43 Poemas peruanos
LOS PASOS LEJANOS
Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce…
si hay algo en él de amargo, seré yo.
Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.
Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.
Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.
LAS TORRES
Brunas lejanías...
batallan las torres
presentando
siluetas enormes.
Áureas lejanas...
las torres monarcas
se confunden
en sus iras llamas.
Rojas lejanías...
se hieren las torres;
purpurados
se oyen sus clamores.
Negras lejanías...
horas cenicientas
se oscurecen,
¡ay!, las torres muertas.
SI ME ESCUCHARAS
si me escucharas
tú muerto y yo muerta de ti
si me escucharas
hálito de la rueda
cencerro de la tempestad
burbujeo del cieno
viva insepulta de ti
con tu oído postrero
si me escucharas
PARÁBOLA
Todo es como una abeja
sobre el florecer
de la eternidad, que comienza
y acaba en cada aparecer.
Todo es como una abeja
sobre el liquen o sobre el laurel:
aquí acude al néctar:
allí huye de él.
¡Alabemos a toda esencia
en Dios, florido y cruel!
¡Labre la muerte su cera!
¡Labre la vida su miel!
ASÍ SEA
El día queda atrás,
apenas consumido y ya inútil.
Comienza la gran luz,
todas las puertas ceden ante un hombre
dormido,
el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.
El tiempo,
la gran puerta entreabierta,
el astro que ciega.
No es con los ojos que se ve nacer
esa gota de luz que será,
que fue un día.
Canta abeja, sin prisa,
recorre el laberinto iluminado,
de fiesta.
Respira y canta.
Donde todo se termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.
NOCTURNO
De Occidente la luz matizada
Se borra, se borra;
En el fondo del valle se inclina
La pálido sombra.
Los insectos que pasan la bruma
se mecen y flotan,
y en su largo mareo golpean
las húmedas hojas.
Por el tronco ya sube, ya sube
La nítida tropa
De las larvas que, en ramas desnudas,
Se acuestan medrosas.
En las ramas de fusca alameda
Que ciñen las rocas,
Bengalíes se mecen dormidos,
Soñando sus trovas.
Ya descansan los rubios silvanos
Que en punas y costas,
Con sus besos las blancas mejillas
Abrazan y doran.
En el lecho mullido la inquieta
Fanciulla reposa,
y muy grave su dulce, risueño
semblante se torna.
Que así viene la noche trayendo
Sus causas ignotas;
Así envuelve con mística niebla
Las ánimas todas.
Y las cosas, los hombres domina
La parda señora,
De brumosos cabellos flotantes
Y negra corona.
JARDÍN
Los árboles cambian
el color de los vestidos
Las rosas volarán
de sus ramas
Un niño echa el agua de su mirada
y en un rincón
LA LUNA CRECERÁ COMO UNA PLANTA
CUARTETO PERSA
Deja la sombra y paz de tus hogares,
ven al huerto de mirras y azahares.
En medio al arrullar de las palomas,
vivamos el Cantar de los Cantares.
Extiende por mi rostro la red de tus cabellos;
enrédame en sus rizos, perfúmame con ellos.
Que brinden, tras la malla de oro ensortijado,
tu boca las sonrisas, tus ojos los destellos.
Cuando la amada sobre mi se inclina
y con su fresca boca purpurina
vierte en el fuego de mis labios fuego,
toco la rosa sin temer la espina.
Que la sonrisa de unos labios? Nada.
Que la mirada de tus ojos? Nada.
Mas no se oculta en nada de la Tierra
lo que se encierra en esa noche nada.
Es locura el amor y poco dura,
mas, quien no diera toda la cordura,
quien no cambiara mil eternidades
por ese breve instante de locura?
FAREWELL
La curva de los mares
dilata el horizonte,
y mi nativo monte
no alcanzo a contemplar
¡En él queda mi alma!
De muerte herida el alma
¡oh patria! te abandono a mi pesar.
Los malos se alborozan
cuando los buenos gimen;
arriba se halla el crimen
ceñido de laurel,
y un César se levanta
que, con inmunda planta,
holló de la República el dosel.
Me arroja al extranjero
mi fe en la Democracia;
allí de la desgracia
me espera amargo pan;
mas ¡patria que amo tanto!
tu nombre sacrosanto
mis labios sin cesar bendecirán.
Amiga cariñosa
del pobre peregrino,
no llores... El destino
nos juntará a los dos
La noche por el cielo
extiende ya su velo...
¡Patria, amores, adiós, adiós, adiós!
LOS REYES ROJOS
Desde la aurora
Combaten los reyes rojos,
Con lanza de oro.
Por verde bosque
Y en los purpurinos cerros
Vibra su ceño.
Falcones reyes
Batallan en lejanías
De oro azulinas.
Por la luz cadmio,
Airadas se ven pequeñas
Sus formas negras.
Viene la noche
Y firmes combaten foscos
Los reyes rojos.
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