43 Poemas peruanos
OQUENDO DE AMAT
Vivía sin corazón;
vivía de su respiro;
tenía, como el gorrión,
el corazón de suspiro.
Cuando bebía su té,
nunca comió su tostada;
era de ayuno y de fe
como una enamorada.
Murió como doce veces;
pedía dinero, bajo;
y brincaba de altiveces
por el mundo y el carajo.
Le nombraban al reír:
todos lo sabían loco:
él juglaba hasta morir,
y uno le pagaba poco.
¡Cómo se volvió prudente
con la sensatez lobuna!
Era tan inteligente
y manso como la luna.
Hizo verso que lloraba
como Dios ha de llorar,
ternura que declinaba
muy antes de comenzar,
como el sol que sí acaba,
que no acaba, en el mar.
SI ME ESCUCHARAS
si me escucharas
tú muerto y yo muerta de ti
si me escucharas
hálito de la rueda
cencerro de la tempestad
burbujeo del cieno
viva insepulta de ti
con tu oído postrero
si me escucharas
PADRE HOMERO
No sabemos si era uno o muchos .
Ni siquiera sabemos si existió o lo inventamos
para dar un dueño y una leyenda
a los poemas que formaron
al mundo en que vivimos.
Las cuencas vacías de sus ojos
iluminan como dos soles
las aguas, las islas y las playas
el mediterráneo.
Tampoco sabemos que las historias
que canto tuvieron raíces
en la historia real o fueron fantaseadas
por su imaginación incandescente.
Yo lo adivino
como un viejecito bondado
soy excéntrico divirtiendo
a niños y ancianos
con fabulosas aventuras
de guerreros y monstruos
en una época inusitada
en que hombres y dioses
andaban entreverados
y las batallas se ganaban
con caballos de madera,
elíxires y agias.
Lo diviso entre sombras y
chisporroteo de fogatas,
en aldeas con olora
vino y aceite,
pulsando su ira
acompañado
por el murmullo del mar
y la resaca,
rodeado de caras expectantes.
Su fantasía y verba
embellecían las anécdotas
que traían los marineros de sus viajes.
EL POETA A SU AMADA
Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado
y que hay un viernesanto más dulce que ese beso
En esta noche rara que tanto me has mirado
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso
En esta noche de septiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos
Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos dormiremos, como dos hermanitos.
POEMA DEL MAR Y DE ELLA
Tu bondad pintó el canto de los pájaros
y el mar venía lleno en tus palabras
de puro blanca se abrirá aquella estrella
y ya no volarán nunca las dos golondrinas de tus cejas
el viento mueve las velas como flores
yo sé que tú estás esperándome detrás de la lluvia
y eres más que tu delantal y tu libro de letras
eres una sorpresa perenne
DENTRO DE LA ROSA DEL DÍA
CUARTETO PERSA
Deja la sombra y paz de tus hogares,
ven al huerto de mirras y azahares.
En medio al arrullar de las palomas,
vivamos el Cantar de los Cantares.
Extiende por mi rostro la red de tus cabellos;
enrédame en sus rizos, perfúmame con ellos.
Que brinden, tras la malla de oro ensortijado,
tu boca las sonrisas, tus ojos los destellos.
Cuando la amada sobre mi se inclina
y con su fresca boca purpurina
vierte en el fuego de mis labios fuego,
toco la rosa sin temer la espina.
Que la sonrisa de unos labios? Nada.
Que la mirada de tus ojos? Nada.
Mas no se oculta en nada de la Tierra
lo que se encierra en esa noche nada.
Es locura el amor y poco dura,
mas, quien no diera toda la cordura,
quien no cambiara mil eternidades
por ese breve instante de locura?
LIED III
En la costa brava
Suena la campana,
Llamando a los antiguos
Bajales sumergidos.
Y como tamiz celeste
Y el luminar de hielo,
Pasan tristemente
Los bajales muertos.
Carcomidos, flavos,
Se acercan bajando...
Y por las luces dejan
Oscuras estelas.
Con su lenguaje incierto,
Parece que sollozan,
A la voz de invierno,
Preterida historia.
En la costa brava
Suena la campana
Y se vuelven las naves
Al panteón de los mares.
NAVIDAD
Tus ojos
unen las manos
como las madonas
de Leonardo.
Los bosques de ocaso,
las frondas moradas
de un Renacimiento sombrío...
El rebaño del mar
bala a la gruta
del cielo, llena de ángeles.
Dios se encarna
en un niño que busca los juguetes
de tus manos.
Tus labios
dan el calor que niegan
la vaca y el asno.
Y en la penumbra,
tu cabellera mulle sus pajas
para Dios Niño.
SOY LUCHITO HERNÁNDEZ
Soy Luchito Hernández
Ex campeón de peso welter.
Poca gente me habla
Hasta oí a alguien
Preguntarme
¿De qué te defiendes?
Y yo hubiera respondido
Si no silencioso fuera:
Más bien te defiendo
De mi luz. Una luz
Que reuní y me friega.
LA DANZA CLARA
Es noche de azul oscuro...
en la quinta iluminada
se ve multicolora
la danza clara.
Las parejas amantes,
juveniles,
con música de los sueños,
ríen.
Hay besos, armonías,
lentas escalas;
y vuelan los danzarines
como fantasmas.
La núbil de la belleza
brilla
como la rosa blanca
de la India;
ríe danzando
con el niño la Muerte
cano.
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