32 Poemas de besos 

Bésame

Enviado por namara  Seguir

Ven hacía mi, estrellita marinera!
Entrelazas mis dedos
Y Caminamos juntos en la alameda
De goces y de besos

Inmortalizaremos está noche
Arrímate un poco más y bésame
Con un morreo ,apaciguarme
Lléname este vacío en el pecho

Que las luces del cielo sean testigos
De nuestro tierno amorío
Y Que no se descansen nuestros labios
Aunque sea un momento

Bésame con mucho cariño
Olvídate de ti, y de mi me olvido
Talvez no despertaré mañana
Aprovéchate de mi preciosa

Con los ojos cerrados
Me arropo en tus brazos desnudos
Con afán descansaré en tus besos
No dejes de atarazar mis labios

Ni idea si me arrepiento mañana
Embriagarme en esta sombra
Adornas mi boca con la tuya
Y perfume la con tu ternura

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TUS BESOS

Enviado por ghostgirl  Seguir

Tus besos sabor a miel, a la mas dulce miel,
Tus besos cálidos así como una manta en invierno y el sol en verano
Tus besos que cobijan mis labios haciéndolos simplemente cálidos
Tus besos que me hacen saber que hay amor sin necesidad de palabra alguna
Tus beso que me llevan a volar y me hacen sentir especial
Tus besos tan dulces y con sabor a fresa
Tus besos maravillosos, son un sin fin de sabor
Cuando no los tengo, los deseo y cuando los tengo no quiero un final de ellos,
tus besos me hacen adicta a ti y me enamoran
Tus besos me hechizan, es como una poción pero ahora dime.
¿Qué has hecho conmigo mi amor?
¿Qué tiene tus besos?
Por que a cada rato los recuerdo

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POR UNA MIRADA, UN MUNDO (RIMA 23)

Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.

Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer

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EL BESO

A veces nuestros labios, como locas
mariposas de amor, se perseguían;
los tuyos de los míos siempre huían,
y siempre se juntaban nuestras bocas.

Los míos murmuraban: -¡Me provocas!
Los tuyos: -¡Me amedrentas!, respondían;
y aunque siempre a la fuga se atenían,
las veces que fugaron fueron pocas.

Recuerdo que, una tarde, la querella
en el jardín, llevando hasta el exceso,
quisiste huir, mas, por mi buena estrella,

en una rosa el faldellín fue preso,
y que, después, besé, la rosa aquella,
por haberme ayudado a darte un beso.

Autor del poema: Manuel Ugarte

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Besos sabor a mar.

Enviado por gabl  Seguir

Besos sabor a mar

Siempre serás especial en mi vida,
pese a la distancia o la indiferencia.

La lejanía no impedirá que borre en mí
la imagen de tu cuerpo desnudo
ni la blancura de tu piel.

Tu aroma, tus cabellos sueltos
agitados por la brisa marina,
tus senos erizados, tensos.

Tus besos sabor a mar,
apasionados o serenos.

me acompañarán en el nocturno
paseo por el litoral.

Tampoco mis manos olvidarán
los contornos de tu bella figura,
que recorrían a plenitud y gozo
en explosivos gemidos de placer.

Tus labios apretados a los míos
en conjunción celestial de amor.

libarán de mi boca el néctar
manado de la loca fusión amorosa.

Tus besos sabor a mar,
serán mi vida y mi muerte.

gbl
08/10/2016
Derechos Reservados de Autor

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BESOS

Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica
primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas
anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia
que revientan como claveles de sombra
luego de pronto todos juntos
hundiéndose en tu gruta marina
chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo
perdiéndose como un chorro en el mar
en tu boca oceánica de oleaje caliente
besos chafados blandos anchos como el peso de la plastilina
besos oscuros como túneles de donde no se sale vivo
deslumbrantes como el estallido de la fe
sentidos como algo que te arrancan
comunicantes como los vasos comunicantes
besos penetrantes como la noche glacial en que todos nos abandonaron
besaré tus mejillas
tus pómulos de estatua de archilla adánica
tu piel que cede bajo mis dedos
para que yo modele un rostro de carne compacta
idéntico al tuyo
y besaré tus ojos más grandes que tú toda
y que tú y yo juntos y la vida y la muerte
del color de la tersura
de mirada asombrosa como encontrarse en la calle con
uno mismo
como encontrarse delante de un abismo
que nos obliga a decir quién somos
tus ojos en cuyo fondo vives tú
como en el fondo del bosque más claro del mundo
tus ojos que tú no conoces
que miran con un gran golpe aturdidor
y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme serio
como si viera de pronto en una sola imagen
toda la trágica indescifrable historia de la especie
tus ojos de esfinge virginal
de silencio que resplandece como el hielo
tus ojos de caída durante mil años en el pozo del olvido
besaré también tu cuello liso y vertiginoso como un tobogán inmóvil
tu garganta donde la vida se anuda como un fruto
que se puede morder
tu garganta donde puede morderse la amargura
y donde el sol en estado líquido circula por tu voz y tus venas
como un cogñac ingrávido y cargado de electricidad
besaré tus hombros construidos y frágiles como la ciudad
de Florencia
y tus brazos firmes como un río caudal
frescos como la maternidad
rotundos como el momento de inspiración
tus brazos redondos como la palabra de Roma
amorosos a veces como el amor de las vacas por los terneros
y tus manos lisas y buenas como cucharas de palo
tus manos incitadoras como la fiebre
o blandas como el regazo de la madre del asesino
tus manos que apaciguan como saber que la bondad existe
besaré tus pechos globos de ternura
besaré sobre todo tus pechos más tibios que la convalescencia
y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia
en la mente del sabio
tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar
tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente
inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán
de enterrarnos
calientes como las ganas de vivir
con pezones de milagro y dulces alfileres
que son la punta donde de pronto acaba chatamente
la fuerza de la vida y sus renovaciones
tus pezones de botón para abrochar el paraíso
de retoño del mundo que echa flores de puro júbilo
tus pezones submarinos de sabor a frescura
besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes
y cuando los aprieto se desparraman como el son
en los trigales
tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada
generosos como la alegría de aceptar la tristeza
tus pechos en donde todo se resuelve
donde acaba la guerra la duda la tortura
y las ganas de morirse
besaré tu vientre firme como el planeta Tierra
tu vientre de llanura emergida del caos
de playa rumorosa
de almohada para la cabeza del rey después de entrar a saco
tu vientre misterioso cuna de la noche desesperada
remolino de la rendición y del deslumbrante suicidio
donde la frente se rinde como una espada fulminada
tu vientre montón de arena de oro palpitante
montón de trigo negro cosechado en la luna
montón de tenebroso humos incitante
tu vientre regado por los ríos subterráneos
donde aún palpitan las convulsiones del parto de la tierra
tu vientre contráctil que se endurece como un brusco
recuerdo que se coagula
y ondula como las colinas
y palpita como las capas más profundas del mar océano
tu vientre lleno de entrañas de temperatura insoportable
tu vientre que ruge como un horno
o que está tranquilo y pacificado como el pan
tu vientre como la superficie de las olas
lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas
lleno de irresistible vértigo delicioso
como una caída en un ascensor desbocado
interminable como el vicio y como él insensible
tu vientre incalculadamente hermoso
valle en medio de ti en medio del universo
en medio de mi pensamiento
en medio de mi beso auroral
tu vientre plaza de todos
partido de luz y sombra y donde la muerte trepida
suave al tacto como la espalda del toro negro de la muerte
tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida
fuerte y clara
besaré tus muslos de catedral
de pinos paternales
practicables como los postigos que se abren sobre
lo desconocido
tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo
tensos como un arco que nunca se disparará
tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos
besaré tus ingles donde anida la fragilidad de la existencia
tus ingles regadas como los huertos mozárabes
translúcidas y blancas como la vía láctea
besaré tu sexo terrible
oscuro como un signo que no puede nombrarse sin tartamudear
como una cruz que marca el centro de los centros
tu sexo de sal negra
de flor nacida antes que el tiempo
delicado y perverso como el interior de las caracolas
más profundo que el color rojo
tu sexo de dulce infierno vegetal
emocionante como perder el sentido
abierto como la semilla del mundo
tu sexo de perdón para el culpable sollozante
de disolución de la amargura y de mar hospitalario
y de luz enterrada y de conocimiento
de amor de lucha a muerte de girar de los astros
de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños
de magia negra de anonadamiento de miel embrujada
de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas
de crisol para fundir la vida y la muerte
de galaxia en expansión
tu sexo triángulo sagrado besaré
besaré besaré
hasta hacer que toda tú te enciendas
como un farol de papel que flota locamente en la noche.

Autor del poema: Tomás Segovia

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Un beso.

Enviado por gabl  Seguir


Te ofrezco, por una caricia tuya
darte el cielo, pero no puedo
es de Dios, mejor un beso,
y te regalo el mar…!no lo crees!
¿Qué quieres por un beso?

gbl
16/11/2017
Derechos Reservados de Autor

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Un Beso

Enviado por gabl  Seguir


¡Te di un beso! ¿recuerdas la tarde?
bajo el árbol cómplice de la estancia,
las mariposas revolotean haciendo alarde
libando néctar de flores que escapan fragancia.

gbl
12/09/2017
Derechos Reservados de Autor

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A UNA MUJER

¡Niña!, si yo fuera rey daría mi reino,
mi trono, mi cetro y mi pueblo arrodillado,
mi corona de oro, mis piscinas de pórfido,
y mis flotas, para las que no bastaría el mar,
por una mirada tuya.

Si yo fuera Dios, la tierra y las olas,
los ángeles, los demonios sujetos a mi ley.
Y el profundo caos de profunda entraña,
la eternidad, el espacio, los cielos, los mundos
¡daría por un beso tuyo!

Autor del poema: Víctor Hugo

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POEMA 7

Preguntas cuántos a mí besares
tuyos, Lesbia, sean bastantes y de sobra.
Cuan grande el número de las libisas arenas
en la laserpiciosa Cirene yace,
entre el oráculo de Júpiter flagrante
y el sagrado sepulcro de Bato el antiguo,
o cuantas estrellas muchas, cuando calla la noche,
los furtivos amores de los hombres ven:
tantos besos muchos, que tú beses,
para el vesano Catulo bastante y de sobra es,
los que ni percontar los curiosos
puedan, ni fascinarlos con malvada lengua.

Autor del poema: Catulo

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