Poemas
Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!
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LAS HIJAS...
Las hijas de las madres que amé tanto
me besan ya como se besa a un santo.
CONTINUIDAD (Fragmento)
Aunque si nada en mi interior te altera,
todo, -fuera de mí- te transfigura
y, en ese tiempo que a ninguno espera,
vas más de prisa que mi desventura.
GEORGE JACKSON
Cuando me desperté esta mañana
Mi cama estaba empapada de lágrimas
Han matado a un hombre al que amaba de
verdad
Le han pegado un tiro en la cabeza.
Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra
Le metieron en la cárcel
Por un robo de treinta dólares
Cerraron la puerta tras él
Y tiraron la llave
Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra
Nunca aceptó la mierda de nadie
Nunca agachó la cabeza ni se arrodilló
Las autoridades le odiaban
Porque era demasiado real.
Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra.
Los guardianes de la prisión le maldecían
Mientras le vigilaban desde lo alto
Pero tenían miedo de su poder
Estaban asustados de su amor.
Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra
A veces pienso que este mundo
No es más que un gran patio de prisión
Algunos somos presos
Los otros somos guardianes.
Dios, Dios, han matado a George Jackson
Dios, Dios, le han tumbado por tierra.
OTOÑO
Tal y como me parece,
El País de los Muertos es así:
Una noche de otoño.
* * *
Este otoño,
Qué viejo me hago:
¡Ah, las nubes, los pájaros!
* * *
Riguroso otoño;
Mi vecino,
¿Cómo vive?
* * *
Una noche de otoño;
Un cuervo posado
En una rama seca.
* * *
La luna pasa rápidamente,
Las ramas aún sostienen
Las gotas de lluvia.
* * *
De vez en cuando
Las nubes dan un descanso
A los contempladores de la luna.
* * *
La luna llena de otoño;
Niños sentados en fila
En la terraza del templo.
* * *
El pobre muchacho
Moliendo el arroz,
Levanta su mirada hacia la luna.
* * *
Resignado de corazón
A exponerse al tiempo,
El viento me atraviesa.
* * *
Sopla el viento del otoño,
Pero las púas del castaño
Están verdes.
* * *
El sol rojo brillante,
Implacablemente caliente,
Pero el viento es de otoño.
* * *
¡Sacúdete, oh tumba!
Mi voz llorosa
Es el viento del otoño.
* * *
Mi cabaña de paja;
En el mundo de fuera
¿Es tiempo de cosecha?
* * *
¡Ah, esta morada!
Muchas veces el picamaderos
Picoteará sus postes.
* * *
Una Rosa de Sharon
Al borde del camino;
El caballo se la ha comido.
* * *
Las flores del trebol
No dejan caer, a pesar de todo su balanceo,
Las brillantes gotas de rocío.
* * *
El crisantemo
Es delgado y débil,
Pero tiene su destinado capullo.
* * *
Nunca olvides
El gusto solitario
Del blanco rocío.
* * *
En otoño nos separamos
como las dos conchas
de la almeja.
CUANDO HAYAMOS CRUZADO...
Cuando hayamos cruzado tú y yo el negro velo,
¡Oh! el mundo impasible continuará su ronda;
nuestra venida y vuelta le darán tal recelo
como al mar si le arrojas un guijarro del suelo.
EL ÁRBOL DE LOS AMIGOS
Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices
por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,
mas otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá,
que nos muestra lo que es la vida.
Después vienen los amigos hermanos,
con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Mas el destino nos presenta a otros amigos,
los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.
Son sinceros, son verdaderos.
Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón
y entonces es llamado un amigo enamorado.
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,
tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.
Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro,
durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,
aquellos que están en la punta de las ramas
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,
alimentando nuestra raíz con alegría.
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho,
pero no habrán de los que no nos dejarán nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida
y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
BALADA
El pasó con otra;
yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento
y el camino en paz.
¡Y estos ojos míseros
le vieron pasar!
Él va amando a otra
por la tierra en flor.
Ha abierto el espino;
pasa una canción.
¡Y él va amando a otra
por la tierra en flor!
El besó a la otra
a orillas del mar;
resbaló en las olas
la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!
El irá con otra
por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiere callar.)
Y el irá con otra
por la eternidad!
A LA REINA DOÑA ISABEL
Serenísima reina, en quien se halla
lo que Dios pudo dar a un ser humano;
amparo universal del ser cristiano,
de quien la santa fama nunca calla;
arma feliz, de cuya fina malla
se viste el gran Felipe soberano,
ínclito rey del ancho suelo hispano
a quien Fortuna y Mundo se avasalla:
¿cuál ingenio podría aventurarse
a pregonar el bien que estás mostrando,
si ya en divino viese convertirse?
Que, en ser mortal, habrá de acobardarse,
y así, le va mejor sentir callando
aquello que es difícil de decirse.
MI ÁRBOL Y YO
Mi madre y yo lo plantamos
en el limite del patio,
donde termina la casa.
Fue mi padre quien lo trajo
yo tenia cinco años
y él apenas una rama.
Al llegar la primavera
cultivamos bien la tierra
y lo cubrimos de agua
con trocitos de madera,
hicimos una barrera
para que no se dañara.
Mi árbol brotó, mi infancia paso,
hoy bajo su sombra que tanto creció,
tenemos recuerdos mi árbol y yo.
Con el correr de los años
y mis pantalones largos
me llego la adolescencia,
fue a la sombra de mi árbol
una siesta en el verano
donde perdí la inocencia.
Luego fue tiempo de estudios
con regresos a menudo
pero con plena conciencia
se acercaba un largo viaje
solo de ida el pasaje
y así me llegó la ausencia.
Mi árbol brotó, mi infancia paso.etc.
Muchos años han pasado
y por fin he regresado
a mi terruño querido
y en el limite del patio
ahí me estaba esperando
como se espera a un amigo...
Parecía sonreírme
como queriendo decirme
"mira... estoy lleno de nidos",
ese árbol que plantamos
hacen como unos veinte años
cuando yo solo era un niño.
Aquel que brotó y el tiempo pasó...
mitad de mi vida con el se quedó...
hoy bajo su sombra, que tanto creció
tenemos recuerdos... mi árbol y yo.
MUERTE (III)
Si tienes manos, que sean
de un tacto sutil y blando
apenas sensible cuando
anestesiado me crean;
y que tus ojos me vean
sin mirarme, de tal suerte
que nada me desconcierte
ni tu vista ni tu roce,
para no sentir un goce
ni un dolor contigo, Muerte.
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