15 Poemas alemanes
FUGA DE MUERTE
Leche negra del alba la bebemos de tarde
la bebemos de ocaso y de mañana la bebemos de
noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba entre los aires allí se yace cómodo
Vive un hombre en la casa que juega con serpientes
él escribe
escribe cuando cae la noche en Alemania tu cabello
dorado Margarete
lo escribe y luego sale de la casa y brillan las estrellas
le silba a su jauría
le silba a sus judíos pide que caven una tumba
en tierra
nos ordena tocar hasta bailar
Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de día y mediodía te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
Vive un hombre en la casa que juega con serpientes
él escribe
escribe cuando cae la noche en Alemania tu cabello
dorado Margarete
tu cabello cenizo Sulamit cavamos una tumba entre
los aires allí se yace cómodo
Él grita claven hondo los otros canten toquen
él empuña el acero del cinturón lo blande sus ojos
son azules
ustedes claven hondo con las palas los otros
continúen tocando hasta bailar
Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de ocaso y de mañana te bebemos
de tarde
bebemos y bebemos
vive un hombre en la casa tu cabello dorado
Margarete
tu cabello cenizo Sulamit juega con las serpientes
Él grita toquen más melodiosa la muerte la muerte
es un maestro de Alemania
él grita toquen más oscuro los violines entonces
subirán al aire como el humo
entonces una tumba tendrán entre las nubes allí se
yace cómodo
Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos ahora a mediodía la muerte es un maestro
de Alemania
te bebemos de tarde y por el día bebemos y bebemos
la muerte es un maestro de Alemania sus ojos son
azules
te alcanza con su proyectil de plomo te alcanza con
su buena puntería
vive un hombre en la casa tu cabello dorado
Margarete
le silba a su jauría nos concede una tumba sobre el aire
él juega con serpientes y sueña ya despierto la muerte
es un maestro de Alemania
tu cabello dorado Margarete
tu cabello cenizo Sulamit
ASUNTOS DE FAMILIA
En nuestro museo—vamos todos los domingos—,
han inaugurado una sección nueva.
Nuestros hijos abortados, embriones pálidos y serios,
se acurrucan en simples tarros de cristal,
preocupados por el futuro de sus padres.
LA CUERDA CORTADA
La cuerda cortada puede volver a anudarse,
vuelve a aguantar, pero
está cortada.
Quizá volvamos a tropezar, pero allí
donde me abandonaste no
volverás a encontrarme.
TANGO MORTALE
Orden, como desde arriba: el cuerpo que huye el cuerpo,
estirado, está en fuga,
así es como esto nos arrebata.
Ningún abismo, pero una vastedad a la que,
como si hubiera espejos alrededor,
lanzamos miradas que se pierden.
Y luego, ordenado: volver hacia dentro.
Nos movemos en el sitio, en lo más interior del sitio
y seguimos el compás.
Caídas contadas, las casi-caídas,
los pasos que siguen, vacilan, retrasan,
arrastran, posponen el fin.
¡No muere, no muere! Este yo de dos,
en tanto que el tango, el tango mortale
siga una forma de paso.
Con lo que queda de aliento en la fiesta sin nadie.
Los dos se celebran, y al final, no obstante,
esperan aplausos.
El dolor es sólo máscara. En disfraz nos deslizamos
en pista sin límite, pisándole a la muerte los talones
y a nosotros también.
HABÍA TIERRA EN ELLOS
Había tierra en ellos y
cavaban.
Cavaban y cavaban y pasaba así
el día y pasaba la noche. No alababan a Dios
que, según les dijeron, quería todo esto,
que, según les dijeron, sabía todo esto.
Cavaban y nada más oían;
y no se hicieron sabios ni inventaron un canto
ni imaginaron un lenguaje nuevo.
Cavaban.
Vino una calma y vino una tormenta
y todos los océanos vinieron.
Yo cavo y tú cavas e igual cava el gusano
y aquel remoto canto dice: cavan.
Oh uno, oh nadie, oh ninguno, oh tú:
¿Adónde iba si hacia nada iba?
Oh, tú cavas y yo cavo, yo me cavo hacia ti,
y en el dedo se nos despierta el anillo.
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