24 Poemas de Luis Cernuda
LA SOMBRA
Al despertar de un sueño, buscas
Tu juventud, como si fuera el cuerpo
Del camarada que durmiese
A tu lado y que al alba no encuentras.
Ausencia conocida, nueva siempre,
Con la cual no te hallas. Y aunque acaso
Hoy tú seas más de lo que era
El mozo ido, todavía
Sin voz le llamas, cuántas veces;
Olvidado que de su mocedad se alimentaba
Aquella pena aguda, la conciencia
De tu vivir de ayer. Ahora,
Ida también, es sólo
Un vago malestar, una inconsciencia
Acallando el pasado, dejando indiferente
Al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.
QUÉ RUIDO TAN TRISTE
Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman,
parece como el viento que se mece en otoño
sobre adolescentes mutilados,
mientras las manos llueven,
manos ligeras, manos egoístas, manos obscenas,
cataratas de manos que fueron un día
flores en el jardín de un diminuto bolsillo.
Las flores son arena y los niños son hojas,
y su leve ruido es amable al oído
cuando ríen, cuando aman, cuando besan,
cuando besan el fondo
de un hombre joven y cansado
porque antaño soñó mucho día y noche.
Mas los niños no saben,
ni tampoco las manos llueven como dicen;
así el hombre, cansado de estar solo con sus sueños,
invoca los bolsillos que abandonan arena,
arena de las flores,
para que un día decoren su semblante de muerto.
LOS MARINEROS SON LAS ALAS DEL AMOR
Los marineros son las alas del amor,
son los espejos del amor,
el mar les acompaña,
y sus ojos son rubios lo mismo que el amor
rubio es también, igual que son sus ojos.
La alegría vivaz que vierten en las venas
rubia es también,
idéntica a la piel que asoman;
no les dejéis marchar porque sonríen
como la libertad sonríe,
luz cegadora erguida sobre el mar.
Si un marinero es mar,
rubio mar amoroso cuya presencia es cántico,
no quiero la ciudad hecha de sueños grises;
quiero sólo ir al mar donde me anegue,
barca sin norte,
cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia.
TARDE OSCURA
Lo mismo que un sueño
Al cuerpo separa
Del alma, esta niebla
Tierra y luz aparta.
Todo es raro y vago:
Ni son en el viento,
Latido en el agua,
Color en el suelo.
De sí mismo extraño,
¿Sabes lo que espera
El pájaro quieto
Por la rama seca?
Lejos, tras un vidrio,
Una luz ya arde,
Poniendo la hora
Más incierta. Yace
La vida, y tú solo,
No muerto, no vivo,
En el pecho sientes
Débil su latido.
Por estos suburbios
Sórdidos, sin norte
Vas, como el destino
Inútil del hombre.
Y en el pensamiento
Luz o fe ahora
Buscas, mientras vence
Afuera la sombra.
Desde el 21 hasta el 24 de un total de 24 Poemas de Luis Cernuda