, yo quisiera contar con usted.
Es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo.
Quiero decir contar hasta dos hasta cinco, no ya para que acuda presurosa en mi auxilio, sino para saber y así quedar tranquilo, que usted sabe que puede contar conmigo.
Mario Benedetti
Sublime Elevación
Soy yo ¡La Diosa del amor!
que clama tu fogosidad,
en noches y horas plenas
sin tiempo, solo entregas
de amor y sublime elevación.
¿Por qué tan lejos?
te quiero cerca,
ven y abriga mi pasión
para que consumas mis ansias
y ardientes deseos.
Cobija mi piel con tu piel
quema mis labios con tus besos,
y hazme sentir mujer,
abrazándome con el fuego
que brota de ti.
gbl
14/06/2017
Derechos Reservados de Autor
Cultivo Una Rosa Blanca por José Martí
Cultivo una rosa blanca
en junio como enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.
AQUELLA VEDETTE
Enviado por doblezeroo Seguir
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La presencia de una rosa escondían tus pasos
y tus ojos, pasando como una flecha lenta entre la brisa,
manejaban la pasión nocturna de los zafiros rasgados
con que las gatas sensuales conquistan los tejados
mientras un sexo insufrible brilla en sus pupilas.
Cierras la función en el eco de tres palmas sordas sin falsetas
y recoges la llave de tu joyero oxidado
donde guardabas, junto a la jeringuilla,
las fantasías que ya no recuerdas de una joven estrella
que encerraste soñadora en tu cartel de la Gran Vía.
Querías ser vedette, de las que no tocan el cigarro,
pero lanzan corazones de humo que nadie puede recoger
al par que coleccionan suspiros entre barras con saliva
deambulando en camerinos de maquillaje y tabaco.
Querías ser vedette y te quedaste en heroína.
Pero una noche te marchaste con la esquina
como un baúl de la Revista destartalado
en el vagón humeante de un tren de mercancías
con un collar sin escote, un perfume sin aroma
un anillo sin compasión, un rostro sin caricias
una historia sin poemas, un retrato sin memoria,
un beso sin alma.
Alguien reconoció en la acera tu cuerpo disecado,
cuentan que aun desprendía el olor a primavera
de las fantasías de una niña adolescente.
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