54 Poemas del mar
Aguas bravas
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Ojala algún día el mar
devuelva el cuerpo antes del séptimo día
y el llanto domestico cese
para calmar la cobardía que el alma porfía
donde aquel niño perdió la vida
por la osadía que el mar tenia
aquella tarde de abril.
MAR
————MAR————
Caminé descalzo, solo, por la orilla
de aquella playa, como todo el mundo,
como tú; de polo a polo como una quilla,
dejando mi huella segundo a segundo.
Erguí un gran castillo y me coroné frente
a sus ojos, pero el galope de sus caballos
blancos lo golpearon cual rompiente,
siendo siempre, al final, sólo otro vasallo.
“¡Oh! Gran e imponente mar, ¡piedad,
ten piedad ya! ¿Por qué me odias tanto,
por qué? ¿Acaso no hay ya suficiente sal
en tu inmensidad, para también mi llanto
reclamar? Deja el febril sueño estival
de éste niño por una sola vez intacto,
rey, valiente o vasallo ¿Qué importa al final?
si siempre serás dueño de todo por la eternidad.”
“¡Oh! Gran e imponente mar, tú que todo
borras, tú que todo olvidas, llévame ya a la ribera,
¿por qué esperar a que viento y marea me consuma?
¡Ten piedad, ten piedad ya! Llévame al fondo
y pule con tu abrazo estas heridas; tórname en lo que era:
en piedra, arena, ola, espuma.”
————D.N.————
12/02/19
CAMINANTE DEL AGUA
Había edificado una casa en medio del océano,
una casa que te albergara.
Libre del polvo del suelo
en sus planos puse el diseño de un sueño.
Para tu contemplación, pinturas y fábulas
y las otras fantasmagorías: el triunfo ..,
Una pequeña isla en el centro del agua.
Podías ser el muchacho que partió, sin más,
o el viajero de una ancha ruta coronado de pámpanos.
O el hijo pródigo que al fin regresara
abrumado por la rudeza de las grandes ciudades '"
Quién sino yo, que sólo ve un naufragio que se continúa,
observando el viento y las olas oscurecidas,
tiene aún voces para inquirir,
atado a tu regreso y a la esperanza,
De ver volver tu barco sobre el andar del mar,
sacudido por el ancho océano del vivir,
pequeño capitán en el puente. iRemontada apenas la infancia!
Pequeño todavía, y doblando
hacia un puerto que no sabe donde está.
Propenso a chocar contra rompientes que aprietan y atraen.
Solo en el elemento
pronto a hundirse, elevarse, o dormirse con las aguas ..
Sin usar verbos
Verano.
Mar Mediterráneo.
Dia sosegado, sin viento, soleado.
Sin olas a la vista,
el sol con chiribitas
sobre la superficie azul tranquila.
Miles de estrellas en el acuático espejo,
como el nocturno cielo.
Desde un paseo a la orilla de la playa
un velero, velas arriadas,
entre la línea infinita del horizonte azulado
y la zona del mar diurno y estrellado.
Tranquilidad, paz, y sosiego
en todo mi cuerpo
en este dia veraniego
LA MUJER AZUL
Se mojó la mano en el mar.
Se volvió azul, la mano.
Le gustó.
Se zambulló desnuda en el mar.
Se volvió azul.
Azules también su voz y su silencio.
La mujer azul.
Todos la admiraron.
Nadie la amó.
Sola
No soy nada
sino arrecife coralino,
sin habitantes,
Sin eco de voces,
carente de ternura,
de risas infantiles.
Soy una isla,
solitaria en medio del mar
golpeada por olas
y el viento de sotavento,
como ligera embarcación,
anclada al lecho del mar.
Sin movimiento,
fija en medio del agua,
de arriscado caminar,
castigada por rayos solares
refrescada por luna,
de esperanza renovadora
de lamento olvidado.
gbl
15/11/2017
Derechos Reservados de Autor
LA MANCA
Que mi dedito lo cogió una almeja,
y que la almeja se cayó en la arena,
y que la arena se la tragó el mar.
Y que del mar la pescó un ballenero
y el ballenero llegó a Gibraltar;
y que en Gibraltar cantan pescadores:
-"Novedad de tierra sacamos del mar,
novedad de un dedito de niña.
¡La que esté manca lo venga a buscar!"
Que me den un barco para ir a traerlo,
y para el barco me den capitán,
para el capitán que me den soldada,
y que por soldada pide la ciudad:
Marsella con torres y plazas y barcos
de todo el mundo la mejor ciudad,
que no será hermosa con una niñita
a la que robó su dedito el mar,
y los balleneros en pregones cantan
y están esperando sobre Gibraltar...
AMANECE EN LA CIUDAD COSTERA
AMANECE EN LA CIUDAD COSTERA
La luna se ha escondido tras el monte
del sol que va alumbrando el horizonte
El mar rizado en calma, con su brisa
subraya suavemente tu sonrisa
mientras observas cauta la mañana
y cierras suavemente la ventana.
Al salir a la calle tan temprano
trazarás la cruz sobre tu pecho
llevarás los dedos de tu mano
desde el hombro izquierdo hasta el derecho
y quedarás a Dios agradecida
por la nueva y radiante amanecida.
Vete despacio, disfruta del ambiente
Observando contrastes y colores
Percibiendo el aroma de las flores
Y saludando amable y sonriente
sin tropezar tus pies en piedra alguna
dejando atrás estrellas, cielo y luna.
Y en la iglesia, de ambiente franciscano
severa y seria, altar resplandeciente,
al entrar moja tus dedos en la pila
de agua bendita, y dulcemente
santíguate, y el rezo cotidiano
eleva tu oración honda y tranquila
“al varón que tiene corazón de lis
alma de querube, lengua celestial,
al mínimo y dulce Francisco de Asís”
pídele que limpie todo nuestro mal.
A aquel para el que todo era hermano,
y al fiero lobo le tendió la mano.
CONOCIMIENTO DEL REINO SUBMARINO
Ahora sólo soy huesos. Los peces me conocen
y atraviesan confiados las cuencas de mis ojos.
Se han disuelto mis manos en la sal y mis piernas
crecen entre raíces en las rocas y el fango.
Recuerdo vagamente mi vida y sueño a veces
que hay plantas abisales coronando mi cráneo.
Por la noche mis huesos están tristes y echan
de menos el sonido de un corazón latiendo
y el pulso de la carne
que sirvió de alimento a la fauna marina.
Es la vuelta al origen. Me resigno y me digo
que ya andarán mis ojos entre perlas y estrellas,
como siempre quisieron cuando sólo eran ojos,
ni claros ni serenos, de un hombre en un naufragio.
LOS MARINEROS SON LAS ALAS DEL AMOR
Los marineros son las alas del amor,
son los espejos del amor,
el mar les acompaña,
y sus ojos son rubios lo mismo que el amor
rubio es también, igual que son sus ojos.
La alegría vivaz que vierten en las venas
rubia es también,
idéntica a la piel que asoman;
no les dejéis marchar porque sonríen
como la libertad sonríe,
luz cegadora erguida sobre el mar.
Si un marinero es mar,
rubio mar amoroso cuya presencia es cántico,
no quiero la ciudad hecha de sueños grises;
quiero sólo ir al mar donde me anegue,
barca sin norte,
cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia.
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