49 Poemas contemporáneos
EXTRAÑOS EN LA NOCHE
Nadie mira a nadie de frente,
de norte a sur la desconfianza, el recelo
entre sonrisas y cuidadas cortesías.
Turbios el aire y el miedo
en todos los zaguanes y ascensores, en las camas.
Una lluvia floja cae
como diluvio: ciudad de mundo
que no conocerá la alegría.
Olores blandos que recuerdos parecen
tras tantos años que en el aire están.
Ciudad a medio hacer, siempre a punto de parecerse a algo
como una muchacha que comienza a menstruar,
precaria, sin belleza alguna.
Patios decimonónicos con geranios
donde ancianas señoras todavía sirven chocolate;
patios de inquilinato
en los que habitan calcinados la mugre y el dolor.
En las calles empinadas y siempre crepusculares,
luz opaca como filtrada por sementinas láminas de alabastro, ocurren escenas tan familiares como la muerte y el amor; estas calles son el laberinto que he de andar y desandar: todos los pasos que al final serán mi vida. Grises las paredes, los árboles y de los habitantes el aire de la frente a los pies. A lo lejos el verde existe, un verde metálico y sereno, un verde Patinir de laguna o río, y tras los cerros tal vez puede verse el sol. La ciudad que amo se parece demasiado a mi vida; nos unen el cansancio y el tedio de la convivencia pero también la costumbre irremplazable y el viento.
INCANSABLE
Es sólo que el tiempo avanza,
como avanzan los trenes
en los raíles vacíos,
pero avanza también en quien no conozco,
en quien conozco y no distingo,
en quien distingo y no recuerdo,
en quien recuerdo y no conozco.
Es sólo que este tiempo que no es mío
crece a pasos agigantados sobre las canciones,
bajo las carreteras asfaltadas,
entre las palabras extranjeras,
dentro también de todo aquello
que no alcanzo a comprender.
Es sólo eso, mi vida,
este tiempo incansable,
y tus huellas que lo siguen,
y mis pies quietos, estáticos, incapaces,
deseando deteneros.
ANOCHE SOÑÉ CONTIGO
En la radio suena...
Eras mi autopista, mi última luz, mi primera carta, la electricidad.
Era verano, llegaba septiembre...
Un resplandor en la carretera,
no había invierno en tu alcoba,
todas las canciones son la imagen de nuestra historia...
Llegaba septiembre
Anoche soñé contigo,
como llevo soñando todas las noches desde que te conozco
incluso aquellas que duermo contigo.
He pensado en ponerle a estos versos tu nombre,
en ponerle a todo esa risa tuya para saber llevarlo mejor.
Perdóname,
sabes que todavía no me acostumbro a la buena suerte
y mucho menos a llevarte como amuleto.
Me aprieto el pecho
como quien tiene el miedo a que se le caiga el corazón,
como quien abandona la razón,
se deshace del caparazón,
y deja crecerse alas.
¿Recuerdas la primera vez que me llamaste?
Cómo te movías por tu casa,
cómo me reía yo desde mi habitación.
¿Y la primera vez que nos vimos?
Tú desviándome la mirada,
yo comiéndote con los ojos,
intentando parar los mil antojos
que me pedían morderte.
¿Qué me dices de la primera vez que nos besamos?
Tú me acababas de decir que no salías los sábados,
yo no paraba de reír
y tú solo querías cerrar los párpados
(luego entendí que era tu manera de huir).
Me acuerdo también de aquella vez que te querías ir,
querías desaparecer.
Lloré tanto...
Me di cuenta de que habías hecho nacer algo,
que no podía ver cómo te ibas.
No te fuiste,
menos mal,
porque si lo hubieses hecho no estaría escribiendo esto
y no podría contar esta historia,
(la nuestra)
que es el mejor poema que sabré escribir jamás.
NEGOCIACIÓN
Qué difícil es el amor para los hambrientos.
Invento una amargura,
un tormento que llueve
y no son mis miedos,
sino vuelos incontrolables los que me impulsan.
Creo que querer ha de ser una constante,
por eso ahora se me antojan pestañeos,
segundos volátiles.
El despegue lento de un gemido,
cerrar los ojos,
ahogar el grito en una almohada
y que esta vez no sea sollozo
sino canto
de madrugada.
Cómo me atrapa
y me quema la piel y los huesos
la vida en excesos,
los besos prohibidos,
el hambre del otro
Que no puedes ponerme en los labios la miel,
porque tengo la saliva hecha de hielo.
Que no puedes decirme “te quiero”
sin que te pregunte después “para qué”.
Fabriqué excusas para planear la huida,
no entiendo de vuelos
pero sí de caídas.
Un día de estos,
cuando se vierta en la copa el recuerdo,
te acordarás de mí.
Vendrá mi risa como un disparo,
un desgarre de guitarra,
un cante de gitano.
Y en el último baile, pensarás:
qué fue de aquella chica,
de aquella chica que conocía aquella noche de verano.
PIENSO EN TI
Pienso en ti.
Te recuerdo en mi cabeza con la autorrecomendación de no dejar
que me empapes el alma,
que solamente te quedes paseando por mis pensamientos.
Llevo arrastrándome tanto por el barro,
que tú me sabes a lino en una piel quemada.
Te diría que eres el conejo blanco
que siguió Alicia para salir de su laberinto
(y meterse en otro).
Eres la boca del lobo
que devoro
con el ansia de quien lleva sin comer meses.
Eres (la) locura
que cometo siendo cuerda
y consciente,
como el cocainómano que busca camino de nieve hacia el cielo
con fugas ya en el tabique.
Despiertas mis instintos olvidados,
como una perra en celo
que se salió de la manada
para cruzarse con un zorro.
Tengo el estómago vacío
y tanta hambre (de ti)
que no me hace falta que me digas «ven»
para que lo deje todo.
DICHO
dicho
del que
vino
a por compañía
dicho
del solo
que volvió
de su vida
a su vida
del vacío
al vacío
dicho
del que
tuvo valor
y voló
dicho
del que
no se dijo
todo
dicho
del que escapó
de su día
del que no se mintió
otra vez
Cómo olvidarte
Enviado por eduardoacuna95 Seguir
Cómo olvidarte, si estás presente en cada momento de mi vida, cómo olvidarte si hasta tus combinaciones de dulce y sal, las llevo presente todo el tiempo.
INESPERADAMENTE
Cuerpo devorado
Despojo de tiempo
Inesperadamente
Doblas la esquina de la noche
Perdiéndote de mi vista
Y el eco de tus pasos
(Ya tiniebla en movimiento)
Es lo único que dejas.
Esa otra calle
Por la que ahora caminas
La imagino desnuda
De púrpuras y amarillos
De rojos y turquesas.
Imagino esa otra calle
Eterna y secreta
De luz oscura
De claridad de sombra
De lejana cercanía.
Inesperadamente
Te deslizas al silencio
Te disipas
Te desvaneces impalpable
Y siembras tus ojos infinitos
En las húmedas estrellas.
ORACIÓN POR MARILYN MONROE
Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra
con el nombre de Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la
huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había
querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y radiactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
-El de nuestras propias vidas- Y era un script absurdo.
Perdónale Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje -insistiendo en maquillarse
en cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.
Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un
baile en Río la recepción en la mansión del Duque
y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Angeles)
contesta Tú el teléfono!
Desde el 21 hasta el 30 de un total de 49 Poemas contemporáneos