Poemas
Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!
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ANTRO
¿Cómo, Cosa, así... vacía,
A cima de espina y pena,
Como ninguna... serena:
Deshumana todavía?
¿Dónde el dios y su agonía...
Dónde la tumba y la esposa!...
Dónde la lengua gloriosa!...
Dónde el azar que a ti se eche!...
Dónde la sangre y la leche!...
Dónde, Capullo de Rosa?...
CANCIÓN DE DINARZADA
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada:
todo tu ser se le entregó a mi ruego!
todo tu ser se le rindió a mi Nada!
todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!
Ya qué me importa el torvo rumbo ciego!
Es lumbre para mí la desolada
llanura yerma! Alígero navego
bajo la tempestad desmelenada!
Todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Tu grande corazón, tu alma extasiada,
tu espíritu finísimo, a mi ruego
se rindieron: donáronse a mi Nada!
Noche: en tus brazos únicos me entrego,
Dinarzada sutil, noche soñada...
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!
Todo tu fuego se fundió en mi fuego!
EL DESAYUNO
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
ALBA DE MI SILENCIO
En ti me he silenciado...
El corazón del mundo
está en tus ojos, que se vuelan
mirándome.
No quiero levantarme de tu frente fecunda
en donde acuesto el sueño de seguirme en tu alma.
Casi me siento niña de amor que llega hasta los pájaros.
Me voy muriendo en mis años de angustia
para quedar en ti
como corola recién en brote al sol...
No hay una sola brisa que no sepa mi sombra
ni camino que no alargue mi canción hasta el cielo.
¡Canción silenciada de plenitud!
En ti me he silenciado...
La hora más sencilla para amarte es ésta
en que voy por la vida dolida del alba.
ÉGLOGA V. MENALCAS, MOPSO
Men.- Pues nos hallamos juntos, Mopso, agora,
maestros, tú en tañer suavemente,
y yo en cantar con dulce voz sonora,
¿Por qué no nos sentamos juntamente
debajo de estos córilos, mezclados
con estos olmos ordenadamente?
Mop.- Tú eres el mayor; a ti son dados,
Menalca, los derechos de mandarme,
y a mí el obedecer a tus mandados.
Y pues que ansí te place, aquí sentarme,
a la sombra que el Céfiro menea,
quiero, y es mejor, allí llegarme
Al canto de la cueva, que rodea,
cual ves, con sus racimos volteando
silvestre vida en torno, y hermosea.
Men.- Conmigo mismo estoy imaginando,
que Aminta en nuestro campo es quien contigo
tan sólo competir puede cantando.
Mop.- ¿Qué mucho es que compita aquél conmigo?
Presumirá vencer al dios de Delo.
Men.- Mas di si hay algo nuevo, Mopso amigo;
di del amor de Fili y desconsuelo,
di en loor de Alcón, o de los fieros
de Codro; y de tu grey pierde el recelo.
Pierde, que habrá quien guarde los corderos.
Mop.- Antes aquestos versos que he compuesto
quiero probar agora los primeros.
En la corteza escritos los he puesto
de un árbol, y su tono les he dado;
y di compita Amintas después desto.
Men.- Cuando es el blando sauz sobrepujado
de la amarilla oliva, y el espliego,
del rosal es vencido colorado;
Tanta ventaja tú, si no estoy ciego,
haces al mozo Amintas. Mas di agora,
que ya en la cueva estamos, di hora luego.
Mop.- A Dafni, pastor, muerto con traidora
y muerte crudelísima, lloraban
toda la deïdad que el agua mora.
Testigos son los ríos cuál estaban,
cuando del miserable cuerpo asidos
los padres las estrellas acusaban.
No hubo por quien fuesen conducidos
los bueyes a beber aquellos días,
ni fueron los ganados mantenidos.
Aun los leones mismos en sus frías
cuevas tu muerte, Dafni, haber llorado
dicen las selvas bravas y sombrías.
Que por tu mano, Dafni, el yugo atado
al cuello, va el león y tigre fiero.
Tú el enramar las lanzas has mostrado;
Tú diste a Baco el culto placentero;
tú de tu campo todo y compañía
la hermosura füiste y bien entero;
Ansí como del olmo es alegría
la vid, y de la vid son las colgadas
uvas, y de la grey el toro es guía;
Cual hermosea el toro las vacadas,
como las mieses altas y abundosas
adornan y enriquecen las aradas.
Y ansí luego que, crudas y envidiosas,
las Parcas te robaron, se partieron
Apolo y sus hermanas muy llorosas.
Palas y Febo el campo aborrecieron,
y los sulcos que ya llevaban trigo,
de avena y grama estéril se cubrieron.
En vez de la violeta y del amigo
narciso, de sí mismo brota el suelo
espina, y cardo agudo y enemigo.
Pues esparcid ya rosas; poned velo
a las fuentes de sombra, que servido
ansí quiere ser Dafni desde el cielo.
Y con dolor, pastores, y gemido,
un túmulo poned, y en el lloroso
túmulo, aqueste verso esté esculpido:
Yo, Dafni, descansando aquí reposo;
nombrado entre las selvas hasta el cielo;
de hermosa grey pastor muy más hermoso.
Men.- Cuanto al cansado el sueño en verde suelo,
cuando el matar la sed en fresco río,
es causa de deleite y de consuelo;
No menos dulce ha sido al gusto mío
tu canto, y no tan sólo en la poesía,
mas en la voz, si yo no desvarío,
Igualas tu maestro y su armonía.
Dichoso, que por él serás tenido
fuera de toda duda y de porfía.
Mas por corresponder a lo que he oído,
en la forma y manera que pudiere,
quiero poner mis versos en tu oído.
Al cielo encumbraré, cuanto en mí fuere,
a tu Dafni; diré a tu Dafni un canto,
que Dafni a mí también me quiso y quiere.
Mop.- No hay don que a mi jüicio valga tanto,
y mereció en tus versos ser cantado,
y ya me los loaron con espanto.
Men.- De blanca luz en torno rodeado,
con nueva maravilla Dafni mira
el no antes visto cielo ni hollado;
Y puestos so sus plantas, viendo, admira
aquellos eternales resplandores,
y aparta la verdad de la mentira.
Allí, pues, de otras selvas y pastores
alegre y de otros campos goza y prados,
con otras Ninfas trata sus amores.
No temen allí el lobo los ganados,
ni las redes tendidas, ni el cubierto
lazo fabrica engaño a los venados.
Ama el descanso Dafni, y de concierto
los montes y las peñas pregonando
dicen: «Menalca es dios, éste es dios, cierto».
Favorece, pues, bueno prosperando
los tuyos y sus cosas amoroso,
los tuyos que tu nombre están cantando.
Que en este valle agora y bosque umbroso
levanto cuatro aras, y dedico
a Dafni dos, y dos a Febo hermoso.
Y en ellas cada un año sacrifico
de leche dos lecheros apurada,
y de olio vasos dos te santifico.
Y sobre todo en mesa embrïagada,
abundante con vino y alegría,
a la sombra o al fuego colocada.
-A la sombra en verano, mas el día
en que reinare el hielo, junto al fuego-
tu honor festejaremos a porfía.
Dametas y el Egón cantarán luego;
Alfeo imitará también, saltando
los sátiros con risa y dulce juego.
Esto tendrás perpetuo, siempre cuando
el día de las Ninfas, cuando fuere
el día que los campos va purgando.
En cuanto por las cumbres ya paciere
del monte el jabalí; en cuanto amare
el río, y en el agua el pez corriere,
Y en cuanto de tomillo se apastare
la abeja, y ansimismo de rocío
la cigarra su pecho sustentare:
Tanto tu fama y nombre yo confío
irá más de contino floreciendo
al hielo siempre el mesmo y al estío.
Como a Ceres y a Baco a ti ofreciendo
irán sus sacrificios los pastores,
y sus promesas tú también cumpliendo.
Mop.- ¿Qué dones no serán mucho menores
que lo que a versos tales es debido?;
tales que no es posible ser mejores.
Que a mí no me deleita ansí el sonido
del viento, que silbando se avecina,
ni las costas heridas con rüido;
Las costas donde azota la marina;
ni el río sonoroso ansí me agrada,
que en valles pedregosos va y camina.
Men.- Primero, pues, por mí te será dada
esta flauta, con que el Alexi hermoso
de mí, y la Galatea fue cantada.
Mop.- Y tú toma este báculo ñudoso,
que Antino, mereciendo ser amado,
nunca me le sacó, y es muy vistoso
en ñudos, y con plomo bien chapado.
EL PENSAMIENTO OLVIDADO
Pensar en tu mirada y en mi olvido
dejando el pensamiento dilatado
a través de tus ojos, anegado
de su mismo vivir con tu sentido;
después mirar tu olvido que en mí asoma
como una rosa que al espacio diera
leve prolongación y luego fuera
la propia luz que toca con su aroma,
es entregarme a ti sin más denuedo
que la lucha del cuerpo contra el viento,
y contigo soñando estar tan quedo
como náufrago mar o vano intento:
porque ya que pensarte en mí no puedo,
dejo olvidado en ti mi pensamiento.
EL AMOR
Estoy amándote como el frío
corta los labios.
Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.
Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.
Estoy rodeado de agujas
tu boca más vulnerable.
Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.
Así es el amor: mortal y navegable.
LLUVIA DE MARZO
La lluvia detrás de los cristales,
la lluvia de marzo,
encendida hasta los labios, danza.
Pero la maravilla
no es que la primavera llegue así
como si nada,
la maravilla son los versos
de Williams
sobre la rastrera y amarilla
flor de mostaza.
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