Poemas 

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Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores poemas de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!

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 TOP50 Usuarios TOP50 Yavendrás

LAUDE

Celebremos al amor
como rey y gran señor.

A torrentes manan dél
toda luz y toda miel.
En sus labios toda hiel
da dulcísimo sabor

En la hoguera del sentir
consumamos el vivir,
pues se goza con morir,
si se muere por amor.

Autor del poema: Manuel González Prada

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EN LA ESTRELLADA NOCHE

En la estrellada noche de vibración tranquila
descorre ante mis ojos sus velos el arcano,
y al giro de los orbes en el cenit lejano
ante mi absorto espíritu la eternidad desfila.

Ávido de la pléyade que en el azul rutila,
sube con ala enorme mi Numen soberano,
y alta de ensueño, y libre del horizonte humano,
mi sien, como una torre, la inmensidad vigila.

Mas no se sacia el alma con la visión del cielo:
cuando en la paz sin límites al Cosmos interpelo,
lo que los astros callan mi corazón lo sabe;

y luego una recóndita nostalgia me consterna
al ver que ese infinito, que en mis pupilas cabe,
es insondable al vuelo de mi ambición eterna.

Autor del poema: José Eustasio Rivera

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LAMENTACIÓN DE ARIADNA

No te pierdas, Teseo
vuelve a mí.
La playa está desierta
tengo los pies sangrientos
de correr en tu busca
¿será que me engañaste
dejándome dormida en esta isla?
Perdóname, Teseo
¿Recuerdas nuestro encuentro?
amor eterno me juraste
y yo te di el ovillo
y volviste a la luz
después de haber destruido
al minotauro.
¿Te secuestró algún dios
sintiéndose celoso?
No me inspiran temor
ni Poseidón
ni Zeus
es de fuego mi ira
y se alzará
desde estas aguas
hasta el cielo.
Vuelve,
vuelve, Teseo
no te pierdas
en los laberintos
de la muerte
anda suelto
el ovillo de mi amor
atrápalo, Teseo
vuelve a mí
soy tu tierra
tu luna
tu destino.
Clava en mí tus raíces.

Autor del poema: Claribel Alegría

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NO AJENA A LA MELANCOLÍA

No ajena a la melancolía
Casandra me profetiza la gloria
y el dolor, mientras la luna
emana su orfandad.

Todo parece griego. El viejo Lago
y sus hexámetros. Las inéditas
islas y tu hermosa cabeza
–de mármol -mutilada por la noche.

Autor del poema: Pablo Antonio Cuadra

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EL BAR DE SIEMPRE

Ocurre pocas veces,
apenas en la noche del eco tormentoso
o en el amanecer de luz dañada
como en la oscuridad
y más nocturna.

El humo de mis huellas
se apodera del tiempo, de mi tiempo
envuelve las arañas melancólicas
de los ojos cansados,
sube por las paredes de un sueño mal vivido,
y se llena de voces,
de sillas descoladas y melodías sucias
igual que ceniceros,
igual que un pasadizo
a medio consumir,
hasta que mi conciencia
consigue recordarme
un invierno de nubes primitivas,
como si fuera el bar de siempre.

Por detrás de la barra,
los camareros juegan a las sombras.

De todos los lugares del pasado
la memoria prefiere,
en ese amanecer o en esa noche,
el rincón donde viven
los antiguos, inútiles futuros,
y me levanto de la mesa
de los buenos amigos
para abrazarme a lo que ya no existe,
para darle la mano a los remordimientos,
para cruzar por las conversaciones
donde se habla de mí,
de la parte más negra del infierno que soy,
de las mentiras de mi nombre,
de mi violencia
y mis asesinatos.

Cuando llego a la barra,
después de haber surgido del recuerdo
como puede surgir una serpiente
por la historia vacía de su piel,
alguien cambia de música,
una canción de amor,
y la mujer que sabe de la niebla
me descubre las turbias hazañas de mi vida,
sin esfuerzo ninguno
para ser convincente.

Pero no le hace falta. Igual que a los demás,
ha venido a creérmela,
y le digo que sí, que estaba yo también
en el lugar del crimen, de mi crimen,
justo detrás de ella.
Pude ver con mis ojos
las heridas firmadas por mi mano.

Ocurre pocas veces.
Son ojos más nocturnos que la noche.

La verdad es que suelo
abrir las ventanas
para que corra el aire,
y persigo la luz, cuando ella puede
tener de hospitalario,
y más que mis certezas
valoro un contrapunto de nostalgia,
esa debilidad del corazón
que confía en nosotros

Una rosa debajo de la almohada.

Autor del poema: Luis García Montero

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AMOR MÍO

Las palabras se las lleva
el viento
nada que ver
con mi sentimiento
por ti has de saber
amor mío
que no te miento.

Autor del poema: Jorge Javier Roque

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HASTA LA VICTORIA

Hasta la victoria.
Siempre,
Patria o muerte.

Autor del poema: Ernesto Ché Guevara

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NO PUEDO

No puedo pedir al invierno
que perdone a un rosal;
no puedo pedir a los olmos
que entreguen peras;
no puedo pedirle lo eterno
a un simple mortal,
ni andar arrojando a los cerdos
miles de perlas.

Autor del poema: Shakira

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DESTINO

Quiero que tu cálido cuerpo desaparezca
educadamente y me deje solo en la bañera
porque quiero considerar mi destino.
¡Destino! ¿por qué me encuentras en esta bañera
ocioso, solo, sin lavar, sin siquiera
la intención de lavarme excepto en el último momento?
¿Por qué no me encuentras en lo alto de un poste de teléfonos,
reparando las líneas que van de ciudad a ciudad?
¿Por qué no me encuentras cabalgando a través de Cuba,
un hombre gigantesco con un machete rojo?
¿Por qué no me encuentras explicando máquinas
a pupilos poco privilegiados, españoles negroides,
contentos de que no sea un cursillo sobre escritura creativa?
Vuelve aquí pequeño y cálido cuerpo,
es la hora de otro día.
El destino ha huido y yo te elijo a ti
que me encontraste mirándote fijamente en un almacén
una tarde hace cuatro años
y has dormido conmigo desde entonces.
¿Qué te parecen mis ojos de pescador después de todo este tiempo?
¿Soy lo que esperabas?
¿Acaso estamos demasiado tiempo juntos?
¿Acaso se avergonzó el destino ante la doble toalla turca,
nuestro conocimiento de nuestras pieles,
nuestro amor que es proverbial en todo el bloque,
nuestro acuerdo de que en cuestiones espirituales
yo debo ser el Hombre del Destino
y tú la Mujer de la Casa?

Autor del poema: Leonard Cohen

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A LOS ESTUDIANTES DE LUCHA

Hoy he sido estudiante gritando en la calle
señalando al rey desnudo,
marcando con claveles los pasajes
del libro que te nombra,
la voz a ti debida, corazón coraza.
Hoy he sido estudiante, huérfano y perdido,
arañando la acera si arrastraba
mi cuerpo este levante
que trae esta crisis negra,
tan larga, tan sin ti,
tan azucena sin estambre ni futuro.
Radical, brizna de hierba
que vuela como en el haiku último
del pastor que ha perdido sus ovejas.
Eso he sido: tu grito, tu verdad,
tu puño sin arena que se escape
hacia la tarde.

Y ahora nos vamos, porque somos del camino,
y aunque el otoño marque las horas
con mi tos de insomnio e ibuprofeno
sigo al tanto de tus pasos de gacela
y reservo asiento en el teatro de tu vida,
sabiendo que aunque nos faltan ensayos,
me veré jurándote regreso,
acto 3, escena primera,
la noche de un verano
que aún me espera.

Vuelvo enseguida,
soy el perro, ya lo sabes,
que ladra a los niños que nadan en lo hondo,
el ladrón de la colcha en los inviernos,
el verso en un email, la luz añil
de un viejo iceberg a la deriva.

Vuelvo a ti,
mi oráculo de Delfos,
mi hoguera de San Juan,
mi última parada de un metro que no cierra,
sirena sin mentira ni mal acantilado
que rompa las maderas de mi barco.

Hoy regresé a ti
y fuimos estudiantes,
la vida es tan verdad
como tus manos
curando mi tos gris,
el ala rota de mi sueño,
tanto fracaso.

Autor del poema: Ismael Serrano

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Desde el 1831 hasta el 50 de un total de 50 Poemas

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