21 Poemas antiguos 

LA GIGANTOMAQUIA

Y para que no fuera que las tierras más seguro el arduo éter,
que aspiraron dicen al reino celeste los Gigantes,
y que acumulados levantaron hacia las altas estrellas sus montes.
Entonces el padre omnipotente enviándoles un rayo resquebrajó
el Olimpo y sacudió el Pelión del sometido Osa.
Sepultados por la mole suya, al quedar sus cuerpos siniestros yacentes,
regada de la mucha sangre de sus hijos, dicen
que la Tierra se impregnó, y que ese caliente crúor aliento cobró,
y para que no ningún recuerdo de su estirpe quedara,
que a una faz los tornó de hombres; pero también aquella rama
despreciadora de los altísimos y salvaje y avidísima de matanza
y violenta fue: bien sabrías que de sangre habían nacido.

Autor del poema: Ovidio

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PIENSO YO QUE JAMÁS

…pienso yo que jamás
joven habrá
viendo la luz del sol,
que se pueda decir
que en su saber
se te parezca a ti…

Autor del poema: Safo

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LA ODISEA (FRAGMENTO)

También verás, Odiseo, otro escollo más llano —cerca uno de otro—. Harías bien en pasar por él como una flecha. En este hay un gran cabrahigo cubierto de follaje y debajo de él la divina Caribdis sorbe ruidosamente la negra agua. Tres veces
durante el día la suelta y otras tres vuelve a soberla que da miedo. ¡Ojalá no te encuentres allí cuando la está sorbiendo, pues no te libraría de la muerte ni el que sacude la tierra! Conque acércate, más bien, con rapidez al escollo de Escila y
haz pasar de largo la nave, porque mejor es echar en falta a seis compañeros que no a todos juntos.

Autor del poema: Homero

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SE ASIENTA JUNTO A LOS REYES VENERABLES

Se asienta junto a los reyes venerables, cuando juzgan. Cuando los guerreros, reunidos, se entregan a las luchas, la Diosa les es propicia y los ayuda. Al que descuella por su valor y su fuerza, le es otorgado inmediatamente un premio hermoso, y él, en tanto, feliz, da gloria a sus padres. Ella favorece a los jinetes, cuando quiere; y a los que hienden el glauco mar agitado, cuando suplican a Hécate y al retumbante Poseidón, la Diosa ilustre les depara fácilmente, si quiere. Con Hermes, multiplica en los establos los rebaños de bueyes, y los rebaños de
cabras, y los rebaños de ovejas lanudas; y a su agrado, los acrece en número o los disminuye. En fin, como es hija única de su madre, se halla revestida de todos los honores entre los Dioses, y el Cronida la hizo nodriza de todos los hombres que, después de ella, vean con sus ojos la luz de la chispeante Eos. Así es que, desde un principio, nutre ella a los jóvenes, y tales son sus honores.

Autor del poema: Hesiodo

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PAN Y SIRINGE

Entonces el dios 'De la Arcadia bajo los helados montes' dice,
'entre las hamadríades muy célebre Nonacrinas,
náyade una hubo; las ninfas Siringe la llamaban.
No una vez a los sátiros había burlado ella, que la perseguían,
y a cuantos dioses la sombreada espesura y el feraz
campo tiene. A la Ortigia diosa con sus afanes y con su propia
virginidad honraba. Según el rito también ceñida de Diana,
engañaría y podría creérsela la Latonia, si no
de cuerno el arco de esta, si no fuera áureo el de aquella;
así también engañaba. Volviendo ella del collado Liceo
Pan la ve, y de pino agudo ceñida su cabeza
tales palabras refiere...' Restaba sus palabras referir,
y que, sus preces despreciadas, había huido por lo no hollado la ninfa,
hasta que del arenoso Ladón al plácido caudal
llegó; que aquí ella, su carrera al impedirle sus ondas,
que la mutaran a sus líquidas hermanas les rogó,
y que Pan, cuando presa de él ya a Siringe creía,
en vez del cuerpo de la ninfa, cálamos sostuvo lacustres,
y que mientras allí suspira, movidos dentro de la caña los vientos
hicieron un sonido tenue y semejante a quien se lamenta;
que por esa nueva arte y por la dulzura de su voz el dios cautivado
'Este coloquio a mí contigo' había dicho 'me quedará,'
y que así, los dispares cálamos, con la trabazón de la cera
entre sí juntados, el nombre retuvieron de la muchacha.

Autor del poema: Ovidio

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EL CONCILIO DE LOS DIOSES (II)

Las palabras de Júpiter parte con su voz murmurante aprueban, e incitamentos
añaden. Otros sus partes con asentimientos cumplen.
Es, sin embargo, del humano género la perdición causa de dolor
para todos, y cuál habrá de ser de la tierra la forma,
de los mortales huérfana, preguntan, quién habrá de llevar a sus aras
inciensos, y si a las fieras, para que las pillen, se dispone a entregar las tierras.
A los que tal preguntaban, pues él se ocuparía de lo demás,
el rey de los altísimos turbarse prohíbe, y un brote al anterior
pueblo desigual promete, de origen maravilloso.

Autor del poema: Ovidio

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ENTRE LAS PIEDRAS

Entre las piedras
del patio del albañil
florecen los crisantemos.

Autor del poema: Matsuo Bashô

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Y DE TIFOEO...

Y de Tifoeo sale la fuerza de los vientos de soplo húmedo, excepto el noto, el Bóreas y el rápido Zéfiro, que procede de zeus y son siempre utilísimos a los hombres. Pero los demás vientos, sin utilidad, soliviantan el mar, y precipitándose sobre el negro ponto, terrible azote de los hombres, forman remolinos violentos y soplan de acá y allá y dispersan las naves y pierden a los marineros; por que no hay remedio para la ruina de aquellos que se les encuentran en el mar. Y sobre la superficie de la tierra inmensa y florida, destruyen los hermosos trabajos de los hombres nacidos de ella, llenándolos de polvo y de un ruido odioso.

Autor del poema: Hesiodo

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DESDICHAS DEL POETA EXILIADO

… yo, desdichado,
vivo a la manera de un campesino,
anhelando escuchar, Agesilaidas,
los gritos que pregonan la asamblea
y el consejo. Eso que mi padre y el padre
de mi padre tuvieron hasta viejos
entre esos ciudadanos siempre en rencilla.
Pero estoy alejado de ellos yo,
exiliado en la lejanía, y aquí,
como Onomacles, en país de lobos
habito resignado a la guerra.
No es mejor soportar la revuelta...
Aquí el recinto de los dioses felices
frecuento cruzando esta oscura tierra,
con otras compañeras de camino...
y con mis pies lejos de males, vivo
donde las lesbjn de rozagante peplo.
vienen a competir en belleza, Aquí
en torno retumba el griterío inmenso
de mujeres en sus anuales fiestas sacras.
¿Cuándo de mis muchos pesares
me van a liberar los Olímpicos?

Autor del poema: Alceo de Mitilene

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MIENTRAS CAMINO

Mientras camino
por esta senda de montaña,
las violetas me atraen hacia ellas.

Autor del poema: Matsuo Bashô

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