A MI MADRE 

Por los campos azules
caminaba mi madre
transparente y diáfana
como tarde de abril.

Al rasgarse una nube
la vi cual una diosa,
mas bella que la aurora
mas bella que la flor.

Sus ojos al mirarme
irradiaban dulzura,
y me tendió sus brazos
con infinita ternura.

No pude contenerme,
la llame suplicante:
Madre, madre, -le dije-
! Mi madrecita amante...!

Los sollozos me ahogaban,
de mis ojos las lágrimas
por mi cara corrían
y la tierra reseca, humedecían.

"No llores, hija mía
- oí que me decía-
No llores, hija mía,
turbas mi corazón"

Vi por un instante
nublarse su semblante
y tuve mucho miedo
verla desaparecer.

! Oh, madre, madre santa !
no quiero verte triste,
lo único que quiero
es irme allá con vos.

Pues, sé que son las madres,
amor de los amores,
los ángeles custodios
y el corazón de Dios.

Autor del poema: Edda Aguilera de Arce

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