Vuestros poemas
madre y vida.
Madre y vida, soy ahora nada.
Nada ahora ni nunca, ni en tu pecho rojo ni en la existencia negra.
Madre! Madre y vida asqueada. Soy agua de la lagrima que llora eterna por tus mejillas sonrosadas que se llenan y regurgitan cual cántaros hastiados la sal amarga.
Madre, polvo y vida. Ya no soy la hierba verde ni la redondeada y dulce manzana.
Ya mujer sola y vida sola que es y eres. Pues me he quitado con el agua cual sucia inmundicia y he hecho respirar libre tu alma ahogada.
Ronco el que visita, grita el desencanto como quien canta alegre una dulce alabanza porque no soy ni seré en el polvo endurecido y negro cual redondo es lo redondo y llano.
Señora cual amor carente de toda duda. Ya no soy. No me esperes despierta en las noches venideras; ni la vida me espere ni castigue tu vela. Mas bien devorad mi carne de papel y guardad mi osamenta en la caja y olvidad mi tierra viva.
Devora ya.
Devora ya por la noche el que nada olvida carnívoro mi mente. Pero no me come de un bocado, mas bien me mordisquea aquí y allá inmisericorde, indeciso de acabar conmigo y el dolor se hace frio... se hace niebla blanca cual negro.
De apoco se alimenta abriendo mis carnes y me lleva la vida y la digiere en tranquilidad en algun nido en la lejana montaña y nada hago. Nada puedo, nada espanto y pierdo todo y nada y sonrío con labios cortados por zarpas que fuerzan mi voluntad y la destripan y juguetean con sus entrañas las crías furtivas.
Y nada hago porque nada puedo salvo morir.
Soy carroña.
La lluvia cae, y yo bajo ella me cobijo.
La lluvia cae... cae y me doblega. Siento su látigo horadar mis carnes.
Me arrodillo ante mi celestial verdugo... Me arrodillo.
La lluvia cae y me come el alma indolente cual victima de buitre o fiera.
De apoco me convierto en podrida carroña y digo_ comed.
Y en silencio no siento ya mi carne espiritual y muero... muero con la tarde que me cava una oblonga tumba y digo_ llevadme.
Y cuando el buitre limpia su pico de mi sangre y la bestia lame sus bigotes, me recoje el anciano arco iris negro de barbas grises y dice_ al entierro.
Y no hablo... nada digo.
Me envuelve la mortaja del recuerdo y me arrulla el que sepulta y canta.
Canta con los ojos agua de melancólicos acordes y veo.
Veo el arco de mi verdugo reír trémulo, loco y duermo con el ataúd abierto.
Apago las estrellas y duermo despierto.
Despierto cual luciérnaga ciega y digo_ nada.
Cerval
El miedo con rostro de niño
se siente como niño
en los oscuros caminos,
desborda muchas lagrimas
cuando cree está perdido
al límite lo rebasa la angustia
ante un inminente peligro,
se estremece al pensar
en la irreverente muerte
como rehén de sus miedos
todo el tiempo está aterrado,
con tesón asume el control
se convierte en su propio aliado.
Escultura
Decorame a besos la cara,
impregname con sobriedad tu sudor matutino.
Mientras pienso en medio del escalofrío:
"Recuerdo labios que esculpen,
pero escasos conocen la armonía de Mirón.
Qué vanidoso hoy me siento
al ser escultura de su noble inspiración."
La guitarra
Soy la guitarra
perfectas medidas
Alegro la tierra.
Tengo seis cuerdas
una historia narras.
Aunque soy de madera
alegro tus días
Soy inolvidable frente a una hoguera
En las Noches de lunas llenas
También en primavera
Si lo haces con ternura
Logras de mi un lenguaje
Si Lo haces con hermosura,
Describiendo el paisaje
Todo en la vida es dulzura.
Apriétame contra tu pecho
Toca mi cuerpo delicado
Queda entonces satisfecho
Que no sea amargo tu pasado
Saca de mi buen provecho
Cada cuerda que tengo
Tócalas suavemente
Desliza tus dedos por mi cuerpo
contengo Lo que está en tu mente
Mientras al corazón entretengo.
No me gusta
No me gusta la luna
Negra, redonda y sin brillo
La que oculta nuestro camino
Cómo si fuera un pillo.
No me gusta la piedra
Que se mete en el zapato
La que no deja caminar
Y que estorba a cada rato.
No me gusta tu silencio
Se convierte en un muro
Largo, alto y duro
Imposible de saltarlo
No me gusta el tiempo que acaba
Los besos dulces y tiernos
Las caricias y palabras
Cuando más yo los deseaba.
La lluvia
Me da tristeza cuando en la mañana llueve
Atraves de la ventana Miro caer las gotas
Con fuerza el viento azota
Imagino acariciándo su cuerpo suave
Corre Raudo el agua por la calle
El frío hiela el alma, el espíritu
Los deseos llegan con su ímpetu
Un deseo de tenerla y besarle.
No hay nadie ahora en el parque
No juegan los niños sus jugadas
Solo cae la lluvia a marejadas
Hasta el perro está allá, aparte.
Que tristeza es ver llover en la mañana
Sé que es bendición que cae del cielo
Pero estoy solo, solo y en celo
Atizado por la lluvia y más nada.
Ojos lindos
Esos ojos verdes tuyos
Cuando me miran me atrapan
y me atrapan y me atan
Sin suspiro yo me quedo.
Lucho, trato y yo busco.
Pido ayuda al Dios del cielo
Me revuelvo, me trastorno.
Pero manso al fin yo quedo.
Luego me abrazas,
me besas.
Eso es todo...
Por ti muero.
Madre
Delante de Dios estaba
Humillado hasta lo sumo
Estaba yo entonces
Ya sin fuerzas, ya sin nada
Centellas, rayos y humo
De su trono emitía
Gran poder se sentía
En aquel lugar sagrado.
Temor y temblor sentía
Ante tanta santidad
Lágrimas me corrían
Sin poderlas controlar.
Le dije padre mío
algo de ti que llevar
Respondiendo muy sereno:
Barro eres y serás.
Inteligencia a ti te di
Sabiduría en gran manera
Para que vivas en paz
Y cambies la vida que llevas.
Al Repetir mi pedido
Se hizo un silencio en la sala
Los ángeles me miraron
No se movía ni un ala.
Porque yo soy tu padre
Comprendo tu petición
No te llenes de aflicción
Ahí tienes a tu madre.
Desde el 721 hasta el 730 de un total de 3583 Poemas
