49 Poemas contemporáneos 

EXTRAÑOS EN LA NOCHE

Nadie mira a nadie de frente,
de norte a sur la desconfianza, el recelo
entre sonrisas y cuidadas cortesías.
Turbios el aire y el miedo
en todos los zaguanes y ascensores, en las camas.
Una lluvia floja cae
como diluvio: ciudad de mundo
que no conocerá la alegría.
Olores blandos que recuerdos parecen
tras tantos años que en el aire están.
Ciudad a medio hacer, siempre a punto de parecerse a algo
como una muchacha que comienza a menstruar,
precaria, sin belleza alguna.
Patios decimonónicos con geranios
donde ancianas señoras todavía sirven chocolate;
patios de inquilinato
en los que habitan calcinados la mugre y el dolor.
En las calles empinadas y siempre crepusculares,
luz opaca como filtrada por sementinas láminas de alabastro, ocurren escenas tan familiares como la muerte y el amor; estas calles son el laberinto que he de andar y desandar: todos los pasos que al final serán mi vida. Grises las paredes, los árboles y de los habitantes el aire de la frente a los pies. A lo lejos el verde existe, un verde metálico y sereno, un verde Patinir de laguna o río, y tras los cerros tal vez puede verse el sol. La ciudad que amo se parece demasiado a mi vida; nos unen el cansancio y el tedio de la convivencia pero también la costumbre irremplazable y el viento.

Autor del poema: María Mercedes Carranza

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INCANSABLE

Es sólo que el tiempo avanza,
como avanzan los trenes
en los raíles vacíos,
pero avanza también en quien no conozco,
en quien conozco y no distingo,
en quien distingo y no recuerdo,
en quien recuerdo y no conozco.

Es sólo que este tiempo que no es mío
crece a pasos agigantados sobre las canciones,
bajo las carreteras asfaltadas,
entre las palabras extranjeras,
dentro también de todo aquello
que no alcanzo a comprender.

Es sólo eso, mi vida,
este tiempo incansable,
y tus huellas que lo siguen,
y mis pies quietos, estáticos, incapaces,
deseando deteneros.

Autor del poema: Elvira Sastre

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PIENSO EN TI

Pienso en ti.
Te recuerdo en mi cabeza con la autorrecomendación de no dejar
que me empapes el alma,
que solamente te quedes paseando por mis pensamientos.
Llevo arrastrándome tanto por el barro,
que tú me sabes a lino en una piel quemada.
Te diría que eres el conejo blanco
que siguió Alicia para salir de su laberinto
(y meterse en otro).
Eres la boca del lobo
que devoro
con el ansia de quien lleva sin comer meses.
Eres (la) locura
que cometo siendo cuerda
y consciente,
como el cocainómano que busca camino de nieve hacia el cielo
con fugas ya en el tabique.
Despiertas mis instintos olvidados,
como una perra en celo
que se salió de la manada
para cruzarse con un zorro.
Tengo el estómago vacío
y tanta hambre (de ti)
que no me hace falta que me digas «ven»
para que lo deje todo.

Autor del poema: Loreto Sesma

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ANOCHE SOÑÉ CONTIGO

En la radio suena...

Eras mi autopista, mi última luz, mi primera carta, la electricidad.
Era verano, llegaba septiembre...
Un resplandor en la carretera,
no había invierno en tu alcoba,
todas las canciones son la imagen de nuestra historia...

Llegaba septiembre


Anoche soñé contigo,
como llevo soñando todas las noches desde que te conozco
incluso aquellas que duermo contigo.
He pensado en ponerle a estos versos tu nombre,
en ponerle a todo esa risa tuya para saber llevarlo mejor.
Perdóname,
sabes que todavía no me acostumbro a la buena suerte
y mucho menos a llevarte como amuleto.
Me aprieto el pecho
como quien tiene el miedo a que se le caiga el corazón,
como quien abandona la razón,
se deshace del caparazón,
y deja crecerse alas.
¿Recuerdas la primera vez que me llamaste?
Cómo te movías por tu casa,
cómo me reía yo desde mi habitación.
¿Y la primera vez que nos vimos?
Tú desviándome la mirada,
yo comiéndote con los ojos,
intentando parar los mil antojos
que me pedían morderte.
¿Qué me dices de la primera vez que nos besamos?
Tú me acababas de decir que no salías los sábados,
yo no paraba de reír
y tú solo querías cerrar los párpados
(luego entendí que era tu manera de huir).
Me acuerdo también de aquella vez que te querías ir,
querías desaparecer.
Lloré tanto...
Me di cuenta de que habías hecho nacer algo,
que no podía ver cómo te ibas.
No te fuiste,
menos mal,
porque si lo hubieses hecho no estaría escribiendo esto
y no podría contar esta historia,
(la nuestra)
que es el mejor poema que sabré escribir jamás.

Autor del poema: Loreto Sesma

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NEGOCIACIÓN

Qué difícil es el amor para los hambrientos.
Invento una amargura,
un tormento que llueve
y no son mis miedos,
sino vuelos incontrolables los que me impulsan.

Creo que querer ha de ser una constante,
por eso ahora se me antojan pestañeos,
segundos volátiles.

El despegue lento de un gemido,
cerrar los ojos,
ahogar el grito en una almohada
y que esta vez no sea sollozo
sino canto
de madrugada.

Cómo me atrapa
y me quema la piel y los huesos
la vida en excesos,
los besos prohibidos,
el hambre del otro

Que no puedes ponerme en los labios la miel,
porque tengo la saliva hecha de hielo.

Que no puedes decirme “te quiero”
sin que te pregunte después “para qué”.

Fabriqué excusas para planear la huida,
no entiendo de vuelos
pero sí de caídas.

Un día de estos,
cuando se vierta en la copa el recuerdo,
te acordarás de mí.

Vendrá mi risa como un disparo,
un desgarre de guitarra,
un cante de gitano.

Y en el último baile, pensarás:
qué fue de aquella chica,
de aquella chica que conocía aquella noche de verano.

Autor del poema: Loreto Sesma

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Cómo olvidarte

Enviado por eduardoacuna95  Seguir

Cómo olvidarte, si estás presente en cada momento de mi vida, cómo olvidarte si hasta tus combinaciones de dulce y sal, las llevo presente todo el tiempo.

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Hope

Enviado por aanmica18  Seguir

Lo secó el soplo del dolor
con mi ardiente amargura
mírame en el valle de la esperanza
con mi dulce pena y tristeza

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INESPERADAMENTE

Enviado por mundo  Seguir

Cuerpo devorado
Despojo de tiempo
Inesperadamente
Doblas la esquina de la noche
Perdiéndote de mi vista
Y el eco de tus pasos
(Ya tiniebla en movimiento)
Es lo único que dejas.
Esa otra calle
Por la que ahora caminas
La imagino desnuda
De púrpuras y amarillos
De rojos y turquesas.
Imagino esa otra calle
Eterna y secreta
De luz oscura
De claridad de sombra
De lejana cercanía.
Inesperadamente
Te deslizas al silencio
Te disipas
Te desvaneces impalpable
Y siembras tus ojos infinitos
En las húmedas estrellas.

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LO RECONOZCO

Debo reconocer que quizás
no estés
en el sitio justo que mereces:
ese que nunca desocupo.

Debo reconocer que quizás
no te necesite de esa manera
tan violenta de los animales
que jadean miseria,
aunque yo sea uno de ellos.

Que quizá esto sea otra cosa
más tranquila propia de
aquellos a los que
les cansa más una sonrisa
que la propia vida,
aunque yo sea uno de ellos.

Debo reconocer que no le pongo
ni puertas ni ruidos ni alas
a este amor que a veces nos espera
tras la puerta y otras se lanza con violencia
sobre nuestros cuerpos desnudos.

Debo reconocer
que no tengo miedo:
sólo heridas.

Autor del poema: Elvira Sastre

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DICHO

dicho
del que
vino
a por compañía
dicho
del solo
que volvió
de su vida
a su vida
del vacío
al vacío
dicho
del que
tuvo valor
y voló
dicho
del que
no se dijo
todo
dicho
del que escapó
de su día
del que no se mintió
otra vez

Autor del poema: Koldo Fierro

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