Y RECORDAR NO ES VIVIR 

Ahora recuerdo los blandísimos atardeceres,
los atardeceres de espliego y luciérnagas,
cuando, al salir del cine, paseábamos
por las afueras del pueblo y nos uníamos
—excúsame, por favor, la palabra— por la cintura
y nos besábamos y todo, entre silencios,
ruborizados de tanto atrevimiento.
Ahora lo recuerdo clara y fríamente
—nada más puedo hacer— y veo tus ojos dulcísimos
y te siento jadear, temerosa y dócil,
pero ya no me recorre la espalda
aquel escalofrío de entonces, ni hallo
la redondez de tus pechos en las manos. Ahora
ordeno palabras: un juego, un ejercicio;
y soy plácidamente feliz, tal vez
profundamente feliz. Ahora las venas
se me han endurecido tanto que no siento
latir la sangre. Ahora sólo recuerdo.
Y recordar no es vivir de nuevo.

Autor del poema: Miquel Martí Pol

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