59 Poemas de enamorados
¿FUE COMO BESO O LLANTO?...
¿Fue como beso o llanto?
¿Nos hallamos
con las manos, buscándonos
a tientas, con los gritos,
clamando, con las bocas
que el vacío besaban?
¿Fue un choque de materia
y materia, combate
de pecho contra pecho,
que a fuerza de contactos
se convirtió en victoria
gozosa de los dos,
en prodigioso pacto
de tu ser con mi ser
enteros?
¿O tan sencillo fue,
tan sin esfuerzo, como
una luz que se encuentra
con otra luz, y queda
iluminado el mundo,
sin que nada se toque?
BARCAROLA
Al rayo de la luna,
fanal de mi fortuna,
que boga por el rio
ligero de ola en ola,
te cantaré, bien mío,
mi dulce barcarola.
Al golpe de los remos
durmamos y soñemos
que vamos por el rio
bogando de ola en ola
cantándote, amor mío,
mi dulce barcarola.
¡Que sueño mas precioso
que en este tiempo hermoso
por este mismo río
bogando de ola en ola,
cantándote, bien mío,
tu dulce barcarola!
O escucha: no cantemos,
durmamos o soñemos,
que al verte al lado mío
enamorada y sola…
siguió cantando el rio
mi dulce barcarola.
PRIMERA VELADA
Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana arrimaban,
pícaros, su fronda pícara.
Asentada en mi sillón,
desnuda, juntó las manos.
Y en el suelo, trepidaban,
de gusto, sus pies, tan parvos.
-Vi cómo, color de cera,
un rayo con luz de fronda
revolaba por su risa
y su pecho -en la flor, mosca ,
-Besé sus finos tobillos.
Y estalló en risa, tan suave,
risa hermosa de cristal.
desgranada en claros trinos...
Bajo el camisón, sus pies
-¡Basta, basta!» -se escondieron.
-¡La risa, falso castigo
del primer atrevimiento!
Trémulos, pobres, sus ojos
mis labios besaron, suaves:
-Echó, cursi, su cabeza
hacia atrás: «Mejor, si cabe...!
Caballero, dos palabras...»»
-Se tragó lo que faltaba
con un beso que le hizo
reírse... ¡qué a gusto estaba!
-Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana asomaban,
pícaros, su fronda pícara.
DE PURA HONESTIDAD TEMPLO SAGRADO
De pura honestidad templo sagrado,
cuyo bello cimiento y gentil muro
de blanco nácar y alabastro puro
fue por divina mano fabricado;
Pequeña puerta de coral preciado,
claras lumbreras de mirar seguro,
que a la fina esmeralda el verde puro
habéis para viriles usurpado;
Soberbio techo, cuyas cimbrias de oro
al claro Sol, en cuanto en torno gira,
ornan de luz, coronan de belleza;
Ídolo mío a quien rendido adoro,
oye piadoso a quien por ti suspira,
tus himnos canta y tus virtudes reza.
NOCTURNO AMOR
Naciste en mí, a sangre vinculado,
en creciente raíz, cósmico nudo;
de mi selva interior el potro rudo
que anhela libertad enamorado.
Soy mortaja y estoy, amor, tajado
por tu evasión continua que no eludo,
sino que vuelo en ti y en mí me escudo,
para que al volver seas amparado.
Venero de tus ímpetus, me ligo
a tu fuga celeste, a tu caída,
a la expansión total de tu secreto;
pero de noche, cuando estoy contigo,
recobro con tu fuerza sumergida
la sola soledad de estar completo.
Tapicería musgosa
Cada hoja bordada de misterios, embellece el suelo refugiado. Huye la seguridad del día, y prefiere la candidez de las hojas. Afuera el polvo, son las hojas huellas de aquellos finos dedos que temblantes las fueron colocando. Brilla el celular como un falso espejo. Estanque de luz que se va ahogando en sí mismo. Sulfura y me escondo. Van las cortinas cubriendo pedazos de estanque fotografiado. Yo me quedo, con crayones rojos, trazando una hoguera en la pared.
CUANDO TODO SUCEDA
Digo: comience el sendero a serpear
delante de la casa. Vuelva el día
vivido a transportarme
lejano entre los chopos.
Allí te esperaré.
Me anunciará tu paso el breve salto
de un pájaro en ese instante fresco y huidizo
que determina el vuelo,
y la hierba otra vez como una orilla
cederá poco a poco a tu presencia.
Te volveré a mirar, a sonreír
desde el borde del agua.
Sé lo que me dirás. Conozco el soplo
de tus labios mojados:
tardabas en llegar. Y luego un beso
repetido en el río.
De nuevo en pie siguiendo tu figura
regresaré a la casa lentamente
cuando todo suceda.
LOS AMANTES
¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.
Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.
Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.
Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.
LA DULCE BOCA
La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no invidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
¡amantes! no toquéis si queréis vida:
porque entre un labio y otro colorado
Amor está de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas que al Aurora
diréis que aljofaradas y olorosas
se le cayeron del purpúreo seno.
Manzanas son de Tántalo y no rosas,
que después huyen dél que incitan ahora
y sólo del Amor queda el veneno.
SI ALGUIEN TOCA UN DÍA A TU PUERTA
Si alguien toca un día a tu puerta,
Diciendo que es un emisario mío
No creas, ni aunque sea yo;
Que mi vanidoso orgullo no intentaría
Tocar siquiera la puerta irreal del cielo.
Pero si, naturalmente, y sin oír
A alguien tocar, la puerta fueras a abrir
Y encontraras alguien como a la espera
De tocar, medita un poco.
Ese era Mi emisario y yo y lo que intenta
Mi orgullo que desespera
¡Abre a quién no llama a tu puerta!
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